35.

582 78 15
                                    

Bruno y Elvira estaban acostados en la cama, era de madrugada. La morena dormía plácidamente en los brazos de Bruno pero este no podía.

Estaba sobrepensando demasiado y sentía que los malos pensamientos lo consumían.

¿Y sí era verdad lo qué decía la gente? Tal vez debía dejar que Elvira buscara a alguien más.

Bruno volteó a verla mientras esta se movía un poco dormida, acercándose más a él abrazándolo, mientras este escuchaba como ella daba unos cortos sonidos que hacía dormida cuando estaba incomoda o no sentía a Bruno cerca de ella.

La mujer se acurrucó más con el, subiendo un poco su pierna al cuerpo de Bruno para seguir durmiendo.

Bruno suspiró sonriendo viendo a su novia, mientras le acariciaba el cabello con ternura.

Amaneció y Bruno solo pudo dormir unas tres horas. Despertó despacio tratando de no despertar a Elvira, pero fue en vano porque ella abrió los ojos de poco a poco.

—Buenos días, cariño —Sonrió Elvira mientras le daba un beso a Bruno, el cual correspondió.

La mujer se levantó de la cama buscando ropa mientras se iba a bañar. Bruno se quedó un rato largo en la cama, sentado mientras de nuevo sentía todos esos pensamientos atacandolo.

—Bruno, ¿Pasa algo? —Elvira tomó sus mejillas mientras este la veía. El corto cabello de la mujer estaba húmedo y olía lindo. Bruno se dio cuenta que perdió mucho tiempo pensando tonterías, pues Elvira ya hasta se había bañado.

—No, no, no —Mintió sonriendole—. Sigo algo cansado de ayer, estuvo pesado el trabajo —Se excusó

—¿Seguro? —La mujer le acarició la barba

—S-sí —Titubeó—. Tengo un poco de sueño, es todo.

—¿Quieres qué prepare café?

—Sí, por favor, mi amor

Elvira le sonrió mientras iba a la cocina. Bruno suspiró, Elvira comenzaba a darse cuenta que él no estaba tranquilo.

Este se levantó mientras también buscaba alguna ropa y se metía a bañar.

Salió al cabo de un rato, mientras veía a la mujer tararear una canción mientras movía sus caderas un poco. Bruno miró atento la escena mientras se acercaba y la abrazaba por detrás. La abrazó fuerte mientras esta daba un respingo y sonreía.

—Te amo —Le dijo Bruno sin soltarla, recargando su cabeza en el hombro de la mujer—. Mucho.

Elvira se volteó quedando frente a él para darle un beso corto

—Yo también te amo —Lo acarició—. Y mucho—Elvira comenzó a dar muchos besos en el rostro de Bruno mientras este reía pues sentía cosquillas. Se dio cuenta en lo vacía que sería su vida sí Elvira lo dejaba o él lo arruinaba.

Ambos salieron rumbo al trabajo, Elvira llegó con Mercedes y a los pocos minutos, llegó David, con unas  tres camisas.

El hombre tuvo que dañar las camisas a propósito, sólo para tener la excusa y ver a la mujer.

—Buenos días —Saludó David, Elvira y Mercedes saludaron. Mercedes se fue a un pequeña cuarto donde tenía su máquina de coser, dejando algo solos a los dos—. Traigo las camisas que te dije ayer —Sonrió torpe

Elvira las revisó viendo que parecía como sí alguien las hubiera jalado de las costuras con fuerzas.

David notó esto y trató de inventarse algo creíble

Nuestros Ojos Where stories live. Discover now