|| Capítulo 15 ||

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Pelear contra la bestia.



Kassia.


Las jodidas ramas de varios árboles me habían golpeado en el rostro y me he dañado las piernas con varias de ellas. La suerte no podía venir una jodida vez de mi lado, no. Siempre era golpe tras golpe sin importar qué. No pensaba quedarme siendo la muñeca de cristal, encerrada para ser el puto premio de nadie.

Ya tuve suficiente y prefería morir en el intento que volver a pasar lo mismo. Mientras viva, voy a pelear.

Miré hacia atrás, oí más pisadas a lo lejos y apresuré mi paso. Me bloquearon las calles y las fronteras, igual, sin mis documentos no podía ir a ningún lado.

Abrí los ojos al sentir mis pies perder el equilibrio y caer en un charco de agua, apoyé las manos para que el impacto no sea tan abrupto. El arma cayó hacia atrás al querer enderezarme y tanteé con mis manos el césped con desesperación.

Mierda. ¿En dónde cayo?

La encontré y seguí metiéndome aún más al bosque, sin ver nada y sin saber que tan grande podía ser esta mierda, solo sé que me alejé demasiado. El ruido de las patrullas no se oyó más, y tampoco los pasos detrás de mí.

Me detuve después de un rato, solo pude traer un encendedor que había en la guantera y una navaja. No tenía nada más.

Suspiré y me senté en el suelo.

Apoyé mi espalda contra el tronco de un árbol, cerrando los ojos. Debía esperar a que amaneciera y podría irme con más visión, si seguía así podría caer en algún pozo u otra laguna más profunda.

Encendí el encendedor y alumbré a mi alrededor, busqué un par de ramas pequeñas para hacer una visible vista para mí, pero o exagerada ya que no quería atraer a la gente.

Oí pisadas cercanas y me puse de pie, ocultándome a unos árboles de la fogata. Vi a uno de los oficiales, informó que estuve aquí y que seguirían mañana buscando. Se devolvió y solté todo el aire que pude retener en mis pulmones.

Bien, estaba bien.

—Shh —una mano me cubrió la boca y me arrastró de vuelta a la fogata, creí por un momento que era Khan, pero no, era una voz diferente a la suya —. Te tengo, perra, el señor Elián estará contento de tenerla en sus manos.

Abrí los ojos como plato ante la mención de mi medio hermano, me sacudí para que me soltara, era un maldito oficial de policía quien me sostenía.

—Ahh, mierda —gritó cuando lo mordí en la mano, me empujó al suelo, alcancé la navaja del suelo y la abrí, le dañé la mejilla y lo pateé lejos, se tambaleó, pero no me dio tiempo a ponerme de pie y me clavó su pie en la espalda.

Jadeé de dolor y me apretó más, apoyando todo su peso en mí.

—Le informaré al señor que estas en Manhattan, perra. Recibiré mucho dinero por tu cabeza —se rio, no me dio posibilidad de moverme ya que me estaba aplastando el cuerpo con su pie. Mi aire comenzó a faltar ante la presión bruta sobre mí. Apreté la navaja contra mi mano y traté de cortarle la pantorrilla, pero no podía, no lo alcanzaba.

Me quedé rígida en mi lugar al ver a unos pies de distancia a Khan, entre los árboles.

Bajó la mirada hacia mi dirección y apreté los dientes ante la falta de aire que estaba teniendo, pero él se tomó su tiempo para poder castigarme

Me removí debajo suyo, desesperada, buscando algo de aire.

—Eres preciosa, tal vez podría darte una probada —se hincó, quiso tocarme el rostro y una bala en la mano lo sacó de arriba mío. Me enderecé, arrodillándome para tomar bocanadas de aire con necesidad.

Dulce Castigo [+21] Where stories live. Discover now