Cambios. Capítulo 21

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—Y-yo, escribí algo para ti—Bruno dijo cuando ambos se separaron del beso sacando con torpeza la hoja que tenía en su bolsillo, desdoblandola mientras Elvira daba una risita al verlo nervioso

Esta se sentó en el sofá y Bruno hizo lo mismo mientras se aclaraba la garganta y comenzaba a leer el poema que le había escrito a Elvira

La mujer sintió sus ojos llenarse de lágrimas y su piel erizar junto a su corazón palpitar fuerte de emoción al escuchar las palabras de Bruno

Al terminar, este la miró despacio, con nervios de que a ella le hubiera parecido ridículo

Tan solo la miró, esta se aventó a Bruno, quien cayó de espaldas en el sillón, con Elvira encima de él, quien lo besaba con pasión

—Te adoro, te adoro—Jadeo Elvira entre el beso, mientras Bruno la tomaba de la cintura para luego bajar sus manos un poco a las caderas de la mujer

Esta dio un respingo, para mirarlo, ella tenía la cara roja, acalorada y respiraba irregular, se veía llena de pasión. Bruno lo estaba igual manera, pero estaba muy apenado al sentir a Elvira arriba de su cuerpo

—Bruno—Respiró mientras lo veía con total pasión—Tú... ¿Quieres?

—¿Qu-querer qué?—Tartamudeó nervioso, pues aunque trataba de ocultarlo, aquel intenso beso y Elvira arriba de él, habían despertado un intenso calor y deseo en él

—Ya sabes...—Contestó Elvira de pronto apenada mordiendo un poquito su labio en señal de nerviosismo

Bruno cayó en cuenta de lo Elvira le preguntaba y sintió su cara arder

—¿T-tú quieres?—Bruno acarició la mejilla de Elvira, sabía que tal vez ese tema a ella aún le costaba un poco y no quería que se sintiera obligada solamente porque él quería

—Yo, sí...—Lo miró avergonzada

—Yo también...—Ambos estaban apenados, como sí fueran adolescentes

Elvira se bajó de encima de Bruno mientras ambos se ponían de pie, se miraron un segundo para luego volver a besarse profundamente, caminando con torpeza al cuarto de Elvira, cerrando la puerta

La mujer comenzó a desabrochar la camisa de Bruno, mientras este bajaba el cierre de su vestido con cuidado, cayendo ambos a la cama, esta vez, Bruno arriba de Elvira

—Espera—Habló Bruno—Sí por la razón que sea, ya no quieres seguir, dímelo, por favor—La acarició—Me importa que estés cómoda y de acuerdo con esto

Elvira lo acarició de vuelta mientras le sonreía

—Quiero hacerlo—Respondió agitada mientras lo volvía a besar mientras seguían en el apasionado acto.

Al cabo de un rato ambos se quedaron dormidos, despertando Bruno después de algunas horas, o eso creía, pues el cielo ya había oscurecido.

Miró con la poca luz que había en el cuarto pensando en que sí lo que había pasado era real o su imaginación. Vio a la mujer dormida a su lado y cayó en cuenta que todo había sido verdad mientras acariciaba la espalda desnuda de su amada.

Bruno se sentía tan afortunado, enamorado y feliz, que nada de lo que pasara, podría dejar de hacerlo sentir feliz.

Elvira despertó también y después de algunos besos más, vestirse de nuevo y comer algo, Bruno debía volver a casa.

—¿Segura qué no quieres que me quede?—Preguntó Bruno acariciando la mano de Elvira, mientras ambos estaban recargados en el marco de la puerta principal de la casa de Elvira

Nuestros Ojos Where stories live. Discover now