estás a salvo

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estás a salvo

No tardó en descubrir por qué lloraba Louise. No habría tardado en descubrirlo incluso si ella no se lo hubiera contado. Las fotos estaban por todas partes. Harry pilló a dos chicos de su facultad comentándolas y relamiéndose los labios mientras ella iba hacia su aula. Les estampó contra la pared y les aventó los teléfonos al suelo. Luego corrió.

Harry no era muy fuerte, pero era rápida. Tal vez fuera por su altura y sus extremidades esqueléticas. Les dio esquinazo con facilidad. Cuando llegó a su habitación se encontró con un lugar en penumbra. Luces apagadas, un amasijo de sábanas que cubrían al ser más bonito que jamás había visto. Harry se acercó a ella.

—No puedes quedarte aquí toda la vida.

El amasijo de sábanas se revolvió y le dio la espalda.

—Soy gilipollas —susurró con la voz rota.

Harry negó con la cabeza. Sin saber cómo, consiguió localizar una pequeña mano que apretó con fuerza.

—Confiar es un regalo —musitó.

—¿Y qué? —sollozó Louise.

—Nadie debería juzgar a una persona por regalar.

Louise la miró. Ojeras, lágrimas en sus mejillas, pelo revuelto, rostro sin maquillar. Alzó una mano y le acarició la mejilla. Harry cerró los ojos ante su tacto.

—Estás a salvo —dijo —. Aquí. Conmigo. Nadie te hará daño.

Louise asintió y se refugió en su pecho. Harry sintió su corazón doler.

morfeo ; fem! lsTahanan ng mga kuwento. Tumuklas ngayon