20. Cuevas.

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Ella ya sabía lo que venía luego de sus palabras, la negación de Owen. Siempre sucedía lo mismo con ellos y aun así ella seguía tratando de pelear contra eso. Decía una idea descabellada y Owen se negaba de todos los modos posibles, hasta que terminaba sucediendo y nada podía hacer el soldado. No quería ser cruel con él, pero tenía ese efecto con todas las personas. Tenía ideas locas que nadie podía detener y normalmente funcionaban, como también a veces fallaban.

—No... ¡Es una locura! ¿No estás pensando en lo que podrían hacer con eso? No voy a dejarte hacer algo así —comenzó Owen, pero obviamente Molly no lo estaba escuchando. Estaba pensando a quien podía llevar al bosque y pocas personas llegaban a su mente.

Le hubiera servido mucho Blood, pero tenía que sacarla de su mente con mucha amargura. Dexter, seguramente iba a servirle si necesitaban tratar con su sangre. Pensó también en Sally, ayudando con el tema de los medicamentos y luego se le ocurrió una locura.

—Iré con Dexter. Estaba pensando en Sally pero ella necesita quedarse con Went por si se encuentra mal, tendrá que explicarnos como son los medicamentos que necesita y también iré con Moritz.

Eso si que hizo enojar a Owen, se giró hacia ella con furia en sus ojos verdes y ella supo que le iba a costar mucho convencerlo de aquella locura. Él no entendía y Molly quería ponerlo en su lugar un minuto. Ella lo quería lo suficientemente para cometer locuras por él, por su salud.

—No. Eso es si que es una locura..

—¿Por qué? Moritz me llevó al bosque cuando era pequeña y estoy segura que la gente lo respeta como todos lo hacíamos. No confío en él pero lo necesitamos —trató de hacerle ver a Owen lo obvio. Odiaba cuando él le hacia esas cosas, no tenían nada que perder en ese momento—. Te necesito conmigo, Owen. Went también te necesita y no puedo, no voy a hacerlo sin ti.

Él se quedó en silencio por unos largos minutos mientras pensaba en la locura que iban a hacer, Molly lo dejó tranquilo. Su cuerpo estaba agotado, pero no su mente. Pensaba en todas las posibilidades para enfrentar a los Perdidos y en las cosas que podían utilizar si ellos le dejaban usar su sangre como trueque. Quería ver al jefe de los Perdidos y preguntarle tantas cosas que no sabía. Como también quería volver a hablar con Moritz de tantas cosas que ella no podía responderse. Owen suspiró lentamente, refregándose los ojos ante un obvio cansancio y Molly supo que él había aceptado la misión.

—Dos condiciones —comenzó él, levantando su mano y deteniendo la emoción que estaba sintiendo Molly en ese momento—. Ante cualquier movimiento extraño de Moritz lo abandonamos. Y no irá Sally, no quiero que nada le pase.

Molly no dijo nada, simplemente asintió contenta por el apoyo de Owen en aquella misión, se notaba que ambos estaban buscando lo mismo. Comentó que iba a buscar a Sally para preguntarle sobre los medicamentos y Molly comenzó a caminar al lugar que menos deseaba ir: las mazmorras.

La última vez que había estado ahí era por Went y nuevamente volvía a entrar a aquel lugar húmedo por él. Sonrió de lado sin poder evitarlo, a veces se hacían las cosas más delirantes por amor. Moritz estaba donde ella creía que iba a estar, junto al calabozo de su padre leyéndole. No sabía qué relación tenían esos dos, pero jamás se lo preguntó. Se parecía mucho a la relación que tenían Went y Owen, si Molly lo pensaba bien.

Moritz leía la biblia, pudo reconocer Molly, y se mantuvo en silencio mientras escuchaba la voz de su tutor leyéndole a su padre. Aquello siempre le había dado mucha tranquilidad y por un momento creyó que estaba volviendo a las épocas en donde vivían ellos solos, en donde no tenía responsabilidades.

—Mira a quien tenemos aquí —susurró Moritz con aquella voz especial que él tenía. Ella trató de no sentirse intimidada por su voz y de mantenerse serena, pero los recuerdos condenaron tan rápido como de costumbre.

Misery City [Farewell City #2 ]Where stories live. Discover now