VII : My Love

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Y cuando los besos, las caricias y cada una de las palabras de Sana la hicieron sentir la mujer más amada, deseada y especial del planeta, Nayeon confirmó que realmente la japonesa le había hecho el amor

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Y cuando los besos, las caricias y cada una de las palabras de Sana la hicieron sentir la mujer más amada, deseada y especial del planeta, Nayeon confirmó que realmente la japonesa le había hecho el amor.

Quizá fue por la forma en la que sin ninguna prisa la desnudó, aún con la ansiedad invadiendo su mirada, por la delicadeza con la que recorrió su piel con sus labios, haciéndola experimentar sensaciones que desconocía por completo, o tal vez fue el amor que junto a la excitación, jamás dejó de brillar en sus ojos.

Sana se preocupó por no lastimarla en todo momento, por hacerla sentir amada y especial, como la única a la que se había entregado en cuerpo y alma, y por primera vez Nayeon sintió lo que era llegar al cielo en la mirada de alguien más.

Terminando entre los brazos de la japonesa, que permanecía sentada en la cama rodeando su cuerpo sin ningún deseo de dejarla ir.

Nayeon podía sentir su piel cálida y aún con los rastros de sudor en ella, pero todo eso dejó de importarle cuando se recostó en su pecho y escuchó el latido de su corazón. Cerrando sus ojos mientras Sana jugaba con su cabello y admiraba con fascinación cada centímetro de su rostro y su cuerpo entero.

Eres tan preciosa Nay. — La voz de la japonesa llenó la habitación, a la vez que presionaba sus labios en su frente y dejaba caricias en su brazo y espalda, moviendo de arriba a abajo su mano.

Sin ninguna prisa, sin ningún miedo, sin nada más que no fuera amor.

Ya me dijiste eso. — Respondió Nayeon, soltando una risita sin atreverse a abrir sus ojos, recibiendo un nuevo beso en sus labios entreabiertos, llevando su mano hasta el cuello de Sana, no buscaba profundizar su beso, le encantaba cuando no había lujuria en sus besos, le hacia sentir que sus sentimientos crecían, y no había nada mejor que eso.

Te amo. — Volvió a decir la japonesa, rozando su mejilla con su nariz antes de dejar sobre ella un corto beso.

Y Nayeon no pudo evitar que su corazón se acelerara al escucharla. — Y eso también. — Rió suavemente impartiendo suaves caricias en el cuero cabelludo de la contraria.

Sintió como el agarren en su cuerpo se intensificaba, y como Sana enterraba su cabeza en el hueco de su cuello. — Pues jamás dejare de decírtelo, mi amor. — Susurró en su oído, despertando todo tipo de sensaciones en ella.

Mi amor. — Contestó con una genuina sonrisa de felicidad en su rostro, alejándose un poco de la japonesa para después atrapar sus labios en un nuevo beso. Era increíble como aún después de haberse besado tanto ese día, de haberse explorado y sentido, seguía queriendo más.

Fue un beso más especial de lo que quería admitir, ese tipo de besos que no necesitan más que un par de labios sobre los otros y los sentimientos que transmiten para ser recordados siempre, un beso que estaba por ser definido como mágico, hasta que escucho la risita de la menor. — ¿De que te ríes? — Preguntó alejándose de ella para mirarla con el ceño ligeramente fruncido y sus labios abultados.

No quería pensar que la japonesa se reía de ella y su repentina dulzura al besarla, y habría montado toda una escena de drama si no se hubiera encontrado presa de aquellos brazos y aquel cálido cuerpo alrededor del suyo.

Es que... ¿No se supone que tenías sueño? — Respondió la menor finalmente, provocando que repentinamente sus mejillas se sonrojaran.

Sabía que la pelinaranja tenía razón, por eso sonrió sintiendo como su rostro se encendía más, sintiéndose absurda pues literalmente estaba desnuda entre sus brazos como para que un comentario como ese lograra avergonzarla. Así que volvió a besarla despacio, concentrándose en sentir su sabor por completo. — Creo que quedó claro que tenía muchas más ganas de ti. — Dijo aprovechando el aturdimiento de su novia al ser besada de aquella forma otra vez, para volver a recostarse en la cama y atraerla consigo, juntando sus frente en busca de aire.

Pudo escuchar como la japonesa suspiraba en sus labios, y sintió como su sonrisa se ensanchó pues esta rozó su boca ante la cercanía, rozando sus narices con inocencia.

Pero no paso mucho tiempo cuando sus labios recibieron más besos, y sin importarle las marcas que dejaba en la espalda y hombros de su novia, tuvo más de un orgasmo luego aquella corta charla, lo que terminó con ambas profundamente dormidas a causa del cansancio y el placer.

Sana dejándola usar su brazo como almohada, y su cuerpo como manta para que no pasara frío, una sensación que la hizo dormir mejor que hace mucho tiempo.

Sana dejándola usar su brazo como almohada, y su cuerpo como manta para que no pasara frío, una sensación que la hizo dormir mejor que hace mucho tiempo

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Lovely Idiot || SaNayeonTahanan ng mga kuwento. Tumuklas ngayon