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Me levanté con pereza, odiando la escuela, junto con el primer día de clases, por el simple hecho de tener que ver a Sunghoon de nuevo.

¿Acaso no le faltaba venir a casa cuándo no estaban mis padres y follar con mi hermano como si no hubiera un mañana, para luego saludarme y encontrarlo cada que yo salía de mi cuarto?

Me levanté y entré al baño a mirarme al espejo, luego de sentir una picazón en el cuello.

Otra vez no.

Por favor no.

Observé mi cuello y estaba sangrando levemente.

Ya acostumbrado, saqué un algodón y algún producto cuyo nombre no recuerdo que ayudaba a desinfectar y luego me puse una gasa. Por lo menos así creerían que me había chuzado o algo parecido.

Tomé una toalla, me duché y bajé a la cocina, robándome una manzana roja y me fui sin despedirme de nadie. Cada uno estaba en sus cosas, por lo que salí sigilosamente... hasta que el idiota de Park me saludó.

Mierda, aquí vamos de nuevo. Iba a ofrecerse a llevarme a mí y a mi hermano. Mi nariz se arrugó en señal de desaprobación.

— ¡Hola Sunnie! —me saludó con esa estúpida sonrisa que me hacía derretir.

— Hola Sunghoon. —Saludé seco agitando una mano en modo de saludo y rodé los ojos. Este no era mí día.

Me sonrió y luego me preguntó sí había desayunado. -Cómo si yo le importara-. Le dije que mi manzana era mi desayuno y frunció el ceño.

Luego, dirigió su mirada a mi hermano.

Le dió un lento beso a mi hermano y sentí un dolor inexplicable en mi estómago. Quería llorar.

Maldita sea.

Para que no percibieran que estaba triste, debido al aroma. Salí de la casa y llamé a Hee.

Él siempre me calmaba.

El contestó de inmediato y me senté sobre una silla que estaba en el jardín. Estaba nervioso, triste.

Si, si alguien me viera llorando por algo tan estúpido me dirían que debo dejar de exagerar.

Ojalá todo pudiera ser así de fácil como la gente lo pinta.

— Hee, t-te necesito... ¿Podrías por favor venir a mi casa? —mi voz se quebró. Ser un Omega no es tan fácil. Soy demasiado sensible.— no preguntes, por favor. Te explico luego, ¿Sí? Te quiero.

Está bien, bebé. Pero relájate. Recuerda lo que te dije, respira profundo y expulsa el aire cómo si él fuera el problema. Voy para allá... —colgó. Probablemente se acaba de levantar. Reí para mí mismo.

Segundos después, recordé que hace ya un año, Jungwon nos había presentado a Sunghoon.

Vaya, el tiempo pasa volando.

Lloré silenciosamente y sin darme cuenta el novio de mi hermano estaba tomando su mano y saliendo de la casa.

Giré mi cara, para ver quién había cerrado la puerta y sentí que quería llorar más fuerte.

Sunghoon estaba tomando la mano de Jungwon.

Probablemente estoy viéndome horrible con mis lágrimas bajar por mis mejillas. Sunghoon me observó preocupado y me limpié las lágrimas. Jungwon también se había dado cuenta, pero no dijo nada.

Iba a llamar nuevamente a Hee, hasta que la voz de Sunghoon me preguntó.

— ¿Estás bien, pequeño? —Joder, cuánto odiaba que me llamara pequeño.

Crystal tears. ‹𝟹 Sungsun Where stories live. Discover now