PRINCIPESSA | Alec Volturi

🖇 Chapter Twenty-two 🖇

Una semana había pasado desde aquel día en donde confirmamos la extraña teoría de estar en cinta, aún resulta algo irreal. Yo aún parecía no estar embarazada al no tener estreñimiento alguno, pero algo alarmante era la situación de Chelsea, apenas habían pasado siete días y parecía estar embarazada de seis meses. Caius parecía estar disconforme ante aquella situación.

Yo me sentía extrañada y preocupada, la rubia se veía tan débil, sentía que si llegaba a rozar alguna extremidad suya le rompería un hueso de lo delgada que estaba, casi no podía moverse por su cuenta y la comida humana no ayudaba mucho. Aro había comenzado a dudar de que lo tenía en el vientre fuese humano, pero rápidamente dejó sus dudas de lado cuando escuchó un segundo latido proveniente de Chels.

—Se llamara Poe si es varón —dijo el rubio con una sonrisa en el rostro.

Estábamos hablando de los posibles nombres para los hijos de Chelsea.

—En tus sueños —dijo Allison, mientras trenzaba la cabellera de la rubia.

—Estube pensando en diferentes nombres —habló Chels con una débil sonrisa.

—Mientras no le quieras poner Alaccina o Murfulias todo bien —dije alzando ambas cejas, los tres me miraron con el ceño fruncido—. No me miren así, Alec es horrible eligiendo nombres, pero me da pena decirle y arruinar su entusiasmo —murmure tapando mi rostro con mis manos.

—Pobres niños, quedarían condenados de por vida si los nombraran así —dijo Allison horrorizada.

—Mis nombres no son tan malos —se mofó la rubia—. Estuve pensando en si era niña llamarla Allesea, es una mezcla entre nuestros tres nombres —dijo mientras nos miraba, fue la cosas más bella que había escuchado—, y si era niño llamarlo Roverts, una mezcla entre el apellido Volturi y Rogers —dijo esta vez mirando a Poe.

—Bueno, el primero está bien y el segundo no está tan, tan mal —aportó Allison sacandonos una risa.

—Mejores que los de Alec son, me gustan —dijo Poe.

—Déjenlo en paz, pobre —dije conteniendo la risa, la verdad es que si eran horribles.

(...)

Estaba preparando la comida para Chels, mientras que entre Allison y Poe la bañaban y la vestían. Estuve pensando en un sin fin de teorías acerca del por qué Chelsea estaba cada vez más débil y de por qué a mí no me había sucedido nada todavía. Llegué a la hermosa conclusión de que no tenía ni puta idea de una mierda de lo que estaba pasando porque, vamos, no todos los días te quedas en cinta por un vampiro.

No me dio tiempo a reaccionar cuando la cuchilla corto parte de la yema de mi dedo, la sangre comenzó a salir de forma lenta y rápidamente lo metí bajo agua para limpiarlo, y ,siguiendo una extraña costumbre que tenía mi padre, le eché azúcar a la herida para que dejara de sangrar.

Rojo... sangre... vampiros... Los vampiros se alimentan de sangre...

—¡Por la mierda, era muy obvio! —exclame con frustración, ahora creo que entiendo el porqué Chelsea estaba cada vez más débil. Su cuerpo no soportaba el tipo de alimentación que tenía el feto, probablemente absorbía tanta sangre de su madre que eso estaba ocasionando que su ritmo cardíaco disminuyera, sumándole la falta de nutrientes que le hacía. Era todo un manojo de problemas, una cosa desencadenaba otra y se volvía en una bola de cosas que no dejaba de crecer, si atacamos el problema desde la raíz lo más probable es que todo lo demás se solucione.

—¿Sucedió algo? —dijo Alec, apareciendo de la nada.

—Me corte la yema del dedo, no es nada —respondí, aun así se acercó a revisar la herida—. ¿Tienen sangre?

—¿Eh? —me miró sin entender.

—Necesito sangre —le dije agarrandolo del saco de su traje.

—¿Y donde quieres que saque sangre? —dijo con el ceño fruncido.

—Y yo que sé, roba un banco de sangre o algo —le dije mientras arreglaba su ropa. Él quedó parada mirándome—. ¡Muévete, rápido, rápido, es para hoy no para mañana!

—Ya voy, histérica —se quejó saliendo de la cocina.

Yo me dispuse a buscar algún vaso porque apuesto a que sería incómodo tomar sangre de otra manera, deje el vaso sobre la mesada y rápidamente fui a terminar de cortar algunas frutas para llevarle a Chels. Los minutos pasaban y Alec aún no aparecía, puede ser porque me ignoro completamente o porque se le hizo complicado el conseguir sangre.

Por mientras que el volvia yo puse toda la comida en una bandeja y me apure a llevársela a Chelsea a la habitación de Caius. Camine rápido por los pasillos lúgubres con cuidado de que no se me cayera nada y sin golpear la puerta entre a la habitación.

—¡Tengo una brillante idea! —grite al momento de poner un pie en el lugar, estaban mis dos amigos, Jane, Demetri y Caius junto a Chelsea.

—No se porque me suena a una muy mala idea —dijo Poe, con una ceja arqueada, yo chasque la lengua a modo de desaprobación.

—No existen las malas ideas, solo son buenas ideas que no salen acorde a lo planeado —dije a la vez que dejaba la bandeja a un lado de Caius, quien se dispuso a darle de comer a su mujer.

—Iluminanos ya que se te ocurrió algo brillante —se mofó Demetri, sacandole una risa a Allison.

—¡Freya! —el grito de Alec resonó en todo el pasillo.

—Ya vuelvo a iluminarte —murmure y salí corriendo en busca de mi pareja. Lo vi parado al final del pasillo mientras miraba a todos lados con el ceño fruncido. ¿Dónde carajos deja sus habilidades de vampiros?

—¿Dónde está? —Pregunté refiriéndome a la sangre.

—Hola, amor mío, yo también me alegro de verte otra vez —dijo de manera sarcástica, rodé los ojos de manera divertida y le saque una bolsa que tenía en la mano, era una bolsa de sangre O.

—Perfecto —dije con una sonrisa.

—Al igual que yo y mi futura copia —dijo él con aire de grandeza.

—Sí, sí, copia que ni en tus sueños se llamara Alaccina —le respondí depositando un beso en su mejilla, él me miró indignado—. No me mires de esa manera, hasta Caius te dijo que ese nombre era horrible.

—Ustedes no tiene buenos gustos —se quejó el castaño.

Yo lo ignore y fui nuevamente a la habitación de Chelsea. Tomé el vaso que había llevado y abrí la bolsa de sangre para depositar el líquido carmesí manchando el cristal.

—Ten, bebelo —le dije tendiendole el vaso.

—Mi hermana no beberá eso —dijo Poe con asco.

—Solo quiero comprobar algo con el bebé —le dije al rubio, él me miró con desconfianza.

—Esta bien, Poe, lo beberé si eso le hace bien al bebé —dijo Chels y agarro el vaso.

La sangre comenzó a manchar sus labios y luego de un par de tragos me miró con una sonrisa, acción que le devolví, su rostro comenzaba a tener más color, estaba funcionando.

Nos leemos pronto.