III : Curious

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Pero Sana y Nayeon no volvieron a hablar a la mañana siguiente, ni la siguiente de esa

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Pero Sana y Nayeon no volvieron a hablar a la mañana siguiente, ni la siguiente de esa. Sino que con el pasar de los días y las clases extra que la coreana parecía tomar a propósito desde ese día, con el único objetivo de evitarla, se alejaban más.

Y no es que la japonesa no lo hubiera intentado, al principio creyó que se trataba de una de las rabietas de su amiga pero, luego de una semana entera en la que la castaña apenas y la miraba, su desesperación la llevó a tomar medidas que al final, no la llevaron a nada.

Ni siquiera Momo, siendo su propia hermana quiso darle una explicación clara de lo que ocurría con la coreana, alegando que sus problemas debían resolverlos entre ellas, que debía darse cuenta por si misma de lo que le ocurría a Nayeon y dejar de presionarla.

Pero todas sabían lo despistada que era la pelinegra para eso, por lo que buscó otra forma de llamar su atención, ideando un plan que le imposibilitara a la coreana, la idea de escapar.

Al ser la amiga más cercana de la castaña, y tener el aprecio y confianza de sus padres, uno de los privilegios que tenía era el poder llegar a casa de esta sin previo aviso, sabiendo que luego de saludarla los señores Im la invitarían a quedarse el tiempo que quisiera y después la dejarían como en su casa.

Pero al pasar tantos días sin tener noticias a propósito sobre ella, lo último que esperaba Nayeon era encontrarse con la japonesa sentada en la orilla de su cama con la mirada fija en la oscuridad que empezaba invadir la habitación cuando entró. —¡¿Sana?! — Jadeó al encender la luz, llamando la atención de la nombrada. —¿Que haces aquí? — Preguntó después de cerrar la puerta, aunque sabía que sus padres no estaban.

Era verdad que estaba sorprendida, luego de varios días ignorando de forma aparentemente injustificada a la chica era obvio que esta buscaría la forma de obtener explicaciones, pero encontrarla allí fue algo que no consideró jamás.

Y honestamente no sabía que esperar, pero definitivamente aquel rostro inexpresivo y esa mirada tan intensa dirigiéndose a ella, no encabezaban su lista. —¿Porque nunca me lo dijiste? — Le preguntó la japonesa acortando cada vez más su distancia mientras ella retrocedía.

No tenía idea de porque aquella imagen la estaba intimidando tanto, y cuando su espalda chocó con la pared, maldijo para sus adentros al verse atrapada entre esta y el cuerpo de la más alta. —¿Q-que exactamente? — Cuestionó con la voz temblorosa, aunque se esforzó por verse tranquila, pero desde allí había empezado a fallar, pues no sabía a lo que se refería la menor.

El como te sientes por mí. — Respondió Sana rápidamente, y sólo cuando Nayeon la tuvo frente a frente se dio cuenta de que, era la primera vez que veía a Sana actuar de aquella forma, dejándole a su mirada todo el trabajo de comunicar sus emociones, y que había cambiado el color de su cabello.

Ya no estaba aquel color azabache que conocía bastante bien, ahora sus mechones eran de un pálido naranja que la hacia lucir mucho más madura, y fue a lo que la coreana se aferró para no aceptar que una vez más había perdido contra su belleza. —No sé de que estás... — Trató de decir siendo interrumpida por la mano de Sana sobre su boca, con su pulgar recorriendo sus labios de corazón y su hambrienta mirada siguiéndolo.

Lovely Idiot || SaNayeonWhere stories live. Discover now