Capítulo 70

31 3 7
                                    

¿Qué sí soy feliz?
Es un pregunta que hace años habría respondido con un «no lo sé». Pero ahora... Está más que claro.

—Ah... M-maki...

Su dulce jadeo inunda mis oídos haciendo que se me erice la piel y el pulso se acelere más de lo que ya está.

—Dime.

—Te amo~

Sonrío al escuchar sus palabras las cuales llenan mi alma... Mientras que su intimidad llena mi mano de sus jugos y veo estremecer a Hanna bajo mi cuerpo.

—¿Ya? —pregunto a modo de burla mientras ella tapa sus ojos con su antebrazo.

—Sí —ríe un poco mientras recupera el aliento que el orgasmo le arrebató segundos atrás.

Ambas nos metimos a bañar para luego volver a la cama y hablar de cualquier trivialidad que se nos ocurriera.
Entrelazo sus dedos con los míos sonriendo al ver el anillo en mi dedo anular.

—Es hermoso, Hanna —le digo mientras detallo aquel objeto en mi mano—. ¿Cuándo lo compraste? —la miro mientras ella se alza de hombros.

—¿Importa? —ríe nuevamente besando el dorso de mi mano, luego los dedos, luego el anillo—. Aquí lo que importa es ¿Sabias que te daría el anillo? —me mira con ojos acusadores—. ¿Leíste mi mente, Maki?

—¿Ah? —la miro y de inmediato niego hasta con las manos—. No, no, no, no, no, no —la miro esperando que me crea—. No te he leído, Hanna... Sabes que no lo hago.

—Sí, pero es mucha coincidencia, ¿no lo crees?

Sonrío y doy un golpecito en su frente.

—La verdad es que sí... —la abrazo escondiendo mi cara en su cuello—. Tengo sueño... A dormir ¿Sí?

Asiente, acaricia mi cabello y dormimos plácidamente.
Con el pasar de los días empezamos con los preparativos de nuestra boda, de aquí para allá con todo lo relacionado. Mi familia estaba contenta por nosotras y la de Hanna algo parecido.

—Necesitamos descendientes —dice Atsuko.

—Tiene razón... Hanna es la única que queda de la rama principal para darnos herederos —Takami apoya a la otra Aihara—. Sin ella todos nosotros desapareceremos pronto.

Hanna suspira y me mira buscando ayuda.
El bebé tenía que tener ADN de las dos sí o sí.

—¿Sin prometer un hijo no nos darán su bendición para la boda? —pregunto con mal humor.

—Maki-san, sabemos que nuestra bendición no sirve de nada, pero estamos preocupados —aclara Atsuko.

Entiendo su preocupación, pero no pienso en la maternidad todavía.
La conversación siguió con ellos y ambas prometimos en algún momento un heredero para el clan ¿Cómo lo obtendríamos? No tengo idea, pero para mí no hay nada imposible.

Volvimos a nuestra casa días después, siguiendo con nuestras cosas.

Yo estaba de compras mientras hablaba con Hanna por el celular, ya que en la mañana ella recibió una llamada que le obligó a ir de viaje a quién sabe dónde. No quiso dar detalles.

—¿Está todo bien, amor? —pregunto acomodando mis audífonos.

—Más o menos, cariño... —responde algo inquieta—. Te llamo más tarde ¿Sí?

—Hanna, te acabo de marcar.

—Lo sé... Pero —ella hace una pausa y se escucha un golpe y un grito al fondo—. ¡Espera! Ah... Ah... ¡Adiós, amor!

Sentimientos EncontradosWhere stories live. Discover now