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Una invitación a una cita sorpresa.

Akutagawa y Atsushi idearon de plan una reunión en donde supuestamente se necesitaría de la ayuda de Dazai y de Chūya de manera individual, sin que uno supiera que el otro iría a la "misión".

Se encontraban en un conbini, mirando desde adentro y a través de la ventana, cómo el primero de sus mentores, Chūya, se dirigía al punto de encuentro.

—¡Papi, esho!—. El bebé azabache señalaba un frasco de papilla de durazno con uno de sus deditos, estirándose en los brazos de Atsushi, quien apenas lograba controlar sus movimientos.

A-Akutagawa... Yuta-kun se me va a caer... Se mueve mucho.

Ryūnosuke no perdía de vista a Chūya desde la ventana del conbini. Estaba tan emocionado con el plan de reencuentro, que olvidaba que Yuta había ido con ellos porque Gin no pudo cuidarlo.

Ponlo en el suelo, Jinko. El enano ya camina—. Respondió sin voltear.

Atsushi bajó a Yuta al suelo, quien se fue inmediatamente a agarrarse de la gabardina de Akutagawa para no separarse de su lado.

¡Papi!

Silencio. Chūya-san y Dazai-san deben volver a estar juntos. Mantente calladito, no te separes ni del Jinko ni de mí.

Todo se convirtió en algo interesante cuando Dazai llegó al punto de encuentro y miró a Chūya.

Tan pronto como lo miró, el castaño no pudo evitar encontrarse con él y estar más cerca hasta abrazarlo, siendo algo empalagoso para Chūya.

—O-Oye, se suponía que estaba esperando a Akutagawa...—. Chūya se quejó, tratando de separarse del abrazo.

—Y yo a Atsushi-kun, pero supongo que todo fue un plan para reunirnos.

—¿Por qué harían eso?

—Ustedes dos se extrañan y se aman lo suficiente como para querer estar juntos. ¿Verdad, Jinko?

Akutagawa y Atsushi salieron del conbini con sus compras, notando la cercanía y el silencio que abundaba entre el par de enamorados. Atsushi asintió con la cabeza, y tan pronto como pudieron, se alejaron de sus mentores, para darles la oportunidad de convivir con el otro y quizá lograr un nuevo romance entre ellos.

—Chūya, ¿Te gustaría un helado? Puedo comprar uno para tí. Podemos tener una cita ahora mismo y comprar muchas cosas.

—Tengo sed, así que esta vez no te rechazaré ese helado—. Respondió tímido, sintiendo cómo Dazai sujetaba una de sus manos, queriendo entrelazar sus dedos.
—Oye, no te aproveches. No te he perdonado.

—Pero lo harás, algo me dice que así será. Que lindo sería si tú y yo saliéramos juntos otra vez y después nos casamos, tenemos un bebito... Una familia feliz.

Chūya se sonrojaba con sólo imaginarlo, pero no quería ser tan fácil para Dazai.

—Ni siquiera sé si voy a perdonarte. No hagas planes por adelantado.

—Pero Akutagawa y Atsushi-kun ya tienen un bebé. Siento un poco de envidia por ellos.

Chūya se detuvo, separándose un poco y mirando el rostro de Dazai. Debía sacarlo de su pequeño error, pero sin revelarle una verdad que podría no serle muy amigable.

—Yuta-kun no es hijo del chico tigre, Dazai. Creí que ya lo sabías. Ese niño nació de Akutagawa, su otro padre es...—. Calló de inmediato, llamando la atención de un intrigado Dazai.

—¿Es? ¿Por qué soy el único que no lo sabe? Me siento estafado. Mi novio Chūya no me cuenta los secretos de la Port Mafia.

Se empezó a quejar, siendo un poco infantil en su forma de actuar.

—Mejor, pregúntaselo a Akutagawa directamente. Él no te lo dirá, él no me lo dijo a mí tampoco. Fui yo el que se dió cuenta solo en varias ocasiones en las que él y su novio lo hacían en una de las habitaciones. Tampoco le he dicho que lo sé.

Tengo un mal presentimiento, Chūya. ¿Qué pasó con el novio de Akutagawa?

—¿Eh? Bueno, pues... No lo sé. M-Mejor sigamos caminando hasta la heladería, muero de sed.

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⏰ Last updated: Nov 05, 2023 ⏰

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SOUKOKU RIVALESWhere stories live. Discover now