CAPÍTULO X

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— ¡Papá! No dejes que me lleven. — corrí lejos de los policías hasta quedar frente a mis padres.

— Louis, estarás bien. — colocó su mano en mi hombro y miró sobre este a los policías. — Esto te enseñará a pensar antes de actuar.

— Ya aprendí, papá. — traté de convencerlo. — No volveré a hacer lo mismo, lo juro, debes creerme.

—  Lo siento, hijo, pero con tus palabras no es suficiente. — acarició levemente mi mejilla y los policías de nuevo me agarraron de los brazos.

— No, no. ¡Déjenme!. — intenté soltarme. — Mamá, ayúdame. — la miré suplicante y ella solo se colocó sus lentes oscuros.

— Adiós, Louis. — agarró a papá y lo llevó de regreso al auto.

Me di por vencido y dejé que me llevaran hacia una camioneta, Zayn estaba sentado ahí, tan tranquilo como si no le preocupara nada.

Cerraron muy fuerte la puerta y ni se inmutó, solo estaba ahí, sentado con la vista fija en el piso. Aparté mi mirada de él y la dirigí hacia la ventana, apoyé mi cabeza en el respaldar del asiento y suspiré cansado.

Sabía que merecía esto, había sido un completo imbécil, un mal amigo, un mal compañero y sobre todo un mal omega.

Cerré los ojos intentando descansar, ya que mis párpados se sentían muy pesados, quizá por la mala noche que pasé. Aún así no dormí, solo lis ojos se mantuvieron cerrados todo el camino y para ser sinceros no sabía exactamente cuánto tiempo había pasado, sin embargo me pareció eterno.

Nos bajaron de la camioneta sin ningún cuidado y pude ver una casa muy antigua, una casa claramente que parecía de época. Era roja e imponente, incluso daba miedo. Hasta podía escuchar alguna música de terror con tan sólo verla.

Nos llevaron dentro y ahí estaban parados en fila tanto omegas hombres y mujeres, perfectamente ubicados y con uniformes color gris, sin vida alguna.

— Buenas tardes, Madame Jessica. — saludo el agente Curtis, parándose así frente a la omega mayor.

— Buenas tardes, agente, leí los documentos de ambos omegas. Ellos están en el lugar correcto, se les enseñará a tener disciplina que tal parece les falta a ambos. — nos dio una mirada muy dura.

— Está bien, entonces todo está en sus manos. Le di los contactos de los padres y el mío, mantenga el contacto, por favor. Es la única solicitud de los padres.

— No se preocupe, ellos estarán bien. Aún así estamos en contacto, que tenga buen día. — inclinó levemente la cabeza como despedida y los alfas de inmediato salieron.

La omega mayor nos veía de pies a cabeza, examinando cada parte de nosotros, lo cual me pareció muy molesto.

¿Quién se cree para verme así?.

— ¿Le importaría si deja de mirarme?.

— Eres como un pequeño perro haciendo algún berrinche, no seas patético, niño. — rió sin gracia y volteó a mirar a las omegas que estaban vestidas del mismo color que ella. — Llévenlos a sus habitaciones y que vistan el uniforme, luego los mandan a mi oficina. — ordenó y se fue.

— Síganme, por favor. — una omega de cabello rubio nos habló e hizo una seña para que la siguiéramos y así lo hicimos.

— Esto parece un convento.

— Lo era, ahora solo es una correccional de omegas. Aunque Madame Jessica si es monja, pero es algo extraña. Así que no la hagan enojar, no si no quieren ir a la habitación de castigo. — me respondió de inmediato. — Solo soy voluntaria, así que no llevo mucho tiempo aquí y en este poco tiempo he escuchado muchas cosas malas de esa habitación.

「𝙇𝙤𝙪」©ミ 𝙇𝙖𝙧𝙧𝙮 𝙎𝙩𝙮𝙡𝙞𝙣𝙨𝙤𝙣 (𝙎𝙞𝙣 𝙚𝙙𝙞𝙩𝙖𝙧)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora