"Un primer encuentro, dos caminos distintos"

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Una, dos, tres, cuatro, fueron las gotas que descendieron sobre su abrigo recién estrenado ese último fin de semana, y como si estuviera sincronizada con el tiempo daba un paso por segundo mientras las gotas de lluvia caían sobre su paraguas.

- Bien... otra cerveza guinnes más que se termina... - dijo la ojiverde sonriendo mientras movía el envase en sus manos – si parece que no queda más... bueno... - dijo esto para luego lanzarlo al aire mientras volvía a caminar sobre el pasto mojado cuando no a muchos metros se escuchó el sonido típico de un objeto golpeando una cabeza

- Auch... pero que rayos... - dijo una rubia que se sobaba fuertemente la cabeza mirando en todas partes buscando al culpable de su dolor y sin notarlo una ojiverde le sonreía desde hace segundos en cuanto la escucho quejarse, con la cabeza de lado sonriendo y coincidentemente sosteniendo también el paraguas de lado

- Oye... - dijo la ojiverde moviendo una mano ahora hacia la rubia mientras continuaba sonriendo, la rubia que seguía moviendo la cabeza hacia un lado y hacia otro, tras unos segundos la noto, y como si cada gota de lluvia hubiese formado un pacto a ese encuentro, sintió que el tiempo al igual que el clima se detuvieron un instante coincidentemente similar a la caída de aquellos pétalos de ese viejo roble a un par de pasos, y aunque cada una experimentase emociones distintas se sintió demasiado bien para ser la primera vez que dos desconocidas intercambiaban miradas en tan solo una brevedad, la ojiverde mantenía una sonrisa mientras que la rubia abría y cerraba lentamente los ojos al observarla, viendo después como aquella mujer sonriente avanzaba hacia ella, "Como si fuera magia", pensó – disculpa... - dijo la ojiverde en cuanto llego frente a ella, la rubia brevemente notó el color de sus ojos, "Color esmeralda..." se dijo – no fue a propósito... lo juro... - agrego la ojiverde con una sonrisa arrugando la nariz

- Si... - dijo la rubia alargando la palabra como si su cabeza hubiese ido a marte un par de segundos, la ojiverde sonrió ante la peculiaridad respuesta viendo después como la víctima de su descuido movía la cabeza mientras que de una mano cargaba un estuche de violín, "Instrumentista..." pensó ella

- No fue a propósito – volvió a decir la ojiverde con una sonrisa moviendo su paraguas hacia el centro de ambas al notar que la rubia no parecía estar cuidando mucho de su ropa ni de sus lentes ante la lluvia, unos segundos después la ojiverde desvió la mirada hacia su reloj, eran cinco minutos para la una de la tarde, sabía que tendría que apresurarse, la rubia volvió a mover la cabeza e intento decir algo entonces

- Si, está bien, no hay problema... - dijo la rubia esta vez comenzando a sentirse más lucida de la realidad al tiempo que noto el color de su cabello ahora, "Azabache resplandeciente..." se dijo, la ojiverde volvió a mirarla y como si estuviera frente a un imán de alegría volvió a sonreír

- Bueno, lo siento, una vez más – dijo la ojiverde moviendo ahora la cabeza en señal de disculpa, la rubia imitó la acción, la ojiverde al notarla hacer eso sonrió un poco, le pareció tan gracioso como curioso, "Que gestos tan adorables..." pensó ella – ahora si debo irme... - dijo la ojiverde, la rubia entonces pareció pisar tierra finalmente

- Si, está bien, descuida... - fue lo único que dijo, la ojiverde le regalo una sonrisa más y luego volteo acomodando nuevamente su paraguas para regresar hacia su camino, uno, dos, tres, cuatro, fueron los pasos que observó la rubia desde su lugar para luego volver a mover la cabeza, "Pisa tierra Kara" se dijo volteando después hacia su camino acomodando su violín hacia su espalda y con una sonrisa, mientras que la ojiverde que continuaba con sus pasos desvió la mirada un momento hacia un lado, divisó el clima y suspiró un poco, "Pero que extraña violinista te encontraste hoy, Lena..." pensó sonriendo.

Algunas horas después

Instalaciones de Luthor Corps

- Buenas tardes Lionel, disculpa la tardanza – saludo un hombre de unos 56 años aproximadamente mientras extendía una mano – pero es que mi asistente me aviso de último momento – aseguro

Una cita con el destino (Kara Gip)Onde as histórias ganham vida. Descobre agora