4. Movimientos.

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4. Movimientos.

—Creo que ya no vendrá...

Molly le dedicó una mirada de odio a Dexter, quien al instante se arrepintió de lo que estaba haciendo y trató de lucir como si fuera algo obvio y normal que Owen no fuera con ellos a una de sus batallas. Pero no lo era y todo aquello le molestaba más de lo normal. Él era su compañero, su mano derecha en situaciones complicadas ¿Y todo eso había destruido su amistad? Se sentía devastada, como si hubiese cometido un grave y horrible error. Aun así, debían continuar por lo que se habían unido en la puerta del cuartel de Misery City.

Athena y War habían decidido colaborar así que estaban a un costado del hall hablando en su lengua secreta que nadie más que ellos comprendían y Molly no quería agobiarlos con sus problemas. Zeus había decidido acompañarlos por seguridad, decía que aquellos eran niños y que si Gabriel no quería encargarse de ellos, él debía hacerlo. Solamente lo hacía, claramente, porque estaba Athena entre ellos. Molly no se quejaba, hacía falta una mente adulta entre tantos jóvenes o eso creía.

Blood también estaba con ellos, con una ballesta en sus manos apuntaba a la nada de vez en cuando practicando su puntería. Era perfecta, muy pocas veces fallaba, pero a Blood la traicionaban los sucesos. Se distraía muy fácilmente, tan fácilmente que perdía la buena puntería en segundos. Dexter, al lado de Molly, contempló como Blood se acercaba para luego de comprobar por décima vez su puntería y sus flechas.

—Él no vendrá, Molly y tendremos que vivir con eso. Sí, es un asco. Sí, me siento traicionada como tú te sientes. Pero podemos vivir sin Owen. Nosotros creemos en ti.

—¿Te he dicho que tienes la piel más hermosa de Farewell? —preguntó Dexter con los ojos entrecerrados al observar a Blood tan cerca de ellos. La chica se dignó a mirarlo, como si no lo hubiese hecho anteriormente y giró los ojos. Molly creía que ahí estaba viviendo algo de lo que no era participante.

—¿Tu nunca te rindes, no? —quiso saber ella sin ninguna sonrisa en su rostro, hablaba con como si esa no fuera la primera vez que tocaban el tema en particular. Dexter sonrió con esa sonrisa de nene que a Molly tanto le gustaba. Pero al parecer a la chica frente a ellos no le gustaba ni un poco, de hecho, frunció aún más el ceño.

—Es una de mis más grandes características.

Molly se rió divertida por la situación que vivía, como si fuera una novela infantil a la que no pertenecía. Se preguntó cómo sería un romance así. Simple, juvenil y sin dolor. No encontró respuestas y en cierta manera creyó que tampoco las encontraría. El amor no era simple ni siquiera el verdadero, el juvenil o el inocente. Todos dolían y de eso se trataba. A veces se preguntaba porque peleaba por algo que dolía tanto.




El viento se coló en sus huesos sin permiso, rebelde y salvaje, prepotente ante el destino, Molly sintió que se burlaba de ella. Lo comprendió. Si se estuviera viendo desde otra habitación, seguramente se estaría riendo de su persona. ¿Cómo no lo había pensado? ¿Cómo no había pensado en todo aquello? Subirse a un tren como un Guardián era algo fácil, pero subirse como un Iluminado era algo diferente. Notó los Guardias en cada una de las paradas, algunos sentados en los bancos y otros dormidos en ellos. Pero estaban, con sus armas que lucían de juguetes, con sus rostros fríos incapaces de sentir algún tipo de sentimiento. Eso no estaba en el plan.

—Estúpida, estúpida, niña.

Misery City [Farewell City #2 ]Where stories live. Discover now