Bodega

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Mikasa se encontraba revisando una de sus cajas, era una que le había faltado acomodar, estas las acomodaria en su mesa de noche puesto que sabia que en esa caja solo abria libros, abrió la caja y como lo supuso solo había libros sobre historias, apenas saco dos libros y vio una cajita de madera, era pequeña pero no tanto.

Lo abrió y encontró fotos de su infancia, como su cumpleaños, el cumpleaños de Levi, la llegada de su hermano, la fiestas que se hacían en su pueblo, cuando habían salido ella y su familia a dar un paseo por las montañas, las fotos de su pueblo, se sintió melancólica al pensar que aquella tiempos nunca iban a volver... al igual que su padre. Vio una foto donde estaba ella junto con su padre, este la tenia en brazos mientras que ella lo abrazaba y sonreia hacia la cámara, rozo con sus dedos la parte donde estaba su padre, lo extrañaba, cuanto deseaba poder verlo aun que sea solo una vez, poder despedirse de él y decirle lo mucho que lo quería y lo mucho que le iba a hacer falta, sin embargo, no todos los deseos se pueden cumplir y este era uno de ellos.

No queria guardar la foto en aquella cajita con el resto de fotos y demás, queria poner la foto de su padre a su lado y así lo tendría siempre junto a ella, buscaria un marco para poner la foto y luego la pondría en su mesita de noche, de esa forma podría por lo menos pensar que así estaría su padre con ella, queria verlo cada vez que despertará aun que fuera solo una vez, sin embargo no se daba cuenta que a veces recordar cada dia a una persona que se fue para siempre es doloroso y más cuando se trata de propio padre.

Siguió viendo las fotos y se detuvo en una donde estaba con quien fue su primer amigo, esta estaba con un poco de polvo pero...

-Mikasa ven un momento- la llamó su madre desde el otro lado de la casa

-Ya voy- respondió alzando un poco la voz, guardo las fotos en la cajita de madera y la guardo en uno de los espacios de su mesita de noche

Rocio esperaba a su hija desde la sala, esperaba que lo que le dijera la pusiera de buen humor puesto que ella parecía molesta por el constante problema de su pierna enyesada.

-¿Que pasa, mamá?- pregunto moviendo la silla de ruedas

-Hija te tengo buenas noticias- se acerco a ella

-¿Cuales?- le pregunto curiosa, su madre se puso de cuclillas para estar cara cara

-Iremos al hospital para que el doctor te quite el yeso- le dijo con una sonrisa haciendo que su hija sonreirá también

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-Adelante- dijo Sakura luego de oír tres golpes suaves en su puerta, esta tenia en manos un libro

-Disculpe la intromisión mi señora pero abajo esta la señora Sofia y..

-¿Y por qué la dejaste pasar Will?- lo interrumpió molesta-¿Acaso no te dije que no quería ver a nadie?

-Me va a disculpar mi señora pero esto es serio

-¿Que es lo que quiere?

-Quiere hablar sobre el acuerdo que hicieron

-Seguramente vino a chantajearme de nuevo

-No creo que sea por eso mi señora

-No la conoces Will, esa mujer es una manipuladora

-Lo siento mi señora, si lo desea le pediré que se vaya

-Sofia no se ira hasta conseguir lo que quiere- suspiro- dile que me espere un momento

-Como ordene, con permiso- salio de la habitación

Sakura se levanto de su sillón y dejó su libro en este, el día no había empezado bien para ella primero lo del verdulero armando un escándalo en media calle solo para vender la fruta que dudaba mucho estuviera fresca, luego la actitud de su propia hija defendiendo a esos pueblerinos y ahora la desagradable visita de Sofia a su casa para hablar del dichoso acuerdo que tenían, estaba segura que la mujer vendría a pedir más de lo que pidió, apenas estaban en el barrio y ya eran un dolor de cabeza para ella, debía deshacerse de ellos a como de lugar y más pronto mejor.

La Enemistad Entre El AmorOù les histoires vivent. Découvrez maintenant