☁︎ 𝙲𝚊𝚙𝚒́𝚝𝚞𝚕𝚘 𝙸𝙸 ☁︎

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Aquel día tan esperado había llegado, un lunes que empezaba con un lindo clima en Lima, estaba fresco y un poco nublado a pesar de ser finales de mayo

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Aquel día tan esperado había llegado, un lunes que empezaba con un lindo clima en Lima, estaba fresco y un poco nublado a pesar de ser finales de mayo.

Nuestro conocido chico de 22 años dormía plácidamente en la cama de su habitación, enrollado en su cobija cómo si se tratase de una oruga, aquellas pastillas para dormir que había ingerido el día pasado parece que funcionaron de maravilla, o bueno, tal vez la falta de un buen sueño en los días anteriores podría ser la verdadera razón, aún así, no llegamos al punto para que él esté dormido en la hora pautada para recibir al chico de ojos miel en el aeropuerto.

En fin, de todos modos las 5 alarmas que emitió su teléfono no funcionarían para despertarlo, estaba más tieso que pan de 3 días, entonces aunque quisiera no podría levantarse, estaba prácticamente dopado.

Pero a pesar de que el aparato no funcionó, no importaba mucho la presencia del peli negro en aquel lugar, el castaño, que conocía de pies a cabeza al mayor, tenía un plan B en caso de que Duxo no pudiera ir (o llegara tarde como de costumbre) a recogerlo.

Su buen amigo C3jo.

Que también vivía en Lima y ayudaría al menor (en edad) a llevar la PC de la casa del técnico al departamento de Duxo con su nuevo auto de color naranja. Aunque se pensó en hacer más tarde, después de que Aquino pudiera cambiarse y al menos desayunar después del viaje, pues eran más de las siete y media de la mañana. Cosa que por las circunstancias cambió de rumbo y tuvo que verle más temprano.

Mientras conducía el chico rubio, el ojiámbar que se encontraba en el lado del copiloto decía entre bostezos una disculpa por la llamada temprana y fuera de lo que se había planeado antes, cosa que en respuesta obtuvo un "No te preocupes" de la voz suave y grave del contrario.

— ¿Y que tu crees que le pasó ahora?

¿A quién? ¿A Duxo? — le preguntó el castaño con la boca llena de yogurt con cereal que le brindó su buen amigo amante de los acuíferos.

Pues si pe', ni siquiera responde las llamadas, hasta casi que parece que se murió — respondió mientras bufaba una risa.

El contrario se quedó pensativo mirando el envase que sostenía, luego casi con desespero busca en los bolsillos de su pantalón con una de sus manos hasta encontrar un llavero y menearlo para llamar la atención de su amigo conductor — No importa si tenemos esto, podemos entrar sin problemas — dijo mientras esbozaba una sonrisa.

¿Son de Duxo? — inquirió a lo que en respuesta obtuvo a un joven Aquino asintiendo, cosa que le sorprendió un poco y lo dejó algo extrañado, pues la confianza que le tenía su amigo al ojiámbar se sentía bastante abrumadora al dejarle en su poder algo tan personal, no evitaba tener el pensamiento de "Vaya nivel" aunque tratara.

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37 °C junto a ti | DuxinoWhere stories live. Discover now