Propuesta. Capítulo 41

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(Capítulo algo largo. Les recomiendo que cuando salga la canción que puse, la escuchen leyendo esa parte, le da muchísimo más sentimiento y ambiente a la escena)

Elvira, Pepa y Julieta ayudaron a los hombres a sentarse en la mesa, pues se seguían tambaleando y riendo.

Alma bajó al oír el ruido mientras veía a su hijo y sus yernos ebrios.

—¿Qué pasó aquí? —Alma se acomodó el rebozo mirando a todos

—Estos hombres que fueron a tomar y se les pasaron las copas —Pepa bufó—. Y seguramente fue tu idea, Félix, te conozco

El mencionado soltó una sonrisita y Pepa rodó los ojos.

Elvira ayudó a sentar a Bruno mientras esta quedaba parada el lado de él. Este la abrazó de la cintura con cariño.

—Te amo mucho, mi amor, ¿Me amas?

—Sí, sí te amo —Elvira lo miró, estaba algo molesta porque la preocupó

—¿Por qué me lo dices tan seco? ¿No me quieres? —Bruno hizo un puchero de tristeza

—Ay, Bruno, ya. Estoy enojada contigo

Bruno hizo su puchero más grande mirando al piso sin dejar de abrazar su cintura. Bajó un poco su abrazo a las caderas de la mujer. Esta dio un respingo al sentir que Bruno la abrazaba de las caderas fuertemente.

—Me gustan tus caderas —La expresión de Bruno cambió, tenía las mejillas rojas debido a que estaba borracho—. Sí me aplastas con tus caderas y me muero, me moriría feliz

Pepa y Julieta comenzaron a reírse fuerte, mientras Elvira se sonrojaba ante tal extraño y atrevido cumplido. Alma solo miró a otro lado, tratando de ignorar las cosas que Bruno le decía a Elvira

—¡Bruno! —Elvira lo miró y éste tenía una sonrisita—. Aquí está tu mamá, ¿No te da pena andar diciendo esas cosas?

—Pues es la verdad, qué tiene —Bruno brincó debido a que le dio hipo—Es que me gustas mucho, ¿Me das un beso?

—Luego, luego —Elvira sonrió—. Hueles a alcohol aparte

Bruno de nuevo hizo un puchero triste, así que Elvira se acercó y le dio un beso en la mejilla. Este sonrió al instante.

Julieta le echaba aire a Agustín, quien sudaba y sudaba y Pepa solo miraba a Félix que sonreía al verla.

—Quiero vomitar —Agustín se levantó tambaleándose

—Ay, Agustín —Julieta corrió por un bote mientras lo sostenía y este vomitaba en el

Alma solo miró incomoda aquella escena y suspiró al ver a los tres hombres ebrios.

Bruno se recargó en Elvira mientras esta le acariciaba el cabello. Sonrió al ver al canoso que tenía una sonrisita mientras embobado la veía.

—Elvira, quería preguntarte algo —Bruno volvió a brincar por el hipo—¿Quieras tú ca...?

—¡No, bobo! —Félix corrió casi cayéndose y le tapó la boca a Bruno—. Así no se lo digas

Los hombres comenzaron a hablar aunque casi ni se les entendía nada por lo borrachos que estaban. Pepa y Elvira se miraron con una expresión confundida y luego rieron.

A la mañana siguiente, Bruno amaneció con una fuerte resaca, la cual desapareció rápidamente al comer una arepa de Julieta. Elvira y él se habían quedado en la casa Madrigal esa noche.

Bruno estaba comiendo tranquilo en la cocina cuando de pronto sintió una fuerte patada en la retaguardia que casi lo tira.

Volteó y vió a su hermana Pepa con expresión enojada.

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