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La misión había terminado. Ahora debían regresar a casa o bien, a sus respectivos lugares de trabajo. Estaban agotados, su ropa estaba rota y tenía algo de sangre. Lo habían usado todo, la corrupción, Indigno de ser humano, parte de la habilidad gravitatoria.

Caminaban juntos. Dazai ayudaba a Chūya a avanzar, pues estaba débil con tal grado del uso de su habilidad y le era difícil seguir avanzando por cuenta propia.

— Chūya... ¿Te sientes muy mal? Puedo llevarte a la clínica si quieres...

Preguntó Dazai, con un tono de voz preocupado.

— No hace...falta. S-Sólo estoy cansado, eso es todo. 

Respondió con esfuerzo. Hasta que cayó de rodillas al suelo, rendido ante sus dolores.

— ¡Chūya!

V-Vete con los tuyos, Dazai. Llamaré al jefe para que vengan a ayudarme.

Dazai negó con la cabeza y levantó a Chūya en brazos, estilo princesa. Debía llevarlo a revisión pronto. Era posible que tuviera algún hueso fracturado, necesitaba atención médica.

— No lo haré hasta que vea que estés mejor.

SOUKOKU RIVALESWhere stories live. Discover now