Capítulo 3

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Todos en este mundo estamos corrompidos con algo de malicia

—Y recuerda, cariño, presta atención en las clases e intenta seguir el ritmo. Tienes que adelantar muchas cosas. —aconsejó papá. Desde que salimos de casa no ha dejado de hablar sobre ser la alumna estrella y la mejor.

Había iniciado bien el día bromeando junto a él, pero cuando habla de este estilo de cosas puede llegar a molestar un poco. La verdad no le estoy prestando la suficiente atención, solo escuché algunas que otras palabras, y asentí en diversas ocasiones aparentando el mayor interés. Pero lo cierto es que estoy entretenida viendo las calles intentando aprender el camino hacia el colegio.

Habría preferido venir caminando, así hubiera podido aprender mucho mejor la ruta, pero también tengo en cuenta que a mi padre le gusta este estilo de cosas, se le veía deseoso en desearme lo mejor y darme algunos consejos.

—¿Has entendido, Cherry? —preguntó. Yo giré mi vista al frente.

—Claro, papá, entendí todo. —contesté aparentando normalidad—. ¿Algo más que debería saber?

—Bueno, esto no es sobre el colegio, pero es importante —capturó mi atención por completo—. Tal vez cuando regreses a casa te encuentres a la chica que será nuestra empleada doméstica. Ella cocinará, limpiará y hará unas que otras tareas del hogar. —informó tranquilo. No pude evitar sorprenderme ante eso.

—¿Empleada doméstica? —inquirí. Él asintió—. Nunca hemos necesitado una.

—Antes no nos habíamos mudado —señaló lo obvio—. La contrate mientras te acostumbras al horario y las actividades que tengas pendientes. Esto no quiere decir que no tendrás responsabilidades del hogar, es solo provisional.

—De acuerdo.

En estas situaciones intentaría refutar en contra, sin embargo, mi padre tiene razón. Esto me será de ayuda hasta que pueda hacerme cargo de todo, incluyendo las labores de la casa, las cuales no son tan difíciles ya que somos dos, pero al fin de cuentas no deja de ser un trabajo.

—Hemos llegado a su destino, señorita —El enorme edificio se veía imponente por la ventana. Solté un suspiro repentino—. Suerte. —agregó dedicándome una de sus mejores sonrisas. Yo se la devolví.

—Gracias, la necesitaré —Me acerqué a él y lo abracé rápidamente. Sentí un beso en mi cabeza—. Hasta luego. —Sin más que decir salí del auto y cerré la puerta. Luego mi padre se fue dejándome sola en esta nueva jaula adolescente.

Me giré hacia la gran construcción encontrándome con montones de personas entrando al lugar, algunos iban apresurados mientras otros hablaban animadamente, ignorando el hecho que van hacia una tortura.

Tomé una pequeña bocanada de aire y luego la solté intentando relajar mis nervios por iniciar una nueva etapa escolar.

Los pasillos estaban aún más atestados de alumnos, haciendo difícil caminar de manera adecuada, no sé si es que los pasillos son muy pequeños o hay demasiadas personas, lo que sé es que esto parece un corral de ganado.

Intenté no pensar en ello, lo único que me interesa ahora es ir a la dirección para que me orienten en lo que tengo que hacer, por lo cual, no es una opción perder los estribos tan pronto.

Sin embargo, toda esta situación me lo está poniendo difícil. Puedo sentir algunos roces desagradables, sin olvidar la cantidad de personas invadiendo mi espacio personal. Mi capacidad de moverse llegó a ser casi nula, así que mi molestia aumentó.

¡Me cansé!

Quise intentar abrirme un espacio entre tanta gente sin importarme empujar a algunos en proceso. Pude escuchar quejas por mi acción, pero lo ignoré, no estoy para lidiar con toda esta basura.

Un destino junto a ti (Reescribiendo)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora