13|Juntos.

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—Jared, creo que ya es suficiente

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—Jared, creo que ya es suficiente. —dijo con un poco de pena.

—Solo una última vez —contestó sin mirarlo. —Lo prometo.

—Eso dijiste hace diez minutos.

El moreno suspiro tomando el brazo que se dirigía hacia el señor que ansioso esperaba poder agarrar el dinero.

—Ya nos vamos. —soltó con una sonrisa hacia el hombre y comenzó a jalar de el para irse a otro lugar.

Jared iba quejándose como un niño chiquito al no poder seguir jugando, pero es que el moreno no podía permitir que gastará todo su sueldo en ese juego, seguro le había pagado todo el mes al señor que atendía.

El dúo siguió caminando por unos minutos más hasta que Jared tuvo la fantástica idea de subirse a la rueda de la fortuna. Scott al principio no estaba seguro sobre eso, ya que la rueda de la fortuna normalmente es para parejas que se encuentran totalmente enamoradas, y aun que ellos se encontraban en la fase de citas y se gustaban, no lo sentía apropiado. Obviamente no era por qué él le tenía miedo a las alturas.

—Vamos, vamos. —dijo Jared, comenzando a jalar a Scott hacia la fila del juego.

Alrededor de veinte minutos después al fin pudieron subir al juego, la rueda comenzó a girar y por alguna extraña razón el momento se volvió incómodo. Ninguno de los dos pronunciaba palabra, cada uno miraba hacia un lugar diferente temiendo chocar sus ojos en algún momento.

Aun así Scott sentía un leve nerviosismo, temía mirar hacia abajo y que su presión bajase a tal punto de desmayarse ahí mismo. Pero no sentía miedo, o eso era lo que el quería creer.

Escucho la voz proveniente del pelirrojo que logro distraerlo y calamar un poco sus nervios.

—Lamento haberme emocionado con el juego de dardos. —dijo Jared, tratando de aminorar el ambiente.

—No hay problema, a decir verdad es divertido verte en esa faceta. —menciono soltando una corta risa.

Al fin los dos se miraron, Jared notó en Scott un brillo especial, el mismo brillo que veía cuando eran niños.

—¿Recuerdas la vez que nos escapamos de la escuela para ir al lago y cuando regresamos estaban nuestros padres junto a la policía en la entrada? —preguntó recordando aquel dichoso momento.

—Lo recuerdo —habló mientras comenzaba a visualizar ese día en su mente —, recuerdo que tu padre primero te abrazó para luego jalarte de la oreja.

Jared empezó a sentir cosquillas en el estómago, estás no eran por qué se sentía emocionado ni nada, en realidad estaba un poco avergonzado. Mientras el gracioso de Scott soltaba risas recordando el suceso.

—No era necesario mencionar eso. —el color rojo empezó a subir por sus mejillas.

—Fueron buenos momentos.

—Lo fueron. —Jared giro en su lugar y tomó las manos de Scott que se encontraban en su regazo. — A partir de ahora creemos más hermosos momentos para recordar.

—¿Juntos? —se animó a preguntar.

—Juntos.

Scott se quedó mirando a Jared por un buen rato, en su cabeza se preguntaba si estaba bien realizar la pregunta que rondaba por su mente, tenía miedo de arruinar el momento con algo que podría ser apresurado, así que decidió guardarla para otra ocasión, apenas estaban comenzando a tener citas y sería estúpido arruinar la atmósfera tratando de acelerar las cosas.

La rueda siguió girando por unos minutos más y el dúo continuó trayendo recuerdos al presente y por supuesto las risas no faltaron. Al quedarse sin tema de conversación los dos se limitaron a mirar las estrellas mientras el juego seguía funcionando. Sintiendo el calor de sus cuerpos uno al lado del otro, un calor reconfortante, no era necesario emitir palabra alguna para saber lo cómodos que se encontraban estando juntos.

Jared dirigió su vista hacia Scott y lo encontró con la vista hacia el cielo, sus ojos se encontraban perdidos y parecía que no había nada más hermoso. Al pelirrojo le parecía una escena espectacular, de esta forma podía ver cada facción del contrario a la perfección. Los mechones blancos de su cabello resaltaban en su máximo esplendor en la oscuridad que había ahí arriba. Al verlo así su cuerpo sentía plena tranquilidad, los latidos de su corazón golpeaban cada vez más fuerte en su pecho y delataban lo enamorado que se encontraba.

Unas horas después el dúo se encontraba en la puerta del hogar de Scott.

—Gracias por el paseó, fue agradable. —menciono el más bajo de manera un poco nerviosa.

—No fue nada, me alegra que lo hayas pasado bien. —respondió Jared.

Scott asintió y poco a poco fue acercándose a la puerta de casa para abrirla.

—Descansa Jared, mañana tienes trabajo. —comentó, mientras intentaba encajar la llave en la cerradura.

La expresión facial de Jared cambió a una de sorpresa, no esperaba que el moreno lo botará tan rápido, es más pensaba que esté lo invitaría a pasar como suele hacerlo.

—¿Ya te vas? —preguntó con un poco de tartamudeo. Scott se giró a verlo y frunció el ceño. — ¿No vas a invitarme a pasar?

—¿Por qué haría eso? —cuestiono el más bajo cruzando sus brazos.

—Siempre lo haces.

—Si bueno, eso lo hacía cuando veníamos en plan amigos —le recordó de manera amable —¿Por qué te invitaría a pasar en la primera cita? —el pelirrojo quedó mudo, no esperaba esa respuesta/pregunta.

Scott soltó una risa y volvió a su trabajo de abrir la puerta, al mismo tiempo el contrario se encontraba sin poder asumir que había sido bateado, se encontraba en una especie de shock.

Cuando Scott ya se encontraba adentrándose en casa, por instinto Jared lo siguió, no obstante el moreno giro sobre sus talones y coloco la mano en el pecho del más alto.

—Hasta mañana. —afirmo sin dejar que esté diera una paso más.

Entro en la casa y cerró la puerta en las narices de su cita.

Jared no tuvo más opción que caminar de vuelta hasta su casa, un poco cabizbajo ya que esperaba poder pasar más tiempo con el moreno. Aún que de alguna manera lo entendía él estaba tomando esto como un nuevo comienzo para esta relación, así que lo coherente era que esa noche volviera a su propio hogar.

Llegó a casa y se dispuso a cambiar sus prendas por pijamas y acostarse a esperar un nuevo día para ver al chico que le gustaba.

—¿Cómo podré aguantar tanto tiempo? —se preguntó a sí mismo. Tapó su cara con una almohada y ahogó un grito de frustración en ella.

Since that nightWhere stories live. Discover now