Sanayeon [Mini Fic] ✓
Nayeon se enamoró de su mejor amiga; pero esta es una "idiota" incapaz de entenderlo.
Hasta que se le hace imposible seguir ocultando lo que siente...
Hasta que se aleja de ella sin razón aparente...
Hasta que motivada por su c...
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Nayeon no se sorprendía de lo creativa que podía llegar a ser su novia, por supuesto que luego de haberla acompañado entre tantas aventuras en el pasado ella era la mas indicada para dar fe de ello, pero el plan de súper espías y cupidos que le había propuesto, superó todas sus expectativas.
Era por eso que ahora se encontraba concentrada en lo que veía a través de sus binoculares mientras estaban escondidas detrás de un arbusto, con la japonesa pegada a ella intentando averiguar si todo marchaba bien. —¿Y bien? ¿Ahora que sigue? — Escuchó la voz de la contraria, quien intentaba llamar su atención, desesperada por saber lo que ocurría dentro de aquella sala de práctica en la que se encontraba la peligris.
La coreana inspeccionaba el área buscando algún rastro de su segundo objetivo, Yeji, a quien habían citado con la intención de que ella y la ojiverde menor solucionaran sus diferencias, ignorando por completo lo que pasaba por la mente de su novia. —Hay que... — Empezó a decir, deteniéndose al sentir como la mano de la menor irrumpía debajo de su falda. —¡Sana! ¡Comportate! — Pidió alejando la mano intrusa de ella, concentrándose una vez mas en sus objetivos, mientras la japonesa hacía un tierno puchero.
—Lo siento bunny es que me está enloqueciendo tu falda. — Confesó mirándola con ojos de cachorro, a lo que Nayeon soltó una risita.
—Solo resiste un poco más bebé, estamos aquí para ayudar a Ryujinnie y Yeji ¿Recuerdas? — Dijo dejando un pequeño beso en su puchero y una suave caricia en su mejilla. Sana siempre se veía completamente adorable con sus labios rosados abultados y su ojos brillantes y vivaces suplicando por atención, pero en aquel momento gracias a la ocurrencia de pintar su rostro con fango cual guerrera, lucía mucho más tierna a los ojos de la mayor.
—¿Quien me manda a ser tan idiota? — La escuchó decir entre dientes, sacándola de su ensimismamiento.
—¿Huh? — Cuestionó, sin entender a lo que se refería, esperaba que no tuviera que ver con su vestimenta pues no lo había hecho adrede, aunque muriera por volver a sentirla, pero sacudió su cabeza consciente de que no era el momento de pensar en ello.
—Nada amor, mas bien dime como marcha todo. — Pidió la pelinaranja, abrazándola por la espalda recostando su mentón en su hombro, con su mirada fija en su perfil.
—Aún no hay acción, Yeji no llega y Ryujin sigue inmersa en su práctica. — Contó Nayeon entendiendo la impaciencia de la japonesa, el plan era que tan pronto como Yeji llegara, la dejarían encerrada junto a la peligris hasta obtener un buen resultado.
—Ella es buena en eso, le encanta bailar. — Comentó Sana sonriendo orgullosa de su joven amiga, llamando la atención de Nayeon que la observó con admiración.
