Capítulo 1

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¿Cómo soltar algo donde alguna vez fuiste tan feliz?

Las horas de clases han llegado a su fin sin darme cuenta, a lo largo de este día me he mantenido distraída muy lejos del presente. Puede que las tortuosas horas sentada en un salón mirando al reloj rogando porque el tiempo transcurra con velocidad haya terminado no quiere decir que quiera celebrar del todo. Es mi último día como estudiante de este lugar y muy dentro de mí me hará falta.

El instituto no es algo que atesore por completo, pero sé que existen seres extraños que, de alguna manera, sí disfrutan pasar su tiempo en este lugar junto a compañeros y amigos. Lastima que no soy una de esas personas.

En realidad, soy de las que muy poco tienen buenos recuerdos de este sitio, y no es porque haya sufrido de burlas o malos ratos, es por el simple hecho que me gusta mi soledad y vivir fuera de los bullicios sociales.

Sí, puede que parezca típico, y hasta puede que parezca que solo quiero llamar la atención para parecer interesante, pero la verdad es otra muy diferente, siempre he pensado que entre más irrelevante sea, mucho mejor.

Por lo cual, puedo decir con toda seguridad que no tengo amigas o amigos que me vayan a extrañar. No hay alguien de esta jaula de adolescentes que pueda siquiera soltar un lamento por mi partida.

—¡Wagner, espera! —El grito desesperado de uno de mis compañeros me hizo detener. Me giré hacia aquella voz encontrándome con el chico rarito de la clase.

Bueno... tal vez sí lo hay.

—¿Qué necesitas? —respondí, con tono gélido. El chico me vio algo apenado—. ¿Pasa algo malo? —negó ante mi pregunta.

—Solo quiero darte esto —Metió su mano en el bolsillo de su pantalón y sacó un llavero—, sé que te gusta andar en tu Skate, así que quise darte un pequeño regalo para que no me olvides. —Las últimas palabras me hicieron sorprender. El chico acercó el presente con timidez y yo lo tomé segura.

Se trata de un llavero con un dije de patineta dorado que tenía las iniciales de mi nombre. Algo dentro de mí se sintió bien, hasta puedo decir que un latido algo fuerte sonó en mi pecho.

—Gracias, Jordan. Es un lindo gesto por tu parte —Le dediqué una pequeña sonrisa y guardé el llavero—, aunque, no pensaba olvidarte. Alguien tan raro como tú no se olvida tan fácilmente. —agregué, tratando de sonar sincera. El chico se sonrojó por mi extraño halago.

—¿E-en serio? —preguntó, nervioso. No pude evitar sentir ternura ante su cara sonrojada a punto de estallar.

—En serio, Jordan, ¿es tan difícil de creer? ¿Tan cruel he sido? —solté, un poco divertida. El chico negó lo último de forma desesperada.

—No, para nada, Wagner. Aunque debes de admitir que muchas veces has sido un poco dura... —comentó un tanto nervioso. No pude evitar soltar una pequeña risa.

—Ya me tengo que ir, cuídate.

—Oye, no pretendía ofen...

—No, déjalo —interrumpí—. No me ha molestado, en realidad me ha dado ternura —Sus ojos se humedecieron ante mi confesión—. Jamás vuelvas a doblegar ante nadie, Jordan. Eres muy bueno para que sufras tanto. Mejor toma un poco de mi dureza y haz algo con ella.

—Cherry... yo... —No dejé que continuase hablando, así que me acerqué a él y le di un corto beso en su mejilla.

—Hasta pronto. —Le detuve su hablar, no quería que soltase algo que tal vez no sepa manejar. No deseo que este chico se quede con una mala imagen de mí.

Un destino junto a ti (Reescribiendo)Tahanan ng mga kuwento. Tumuklas ngayon