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Ryūnosuke regresaba tarde a casa acompañado de Atsushi. Dejaban las cosas del conbini sobre la mesa, y se dirigieron a la habitación.

— Hermana. ¿Dónde estás?

Buscaban a Gin, pero en la casa parecía no haber nadie. Hasta que encendieron la luz de la habitación de Yuta y pudieron apreciar a la joven azabache durmiendo, en la cama de al lado de la cuna. Agotada.

— Mira esto, Jinko. Mi hermana no resistió su sueño. Se ve tierna. Seguramente Yuta-kun la cansó mucho con sus travesuras hoy.

Sonrió. Se quitó su gabardina negra y sujetó una de las manos de Atsushi para encaminarlo a la otra habitación.

Y-Yuta-kun es muy travieso...

Mencionó el albino. Estaba nervioso. Nunca se sabe lo que Akutagawa traería entre manos cuando lo guiaba a la otra habitación. Ocasionalmente sucedían cosas random e inesperadas.

— Jinko. Vamos a jugar un rato antes de dormir.

Cerró la puerta con seguridad, y se puso su pijama. Le dió otra a Atsushi para que se vistiera también.

¿A qué jugaremos, Akutagawa? Por alguna razón...siento que tiene que ver con la muerte. ¿No vas a matarme, verdad? ¿O sí?

— Eres estúpido. El juego se llama "Dazai-san y Chūya-san deben volver a estar juntos". Me ayudarás a pensar en ideas para que ellos dos puedan ser pareja otra vez. Me duele ver a los dos tristes por su separación de hace cuatro años. ¿O vas a decirme que Dazai-san no sufre?

Akutagawa estaba decidido en llegar a cabo el plan que esa misma noche quería que surgiera. Todo por ver a su mentor y su ex mentor juntos otra vez y felices.

— Me agrada mucho tu idea, Ryū.

En ese momento, los llantos de Yuta se oyeron desde la habitación de al lado.

— Gin está dormida. Ve tú, Jinko. Tráelo y seguimos con el plan.

SOUKOKU RIVALESDonde viven las historias. Descúbrelo ahora