03

1K 116 7
                                    

Los rivales no pueden estar juntos en una relación amorosa. Era asunto prohibido. Desde que Dazai abandonó la Port Mafia, su relación de amor con Chūya también terminó, pero su amor prevalecía justo dentro de sus corazones.

Dazai se había quedado en casa de Chūya para cuidar sus sueños, mientras se recuperaba del todo. Había resultado más lastimado de lo normal en la última misión registrada. Quería asegurarse de que su ex pareja estuviera bien, y que nadie intentara hacerle daño aprovechando su debilidad.

Se acomodaban en sus futones, uno junto al otro.

— Gracias por quedarte, Dazai. Pero no hacía falta. Puedo cuidarme solo.

Dijo avergonzado, cubriéndose bien con el cobertor. Hacía frío y decidieron juntar más los futones. 

— No dudo de eso, Chūya. Sabes, yo te extraño mucho. Quiero que lo intentemos, otra vez.

— Eso es imposible. Una traición es una traición por dónde sea que la mires. Al abandonar la Port Mafia me traicionaste luego de integrarme en ella. Eso, no lo puedo perdonar tan fácilmente.

Se dió media vuelta y se dispuso a dormir, tratando de ignorar las siguientes palabras del castaño.

— Yo... Tuve una razón para hacerlo. Se lo prometí a Odasaku antes de morir.

— Odasaku, Odasaku. Parece que lo amabas más a él que a mí.

Dijo con un tono celoso.

— No es eso, Chūya... Por favor, deja los celos de lado y este rencor. Vuelve conmigo. Yo te amo.

— Deja de hablarme, estoy dormido, idiota. No quiero seguir escuchando tu voz por hoy. Me irrita. Me molesta.

Cubrió sus oídos con la almohada. Sin que Dazai se diera cuenta, estaba llorando.

— Lo siento.

SOUKOKU RIVALESWhere stories live. Discover now