1|Puedo explicarlo.

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—Por dios Jared ya te dije que esas fiestas no son de mi agrado

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—Por dios Jared ya te dije que esas fiestas no son de mi agrado. —decía el chico de cabello negro mientras trataba de convencer a su amigo para que dejara de molestarle.

—Vamos Scott te vas a divertir te lo aseguró. —insistió esta vez el pelirrojo juntando sus manos a modo de súplica y haciendo un pequeño puchero.

Scott negó una vez más y comenzó a caminar más rápido, aún que el más que nadie sabía que intentar escapar era en vano ya que la casa de su mejor amigo quedaba a unos metros de la suya y su insistente amigo lo seguiría hasta dentro de su habitación. Posiblemente Jared hiciera lo mismo de siempre, se acostaría en la cama de Scott y empezaría a hablar de lo solo y miserable que se sentía ya que no tenía más amigos aparte de Scott y muchos menos que quisieran acompañarlo a un boliche Gay.

—Jared... —el pelinegro soltó un suspiro de cansancio y prosiguió. — Dime, ¿Que podría hacer yo en un boliche Gay? —la pregunta salió de Scott llena de confusión.

—¡Puedes divertirte! —grito está vez su mejor amigo lleno de Euforia. — Además acabamos de salir de la Universidad y no pudimos celebrarlo como se merece, en lo personal creo que este es el momento perfecto. —Jared levantó su brazo y señaló el techo demostrando que su idea era perfecta.

Y así fue como Scott terminó en el boliche con su amigo, mientras Jared bailaba con el nuevo ligue que se había conseguido, Scott se encontraba sentado en la barra del bar bebiendo y cada tanto rechazaba invitaciones para la pista y algunas bastantes indecorosas.

—Hola. —hablo la persona que se había sentado en asiento vacío que estaba al lado de Scott. — ¿Te gustaría bailar está canción conmigo? —preguntó el muchacho mientras señalaba la pista de baile.

—Lo siento. —contestó un poco fuertes Scott para que el chico lo escuchará por encima de la música. — No estoy interesado.

Así pasaron las horas, de un momento a otro ya se encontraba bastante ebrio, aún que quiso dejar de beber no podía, ese trago que había estado tomando desde que comenzó la noche era demasiado delicioso como para abandonarlo así.

Ahora Scott estaba en medio de la pista bailando como nunca lo había hecho, y aún que él creía que bailaba con una bella mujer, este no era el casó, estaba demasiado borracho como para darse cuenta que realmente bailaba con un bello príncipe.

Príncipe el cual se llevó a casa esa misma noche y pasaron cosas de las que tal vez se arrepentiría en la mañana. Scott no era homofóbico, claro que no, pero realmente nunca se había planteado la idea de estar con otro hombre.

Por su parte Jared estaba despertando con una terrible resaca, lo peor de todo era que la ventana de la que él creía era su habitación dejaba entrar demasiado la luz que anunciaba la mañana.

—Mi cabeza. —susurro con la voz ronca y llevando su mano hasta esta.

Jared parpadeó lo suficiente para enfocar su vista y darse cuenta que esa no era su tan preciada habitación, pero si era una habitación que conocía a la perfección.

—Scott. —volvió a susurrar mirando hacia todos lados.

La vista del pelirrojo cayó en el torso de su cuerpo y luego a su entrepierna, dándose cuenta que no llevaba puesta ninguna de las prendas que debía cubrirlo, en pocas palabras se encontraba como dios lo trajo al mundo.

Jared asustado miro a su compañero de cama y encontró a Scott durmiendo boca abajo sin remera con los brazos metidos bajo la almohada.

—Tranquilo Jared. —se dijo, y comenzó a inhalar y exhalar. — Si él tiene el pijama puesto, entonces todo está bien.

Aún que el pelirrojo trataba de darse fuerzas, al tomar la cobija que cubría el cuerpo del pelinegro sus manos no paraban de temblar.

El sujeto la cobija y tiro de ella con los ojos cerrados como si de una maldita cucaracha se tratara, comenzó a abrir los ojos poco a poco mientras rogaba y suplicaba que su amigo tuviera su pantalón puesto.

Al abrirlos completamente se encontró con el trasero de Scott dándole los buenos días.

—Puta madre. —pronunció.

El pelirrojo se levantó de la cama dispuesto a tomar su ropa eh irse como si nada hubiera pasado, si su amigo no despertaba y por ende no lo veía ahí, podría solo decir que lo vio irse con una chica y luego no supo nada más de el.

Mientras se ponía los calzones miro el piso y no solo encontró uno, ni dos, encontró tres preservativos regados por la habitación como si de regalos de bienvenida se tratasen.

—¿Pero qué mierda hicimos anoche? —susurro con los ojos abiertos de par en par.

Jared se apresuró y tomo los tres preservativos dispuesto a tirarlos a la basura.

Scott al sentir la brisa fría comenzó a despertar, un quejido salió de su garganta ya que al igual que su amigo él había tomado mucho más de la cuenta.

El pelinegro miro hacia su costado y Vi a su mejor amigo de piedra, Jared en ese momento realmente parecía una Estatua.

—Jared, ¿Qué haces tan temprano aquí? —preguntó mientras tomaba asiento.

Scott parpadeó y miro su cuerpo, luego a su amigo y vio que este tenía lo que parecía ser preservativos usados en su mano, volvió a mirar su cuerpo y luego el de su amigo y se percató que él no era el único desnudó en esa habitación.

—¿Qué demonios? —exclamó para luego taparse con la cobija de su cama.

—Puedo explicarlo. —dijo Jared estirando sus brazos tratando de calmar a su amigo.

Scott miro la mano que cargaba los preservativos y luego a Jared, este se dio cuenta y los escondió detrás de su espalda soltando una pequeña risa de incomodidad.


Instagram: daynizleguizamon

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