Cap 29

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Era de madrugada y yo seguía despierta, leyendo... Pero no uno de mis libros de siempre, si no uno de los de Hanna. Sí, yo leyendo esas cosas, raro, ¿No? Pero realmente quería saber que era lo interesante de ellos.

Yo leía uno que se llama "Kimetsu no Yaiba", Hanna lo tenía en inglés así que pude leerlo. De verdad que estaba muy bueno, aunque al principio me costó leerlo, ya que no era de la manera en la que leía uno normal, sino al revés, pero después de un rato me acostumbré.

—Mmm... N-no.. —Hanna se estaba quejando. Tenía cara de desagrado, parecía querer llorar—.  No, no q-quiero...

—Hanna.. —puse el libro a un lado y acaricié la mejilla de Hanna la cual estaba caliente—. Hanna...

—¡No por favor...! —Hanna se sentó de repente con lágrimas en sus ojos. Ella me miró unos segundos, me estaba examinando, luego se lanzó a abrazarme.

—Hey... ¿Qué te pasó? —le pregunté preocupada.

—Era él... Él me tenía... —ella sollozaba teniendo su cara en mi cuello.

—¿Él quién? —yo acariciaba su cabello, aún se me hacía extraño que acabara antes de su espalda.

—Tu sobrino...

Si pudiera ir al infierno en este momento, iría directamente a dónde Maximiliano y lo haría retorcer de dolor. Por su culpa Hanna solía tener pesadillas y aveces le asustaba que yo me acercara a ella.

—Max ya no está.. —agarré sus mejillas con cuidado y le sonreí—. Ya no te hará daño...

—Él sigue en mi mente... Está ahí haciéndome cosas —Hanna se agarró la cabeza, cerró sus ojos y siguió llorando sin control—. ¡Ya no lo soporto!

Tomé aire y la abracé fuerte. Me dolía ver a Hanna sufrir traumas por culpa de mi sobrino. Mañana hablaría con Francis y Anna para ver si me daban su aprobación y llevarla a un psicólogo... Necesito que Hanna deje de ser atormentada por esos fantasmas...

—Por favor, cálmate. Maximiliano ya no está, comprende... No te hará daño, y si alguien intenta hacerte daño, yo te protegeré.. —hice que me mirara a los ojos—. Vamos... Respira... Con calma, por favor.

Ella obedeció y me abrazó.

—Estoy cansada... —dijo por lo bajo.

—Lo sé... Lo sé -—quise darle un beso en la mejilla, pero ella se volteo y termine por dárselo en la comisura de los labios, por lo cual yo me sonroje—. No te entiendo. —le dije con una sonrisa. 

—Yo tampoco me entiendo.. —Hanna acarició mi mejilla y se fue acercando a mí—. Pero...

—¿Pero...? —dije mientras miraba sus labios.

—Quiero que sepas lo mucho que te amo...

Mi corazón se disparó como loco al escucharla... Ella termino por besarme y yo correspondí con gusto abrazando su cuello, y así me recosté y la traje conmigo.

—¿De verdad...? —pregunté con una sonrisa. Nuestros labios se rozaban al hablar.

—Sí, de verdad... Lo digo en serio. —infló sus mejillas.

Yo sonreí, su carita era tan hermosa... Y por fin había dejado de llorar, supongo que lo logré.

—Sabes... Yo tengo algo que decirte. —le dije estando sonrojada.

—¿Ah sí? —asentí— ¿Qué será?

—Mmm —cerré los ojos unos segundos y luego acerque mi boca a su oreja—, yo también te amo...

Sentimientos EncontradosWhere stories live. Discover now