☁︎ 𝙲𝚊𝚙𝚒́𝚝𝚞𝚕𝚘 𝙸𝙸𝙸 ☁︎

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Esto es continuación directa del capítulo anterior

Luego de dejar de poder ver a sus amigos en su campo de visión, Aquino entra al departamento y cierra la puerta detrás de él con cuidado, camina silenciosamente hacia el sofá café de aquella sala y se recuesta boca arriba mirando al techo de color...

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Luego de dejar de poder ver a sus amigos en su campo de visión, Aquino entra al departamento y cierra la puerta detrás de él con cuidado, camina silenciosamente hacia el sofá café de aquella sala y se recuesta boca arriba mirando al techo de color blanco con intensidad. "¿Qué hago ahora?", se decía a sí mismo en sus adentros, dudaba de ir a despertar al chico porque aún era temprano ya que eran las 10:37 AM.

"¿Debería ver qué cocinar para el almuerzo? O ¿Debería ir a chequear a Duxo y después pedir instrucciones de que hacer?, ¿Debería salir a comprar?, ¿Tomar una ducha? ¿Dormir un rato?"

Ahg, mejor veo que cocino — susurró para sí mismo y se decidió finalmente por aquello.

El castaño se levantó del sofá más calmado y se dirigió a la cocina como si de su casa se tratara, a pesar de que era la tercera vez que visitaba a Duxo y la primera en la que se planea quedar unas noches, Aquino se sentía en confianza mientras se hospedaba allí, tampoco era la primera vez que cocinaba para el mayor, de hecho, por la flojera de hacerlo él mismo, le mandaba a preparar lo que comerían aunque la mayoría del tiempo terminaban pidiendo un delivery.

Ambos eran muy flojos a veces.

Volviendo al menor, estaba revisando la despensa y refrigerador, se dispone a cocinar algo sencillo como un estofado de pollo con arroz blanco, nada del otro mundo, por lo que empieza a pelar y picar las zanahorias. Rogaba por tener todo listo antes de que Duxo despertara.

Al abrir la puerta con delicadeza y paciencia notó el bulto gigantesco de una cobija en la cama, las luces apagadas y unas cortinas negras que opacaban con casi totalidad la luz del sol que emanaba de las ventanas

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Al abrir la puerta con delicadeza y paciencia notó el bulto gigantesco de una cobija en la cama, las luces apagadas y unas cortinas negras que opacaban con casi totalidad la luz del sol que emanaba de las ventanas.

Se acercó con sigilo a un filo descubierto de la cama y se sentó mirando al mayor, extendió con duda su mano hacia lo que parecía su hombro, pero se quedó en blanco por unos segundos, su extremidad titubeante hacía un movimiento de vaivén que no se detuvo hasta que aquél bulto empezó a moverse.

Quedó inmediatamente estático y sólo miraba cómo el de cabellos azabaches se sentaba en la cama, achinaba los ojos y movía la mano a su mesita de noche buscando sus anteojos que se suponía debían estar allí, cosa que no pasaba por lo que gruñó y soltó algo dormitado algunas maldiciones.

37 °C junto a ti | DuxinoTempat cerita menjadi hidup. Temukan sekarang