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Remus, como buen caballo troto sin parar, por la noche camila se quedó dormida al ritmo del trote y Lauren la aseguró entre sus brazos por lo qué la pequeña salvaje se acurrucó aún más poniéndose de costado contra el amplio pecho.

En los primeros rayos del sol camila despertó estirandose cuál gatito y Lauren se río de ella.

-Qué tengas buen día - Saludo Lauren, Remus iba caminando, esquivando algunas rocas en una cuesta arriba

-Qué tengas buen día también - Dijo camila con la voz tranquila, pausada

-Tienes una voz muy hermosa, claro cuando te portas como una dama con modales - Dijo Lauren por joderla.

-No soy una dama perfumada como las que has de conocer tu! - Camila estalló, no le gustaba la idea de ser así. Siempre las había visto de lejos con sus vestidos y sus peinados prolijos. Ella estaba bien como estaba.

-No, sin duda no lo eres. - Lauren miró el cielo y luego la larga extensión de tierra. - Podríamos llegar en un rato a Drevor. Que harás tu?

-Irme. En cuanto te bajes de Remus.

Y llegaron a la aldea qué colinda con drevor, los campesinos primero la veían extrañados y luego con una grata alegría.

-Es la comandante Jáuregui! - gritaban a su paso, reverenciando, silbando - Jáuregui, jáuregui, jáuregui - Lauren les sonreía y aun qué iba toda sucia y maltratada, cabalgaba con gallardía y orgullo. Los saludaba con la mano cual miembro real. Los niños se acercaban y Lauren les extendía la mano para tocarlos o dejar que ellos la tocarán. - Está viva! Comandante! Larga vida! - Seguían gritando, camila miraba aquello con extrañesa. Sabía que entre su pueblo y el de Lauren había diferencias, veía la sonrisa que Lauren tenía y como sus ojos eran cálidos.

Pará cuando El caballo entró a Remus, la familia de la Casa Jáuregui Morgado corrió a la calle principal, exactamente en el atrio de la plaza, el rey tulio también salió de su palacio rodeado de sus escoltas. Pero Lauren no tomó la calle principal, si no qué entró por las pequeñas calles de lodo y llegó a casa de su familia.

Camila estaba impactada de ver aquello. Era una casa enorme, altas bardas protegían la recidencia, y al entrar sus jardines eran hermosos. Llenos de flores y de paisajes verdes, había un lago y gente caminaba por todos lados.

Los jáuregui morgado corrieron a casa y apenas Clarice vio a su hija rompió en llanto de alegría.

Lauren salto del caballo y la abrazó fuerte. Abrazo a su padre

-Estas bien?! - preguntó su padre Marcus. - Mira lo lastimada qué estas, fueron esas sanguijuelas de los Brojya, maldita escoria

-Padre por favor. - pidió Lauren suave.

-Y tu, dulce niña quien eres? - camila arqueo la ceja y arrugó la cara. Ella no era una niña. Y no era Dulce. Seguía trepada en Remus.

-Baja, camila. - Pidió Lauren y se acercó a ayudarla aún qué camila obvio no aceptó esa ayuda, causando un gran interés en ambos adultos.

-Padre y madre, permitan que les presente a Camila, me ayudó a escapar. - Marcus entre Cerro los ojos - Ella también estaba cautiva, camila es una campesina de las cordilleras lejanas!

Camila la miró confundida. Lauren estaba mintiendo. Por qué?

-Oh dulce niña, eres un ángel. Vamos a que coman, a que se bañen y descansen!!

-Oh no, no, no. Yo ya me voy

-Qué dices! No, claro que no. Tu ayudaste a mi niña y vamos a tratarte muy bien, además desde cuando que están montadas en ese caballo y no comen, ni se bañan!

Una Corona Para Camila Where stories live. Discover now