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Pasó casi más de un mes desde que Tony y Stephanie se encontraron en aquel supermercado. No iba mentir al decir que no se sentía decepcionado, pues cuando menos había esperado un mensaje de ella. Sin embargo, ninguna notificación apareció en su celular. Verla aparecer esporádicos minutos en televisión tampoco lo hizo sentir mejor, al contrario, terminaba más miserable que antes.

Estaba en su taller desde temprano. Había hecho un par de trabajos, pero en su mayoría, Scott y Logan junto a los ayudantes habían hecho todo. Tony realmente pensaba que necesitaba trabajo pesado para no estar pensando en la rubia. Debía hacer algo y dejar de darle vueltas al asunto. 

Se talló el rostro con ambas manos y sin más salió de su oficina, dejando olvidados esos documentos que no hacían mucho para distraerlo. Pasó de largo las máquinas y los autos que estaban a su izquierda y derecha, pero cuando estuvo a punto de salir, una camioneta negra se estacionó impidiendo su salida. Tony echó un breve vistazo, dándose cuenta que una moto estaba en la parte trasera de dicha camioneta que estaba frustrando sus planes de largarse y quizás ir a una pista a correr y derrapar con su auto como si no hubiera un mañana.

Trató de volver a caminar, pero entonces la puerta se abrió y de ella bajó la dueña de sus frustraciones.

Stephanie tenía puesto un pantalón de mezclilla azul fuerte, una blusa blanca y una chaqueta de piel negra. Vaya que se veía agresiva. Del lado del copiloto, Bucky bajó también del auto.

Tony estuvo a punto de virar sus ojos al verlos juntos. Ahora todo parecía tener sentido. Ella y el mapache parecían muy cercanos.

Ambos luchadores se acercaron a él. Tony permaneció con una expresión ajena a cualquier sentimiento, aunque la rubia le estaba dedicando una ligera sonrisa agradable y él deseaba a montones devolver el gesto.

—Hola, Tony—saludó la rubia.

Tony solo hizo un suave movimiento con su cabeza a modo de saludo.

—¿Cómo has estado?—preguntó ella.

Tony entrecerró sus ojos hacia ella, finalmente mirándola a los ojos por unos segundos, comprobando si realmente esta le estaba dirigiendo la palabra de la misma forma que cuando se vieron en el supermercado. Tenía pantalones si se atrevía a hacer eso en frente del mapache.

—¿En qué puedo ayudarlos?—Tony prefirió ignorar cualquier interacción con ella que no fuera laboral.

La sonrisa de Steph, se volvió una forzada e incómoda.

—Necesitamos que arregles su moto—dijo Bucky, su voz sonando ronca y amenazante.

Tony no le dio importancia a eso. Logan podía ser peor que ese intento de chico ruso. Asintió, miró hacia la moto y luego al interior del taller.

—Pasen y busquen a Logan, él es el especialista en motos, yo tengo que salir y no puedo atenderlos.

—¡Tony!

La voz de la rubia lo detuvo luego de dar dos pasos hacia su libertad. Tony contó de 2 en 2 y luego de 3 en 3 tratando de calmarse. No quería verla, no quería hablar con ella. Se sentía un estúpido por haber pensado que una celebridad como ella podría tomarse en serio una invitación a una casa de barrio solo para pasar el rato. No quería humillarse más de lo que ya se sentía humillado.

—Tony, yo... Esperaba que tú...

—Logan hará el trabajo perfectamente bien—dijo Tony de manera seca, sin girarse, dándole la espalda a los luchadores—. Tengo que irme.

Tony no se dio cuenta, solo Bucky pudo ser testigo de la sonrisa rota y la mirada decepcionada que adornaron el rostro de su amiga.

—Él me odia—dijo ella, con la mirada baja después de ver al genio salir del terreno en ese curioso auto clásico.

Bucky puso una mano en el hombro de Steph.

—No quería decir esto pero... Te lo dije.

Steph frunció el ceño y luego dio un puñetazo a Bucky en el hombro.

—Serás idiota.

Bucky soltó una carcajada.

—Encárgate de bajar la moto y asegurarte de que se quede con el tipo ese que dijo Tony—enojada, Steph subió al lado del copiloto y se cruzó de brazos, molesta consigo misma por ser tan estúpida.

Había estado tan emocionada cuando Tony la invitó a su casa. Pero luego los nervios la habían hecho sentir estúpida constantemente por haber aceptado. Ella y Tony no podrían tener nada aunque quisieran, aunque su amigo Bucky le había dicho que no tenía nada de malo. Su amigo le había aconsejado que hablara con Tony, que cuando menos mantuviera comunicación con él para conocerse, pero vamos, ella era insegura. Sabía perfectamente cómo lucía, era una chica ruda que no cualquier hombre miraría porque bien podía romperles una pierna, pero Tony... Sabía que era diferente y aún así no evitó que se sintiera mal consigo misma. Tony era un hombre muy hermoso, atractivo, y él merecía una chica a su altura, quizás una de esas chicas rubias, delicadas y hogareñas, que pudiera esperar al mecánico con calidez en su hogar.

Steph ya no estaba segura de lo que quería. Había investigado a Tony y no fue difícil dar con él. Era verdad que tenía varios talleres regados en la ciudad, pero él solo operaba en uno mientras que los otros eran atendidos por personas de confianza para él. La idea inicial había sido hablar con él con el perfecto pretexto de que su moto necesitaba una compostura, pero las cosas no habían salido como lo planeado. Definitivamente se arrepentía en demasía por no haber hecho caso a Bucky desde un principio. Ahora sus inseguridades parecían una estupidez comparado con lo terrible que se sentía al ver a Tony recházandola.

Fanáticos De Las Luchas (TERMINADA)Where stories live. Discover now