Un pueblo, Wyland.
Asesinatos y secuestros.
Adolescentes y adultos con pasados ocultos.
La pregunta no es:
¿Quién es el culpable? Sino ¿Dónde estabas cuando todo ocurrió?
Queda prohibido reproducir, copiar, retransmitir, transcribir y...
¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
Podía sentir que era la mejor época de mi vida.
Siempre me decían que la adolescencia era una gran etapa de cambios, algunos decían que era la mejor, quizás no para todos ya que suceden demasiadas situaciones, decisiones, cosas que tienden a colapsar nuestras mentes, pero mi felicidad no se debía a estas vivencias, sino a mis amigos, sin ellos nada habría sido igual.
Nuestras amistades eran sanas, vivíamos en Wyland un pueblo tranquilo donde todos nos conocíamos, confiábamos en que si una chica salía sola a la calle o incluso a caminar por el bosque, regresaría sana y salva a su hogar.
Wyland era el paraíso en el que cualquier persona desearía estar, hasta que llegó el dia en que mi adolescencia dejaría de ser tan perfecta con una familia que me hacía sentir protegida y amada, lo tenía todo, entonces me rompieron el corazón como una estocada directa en el pecho, tanto que llegué a dudar si seguir viviendo.
Aquello provocó un sinfín de daños colaterales. Situaciones que jamás habrían ocurrido en Wyland, pero sucedieron.
Todo comenzó con la fiesta de final de año, habíamos planeado que al otro dia nos iríamos de paseo al lago y pasar nuestro último dia juntos. Mis amigas, Laura y Claudia estaban locas con Jasper Lizano, se lo peleaban por invitarlo al baile, no sé qué le encontraban si era un joven callado, guapo pero engreído.
Lo suficiente para detestarlo.
Se rumoreaba que era de escasos recursos y le daba vergüenza contarlo, a veces la gente tiende a juzgar tanto e inventar vidas cuando está aburrida y no tienen nada mejor que hacer, era cosa de observar cómo Jasper se vestía, parecía como si no tuviera ningún problema de dinero.
Mis ojos estaban puestos en otro chico, alguien que para mí sería inalcanzable y eso solo provocaba que lo deseara más, nos llevábamos cuatro años de diferencia y aunque no era demasiado, si lo era en cuanto a que soy menor de edad y él ya estaba en la universidad.
—El vestido rojo nunca falla —decía Laura mirándose al espejo y mostrándonos como se veía. Mientras yo no dejaba de sentirme distraída.
—¿Crees que vayan muchas de rojo? —prosiguió Claudia—. Félix dice que el rojo me queda bien, pero es muy común.
—Uhm pero ninguna se verá como tú, amiga —la animó—. ¿Y tú, Sasha? Tan callada.
—No sé qué ponerme, ni siquiera sé si iré al baile —dije—. No tengo un vestido.
—¿Tus padres no te han comprado uno? Si quieres te presto —me dijo Laura.
—No, no pasa nada, veré cómo me las ingenio.
—Bueno pero tienes que ir sí o sí. —añadió Claudia.
—...Me invitó Lizano —dije dudosa, algo que ellas no sabían.
