IV : Obvious

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—Si sé lo que es el amor, Nay

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—Si sé lo que es el amor, Nay... — Tan pronto como aquella confesión salió de los labios de la japonesa, Nayeon salió del agarre en sus manos como si aquella piel quemara sobre la suya. Mientras que Sana simplemente le regalaba una pequeña sonrisa sin ningún otro significado que no fuera sinceridad. — Conozco esa sensación que tanto describen los enamorados. — Fue como si su cabeza diera vueltas y la comida en su estómago quisiera devolverse, lo único que podía imaginar la coreana era que Sana estaba refiriéndose a alguna de sus citas de una noche y no pudo sentirse más asqueada que otra cosa.

No te burles de mi Minatozaki, mejor vete y... — Pidió apretando sus labios sin atreverse a mirarla. Realmente quería a Sana pero no aceptaría que ni siquiera ella se burlara de sus sentimientos o pisoteara su dignidad de aquella forma.

Quería llorar, quería gritar y quizá dejar un par de golpes en el cuerpo de su compañera para hacerla entender de una vez por todas, pero todo eso deseaba hacerlo a solas, donde nadie la juzgara o señalara por su derrota en una guerra que jamás tuvo esperanza de ganar, contra la personalidad demasiado libre de Sana.

Por eso tragó el nudo en su garganta, armándose de valor y fuerzas para volver a intentar mirarla y levantarse, alejándose un par de pasos de ella, buscando las palabras para enfrentarla. — Estoy cansada Sanake. — Y no era del todo una mentira, su cuerpo estaba agotado por las actividades que había llevado a cabo los últimos días, y su mente que no hacía más que pensarla día y noche aún cuando hacía todo por evitarlo, la habían dejado en aquel estado. — Te prometo que ya voy a dejar de ignorarte y volveré a sentarme contigo, incluso te perdonaré por leer mi diario y todo volverá a ser como antes... Ahora que lo sabes no tengo nada más que ocultar, pero en este preciso momento, te pido por favor dejame dormir ¿Si? — Suplicó dejando a la vista cada una de las frustraciones que prometía olvidar.

Pero a pesar de tenerla frente a ella con el corazón y el alma abiertos, Sana no estaba dispuesta a aceptar una evasiva más, precisamente porque era la primera vez que la tenía frente a ella sin ninguna de las máscaras que ella conocía a la perfección.

Lo que la llevó a reaccionar y levantarse rápidamente, encarándola sin ninguna vacilación en su rostro, su mirada o su voz. — No... — Susurró tan suavemente que la coreana incluso dudo de escucharla, pero siguió hablando y también acercándose, con la diferencia de que esta vez Nayeon no se movió ni un centímetro. — ¿Y si te digo que no quiero que las cosas sean como antes? — Cuestionó en modo juguetón y sólo cuando la tuvo a centímetros de su rostro Nayeon reaccionó poniendo una mano sobre su abdomen para detenerla.

Sana... — Murmuró arrepintiéndose tan pronto como sintió el marcado abdomen de la japonesa bajo su palma.

El carmesí que se extendió por sus mejillas y llego hasta sus orejas fue un deleite para la mirada de Sana, que apretó sus labios y sus ojos antes de volver a mirarla, luchando contra las ganas de lanzarse a sus labios y hacerle entender todo de una vez. — ¿Nunca te preguntaste porque siempre prefería ir contigo en lugar de alguno de los chicos a esos bares? ¿Todas esas veces que besaba esas chicas frente a ti, que las acariciaba, que las hacia gemir mi nombre consciente de que tu nos escucharías? — Podía sentir la presión aumentar en donde reposaba la mano de la coreana, y un vistazo le confirmó que esta se encontraba empuñando la tela de su camisa favorita.

Lovely Idiot || SaNayeonWhere stories live. Discover now