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ꉂ 𖤐 Sanzu nunca estuvo completamente seguro de querer un hijo hasta que nació su hija.
Era la mezcla perfecta de ti y él, la amaba con todo su corazón. Estaba claro que las apreciaba y no intentaría ponerlas en peligro, así que confiabas en que él cuidaría solo de tu hija mientras te animaba a dormir un poco en la habitación compartida.
Pero tú no eras el única que no dormía, él también. Entrando y saliendo del sueño mientras su hija se acostaba en su tapete de juego, notó que era casi la hora de su siesta.
—Quédate quieta, volveré enseguida princesa. Papá te va a hacer un biberón— Ella lo miró y balbuceó lo que lo hizo sonreír y presionar un beso contra su mejilla antes de levantarse.
Al llegar a la cocina, añadió agua al hervidor eléctrico y pulsó el interruptor para dejar que el agua hirviera antes de sacar la lata de fórmula del armario para bebés designado, así como un biberón limpio.
Ahora todo estaba configurado como le enseñaste a prepararse. Agarrando la cuchara, puso la cantidad necesaria en el biberón, pero la mayor parte se derramó.
Dejando escapar un suspiro, puso el biberón para dejar que lo que había tirado volviera al recipiente y lo intentó de nuevo, esta vez con éxito.
Decidiendo limpiar mientras el agua se enfriaba, colocó el biberón en otro lugar y comenzó a buscar una toalla para limpiar el desastre.
Al no encontrar ninguno y no querer ensuciarse las manos, optó por un viejo truco.
Metió la mano en el bolsillo trasero y sacó una tarjeta de crédito de su billetera. Recogiendo lo que pudo, lo convirtió en una línea y estuvo a punto de recogerlo hasta que escuchó tu voz.
—Haru, es casi la hora de la siesta.. ¿qué estás haciendo?
Sanzu no tiene mucho miedo, pero definitivamente está aterrorizado por ti. Entonces, en el calor del momento, decidió inhalarlo.
—¡Haruchiyo!
—¡Lo lamento! ¡Me hiciste entrar en pánico, así que tuve que ocultar la evidencia!
—¡¿Estás tomando cocaína cuando te confié a MI BEBÉ?! Sanzu Haruchiyo, ¿QUÉ CARAJO TE PASA? ¿ESTÁS JODIDAMENTE LOCO? ¡De todas las cosas que haces, no puedo creer que hicieras eso! ¡Y MIENTRAS YO DORMÍA IDIOTA!
—No es lo que parece ¡LO JURO! ¡Es la fórmula para bebés!
—¿Era fórmula para bebés? ¿Así que tu primer instinto para que te pillara en el acto fue inhalarlo directamente? ¡MALDITO LOCO!
—ME DAS MIEDO CUANDO ESTAS ENOJADA.. pero sí. Mira, ¡pruébalo!—suplicó limpiándose el dedo índice con el exterior de la nariz.
—Sanzu, no estoy..— se apresuró a interrumpirte metiendo su dedo en tu boca, el sabor te pilló desprevenido.
—¿Ves? No te mentiría mi lindo moco.
—Me sorprende que no me pusieras un moco en la boca. ¿Dónde está nuestra princesa de todos modos?
—Esta en la sala cariño.
Al salir de la cocina con él siguiéndote, viste que tu hija todavía estaba en su colchoneta, dormida pacíficamente como si no hubiera escuchado que estuvieras gritándole a su padre a todo pulmón.
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