~ TRES ~

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En el transcurso de su recorrido en autobús hasta el centro comercial al cual se dirigía, Prem no dejó de pensar en la plática que tuvo con Boun. ¿Tan mal omega era?, cuando era pequeño, solo hasta unos pocos meses atrás, su padre le decía que sería un buen omega. Tenía caderas anchas para tener cachorros, y muslos gruesos, lo que era una de las cosas que más les gustaba a los alfas. Los alfas amaban a los omegas con carne donde agarrar o morder durante sus celos, ya que ellos no querían un omega escuálido y sin donde poder agarrarse. Prem tenía todo eso, todo lo que pudiera gustarle a su alfa, pero a veces pensaba que Boun era un alfa especial y que no le gustaban ese tipo de omegas, ósea omegas como él.

Pero si ese fuera el caso, Boun no le hubiera pedido que le ayudara con su celo y tampoco sus muslos debieron haber quedado completamente magullados de tantas mordidas y apretones que el alfa le había dado ese día. Tanto así, que aún cree tener marcas de ese día y eso que había sido hace ya cuatro meses.

¿Será que el alfa de Boun, no sentía nada al tener al Prem cerca suyo?, Por el omega de Prem sentía y mucho. Hasta cuando no estaban cerca, su omega se retorcía en su pecho por querer ir en busca del alfa, o el solo poder verlo, al menos por un segundo. Cuando estaban cerca, su omega chillaba por tener al menor un poquito de la atención del alfa, y no dejaba de exigírselo hasta que Boun lo mirase, aunque fuera de reojo. Al castaño siempre le pareció atractivo el más alto, lo veía por la escuela y pensaba que tenía una hermosa sonrisa, porque sí, si había visto a Boun sonreír, pero solo lo hacía con sus amigos. Nunca había sentido la necesidad de estar todo el tiempo al lado del rubio y mucho menor tener algo que oliera a él para así poder calmar la sed de su omega. Prem pensaba que eran síntomas del embarazo que lo dejaban así de necesitado por el alfa. Pensaba que tal vez, era su bebé que necesitaba más protección de la debida por parte de su padre alfa.

El autobús paró justos alas afueras del centro comercial, haciendo que el castaño descendiera de este para dirigirse al sector de los restaurantes, en donde lo esperaba su mejor amigo Fluke. Fluke era un chico delgado, trigueño, el no tenía los muslos rellenos o caderas anchas como él, pero a Ohm parecía gustarle asi, por lo que el castaño pensaba que el rubio era como Ohm.

- Hola, Prem ¿Cómo estás? – Pregunto su amigo, que ya estaba sentado en la mesa, comiendo algo de comida China.

- Hola Flukie, algo cansado ¿Y tu como estas? – respondiendo el castaño para sentarse frente a su amigo.

- Estoy bien, gracias. – Dijo entregándole un tenedor de plástico blanco a Prem, para que pudiera comer también. – Pensé que debías estar hambriento. –

Sí y mucho, la manzana que comió en la mañana no había sido suficiente, su estómago rugía y pedía a gritos ser llenado con lo que fuese.

- Bastante. – admitió el castaños, comenzando a picar un poco de pollo agridulce con la punta del tenedor.

- Y... ¿Cómo es la vida con Boun? ¿Te trata bien? Ohm dice que es algo bruto contigo. –

"¿Qué debía contestar? ¿Qué el alfa era un puto idiota con él? ¿O que apenas y hablaban?"

- Sí, lo es, bastante. Pero no solemos hablar mucho, solo si es estrictamente necesario. – se sincero el castaño algo triste por la realidad que le tocaba vivir.

- Prem, la comunicación con el alfa durante el embarazo es sumamente importante. – dijo fluke con tono preocupado.

- Cuando ese alfa, es tu alfa, tal vez sea importante. – respondió Prem recordando la conversación de la mañana con Boun.

- Boun es tu alfa, Prem.

- No, Fluke. – este niega con la cabeza suavemente, junado con las mangas largas del suéter de Boun. -  No lo es, el mismo me lo dijo hoy en la mañana. –

Ven aquí, y ámame (BounPrem)~ OmegaverseWhere stories live. Discover now