04. 𝗥𝗘𝗙𝗟𝗘𝗖𝗧𝗜𝗢𝗡 . ginrou

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AU! —Dr. Stone

   El goteo del agua cayendo de las tuberías chocando contra el suelo de aquel oscuro lugar, el olor nauseabundo de los drenajes de la ciudad y la basura acumulada a un lado suyo

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   El goteo del agua cayendo de las tuberías chocando contra el suelo de aquel oscuro lugar, el olor nauseabundo de los drenajes de la ciudad y la basura acumulada a un lado suyo. Las ventanas cubiertas por tablas dispersadas sin cuidado, permitiendo que escasos rayos de sol ingresaran y acariciaran su inconciente y golpeado rostro.

   Una mordaza yacía sobre sus labios y sus manos estaban fuertemente amarradas en su espalda. Su ceño se frunció levemente y su cuerpo empezó a moverse, indicando que el efecto de la droga ya había pasado y que finalmente despertaría luego de horas.

   La puerta que daba a aquella lúgubre habitación se abrió soltando un molesto e irritante chirrido gracias al metal oxidado de las bisagras. La fémina, quién apenas hace un par de segundos había despertado con un punzante dolor en la cabeza, mantuvo los ojos cerrados al oír los pasos de alguien bajando las escaleras y acercándose a ella con firmeza.

   Y una inquietante risa se escuchó después.

   —Te ves tan patética —se arrodilló en frente suyo mirándola con asco, odio y una pizca de lástima. —Puff —rió— ¿Acaso te comieron la lengua los ratones, ah?

    La de orbes esmeralda reaccionó de golpe e intentó abalanzarse contra su secuestrador; sin embargo, al ver de quién se trataba, su corazón se detuvo por unos momentos.

   Su cuerpo comenzó a temblar como si de gelatina se tratase y frunció el ceño mientras retrocedía hasta chocar con la fría pared detrás de ella.

   —¿No te alegras de verme, hermanita? —preguntó fingiendo inocencia— Te dije que nos veríamos pronto, ¿quién diría que sería en estas circunstancias? —murmuró para si mismo.

   Esta lo miraba en un completo estado de shock, delante suyo estaba la persona que más quería en el mundo además de su esposo, su hermano gemelo por quién era capaz de dar la vida si fuese necesario. Pequeños quejidos salieron de su boca, los cuales no hacían nada más que ofrecerle al contrario un espectáculo digno de admirar.

   —Déjame quitarte esa cosa y tengamos una charla de hermanos, ya sabes, como en los viejos tiempos cuando éramos niños —sonrió y con una de sus manos quitó suavemente la tela.— Listo.

   —¿Qué carajos crees que haces, Ginrou? —soltó inmediatamente después de haber recuperado el habla.

   —Yo también te extrañé —rodó los ojos de aburrimiento y tomó asiento en el suelo a escasos metros de su gemela.— Y respondiendo a tu pregunta, ¿no es obvio?

   Lo miró confundida, esperando en lo más profundo de su ser que le dijese que todo era una broma de muy mal gusto, y que su pequeño hermanito era el mismo niño alegre de siempre y no un lunático que parecía querer acabar con su vida. Ese día era su aniversario de bodas número diez con [Nombre] y esa misma mañana, este la había llamado para avisarle que estuviese lista antes de las seis en punto, ya que cuando saliera del trabajo iría a la casa para recogerla e irse a disfrutar de la noche; pero en vez de estar preparándose para la ocasión, fue secuestrada.

   —Hoy cumplen diez años de casados, ¿no es así? El tiempo pasa volando —comenzó él— Diez largos años en los que tuve que vivir con el hecho de que obtendrías todo lo que siempre quise por ser mejor que yo.

   » Te detesto, ¿sabes lo que se siente compartir el mismo rostro de la persona que más odias en el mundo? Tuve que destruir cada espejo de mi departamento y evitar a toda costa ver mi propio reflejo. Aunque ahora que te veo, me dan ganas de golpearte hasta que quedes irreconocible, hasta que a él le dé asco verte.

   . . .

   24 de noviembre; 1995.

   —¡Te ves muy hermosa, cielo! —chilló de emoción la mujer mirando el impecable trabajo que las maquillistas habían hecho para ese día tan especial.

   La rubia mostró una gran sonrisa y les agradeció a cada una de ellas para luego apartar su mirada del espejo y mirar a su madre, quién hacía todo lo posible por aguantarse las lágrimas.

   —Mi bebé se casa hoy, aún recuerdo cuando te tenía entre mis brazos y te acurrucaba en tu cuna —sonrió con nostalgia— Ahora vas a iniciar una nueva etapa de tu vida al lado de ese apuesto muchacho que te trata como una reina, tu padre y yo estamos muy orgullosos de ti y de lo todo lo que has logrado hasta ahora; pero no es momento de ponernos sentimentales.

   » No queremos hacer esperar al novio y a los invitados, ¿oh sí?

   La novia soltó una sutil risilla, negando con la cabeza.

   El rubio estaba apoyado sobre aquella limusina que sus padres habían contratado para que fuese el transporte de su hermana hasta la Iglesia. Se cruzó de brazos y agachó su cabeza mirando hacia sus zapatos, los cuales estaban tan bien pulidos que podía verse claramente reflejado en ellos.

   Su semblante serio pasó a una mueca de disgusto... Maldita sea, como odiaba a su hermana, odiaba parecerse físicamente tanto a ella.

  . . .

  —Siempre fuiste el orgullo de nuestros padres, todos en la escuela te querían y admiraban por tu personalidad tan extrovertida —dijo Ginrou colocándose un mechón de pelo detrás de su oreja— En cambio, a mí me dejaban de lado cada vez que tú aparecías con la excusa de que querías hacerte amiga de mis amigos.

   » Estaba más que claro que solo estabas necesitada de atención.

   Ginny escuchó atentamente cada palabra que el oji esmeralda le había dicho, en ese entonces, lo único que deseaba era pasar tiempo de calidad con su hermano y demostrarle que siempre estaría para él a pesar de los cuestionables comentarios de sus padres por no alcanzar la “perfección” como ella. Sin embargo, sin darse cuenta solo volvía su vida más miserable de lo que ya era.

   —N-nunca quise hacerte sentir así, yo solo quería que fueras feliz —dijo nerviosa.

   —¿? —señaló con el dedo— ¿Hacerme feliz? —respondió con repudio— Mejor cuéntame otro chiste, que ese no me dio risa en lo absoluto; pero ahora que lo mencionas... hay una manera para que finalmente seas capaz de hacer algo bueno por mí.
  
   Los ojos de la contraria brillaron con una pizca de esperanza, quería salir de ese lugar cuanto antes y tratar de mejorar la relación entre el rubio y ella.

   —Dame tu vida.

   —¿Qué?

   —Es tan fácil como suena, simplemente podría matarte en este preciso instante y hacerme pasar por ti gracias a que somos gemelos idénticos —ensanchó su sonrisa, la cual cada vez se volvía más aterradora.— Igualmente, nadie notaría mi ausencia, porque al fin y al cabo, a nadie le intereso.

   » Para los demás, yo estoy muerto. A menos que ocupe tu lugar; entonces, ¿qué dices, hermanita? ¿Me harías el honor de ser tú?

By: @karuril_ao

𝗚𝗥𝗘𝗔𝗧 𝗗𝗘𝗩𝗢𝗧𝗜𝗢𝗡 ▷Imagine! Dr. StoneWhere stories live. Discover now