▓ CAPÍTULO 29 ▓

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LO QUE HAY DETRÁS DE LA PORTADA

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Narrador

—Señorita.

El hombre con aquella cicatriz en la mejilla que la reina no conseguía explicar se presentó delante de ella sujetando con fuerza la vara de madera, el látigo que llevaba en las manos cuando lo vio por primera vez se encontraba atado en su cinturón y su mirada era tan intimidante como antes.

Y por primera vez, la mujer pensó en todo el peligro que corría en Francia y el constante miedo que debía vivir la población, ella misma como monarca ya había sufrido un intento de asesinato, frustrado por el caballero que le entregó su lealtad. Aun así, buscaba confiar en que nuevamente ante cualquier peligro Lafayette llegaría a ella, pero debía dejar de bajar la guardia.

—¿Qué ocurre? —inconscientemente la mujer se fijó en su pierna izquierda, la cual se encontraba lastimada y cubierta con cicatrices de graves quemaduras.

Se olvidó por completo de su temor, buscando preguntar por el estado del hombre.

—Acompáñeme, se lo suplico —el hombre se fijó en ella con vergüenza.

La reina le siguió como pidió, de alguna manera había algo en el hombre que rogaba ser escuchado por ella detrás de tal formidable aunque intimidante aspecto.

Se detuvo en el centro del bosque, y aunque estaba asustada la mujer decidió confiar en su instinto que la invitaba a continuar.

El hombre se dio la vuelta en un momento.

—Majestad —se inclinó ante ella con respeto, colocando su cabeza sobre su rodilla.

—¿Cómo dijo? —preguntó haciendo retroceder con un paso involuntario su pierna derecha.

—Soy un hombre que nació ciego, majestad, nunca he visto la luz del día o conocido el aspecto de los frágiles pétalos, pero al escuchar su voz ahí dentro se manifestó ante mí la imagen más hermosa que haya podido imaginar, digna solo de la voz amable que me ha salvado antes, sé que es usted majestad —explicó sin mover un solo músculo de su cuerpo.

—¿Usted es ciego? —preguntó, segura de no haberse dado cuenta de tal detalle.

—Debido a lo difícil que es la vida para la gente como yo tuve que desarrollar mi oído y otras capacidades para ganarme la vida. La conocí durante la primera repartición de bienes que hizo al pueblo, había perdido la esperanza cuando escuché que usted se encontraba en la iglesia, entré pensando que no sería más que comida vieja, tal vez podrida, y entonces me otorgó una hogaza de pan caliente y crujiente, y desde entonces he sido incapaz de olvidar su melodiosa voz.

—Los niños que tienen ahí... usted en ello... —utilizó la oportunidad para poder preguntarle sobre su estancia en tal lugar y el cómo es que lo permitía.

—La señora Cath es una mujer inglesa que vino a Francia hace 22 años buscando niños a los cuales criar para luego vender, aunque trato de que los niños trabajen en la mina para apartarlos de ella nada resulta suficiente, a diario enferman y algunos de los más pequeños no llegan siquiera a los nueve años. Yo me encuentro aquí porque no tengo a donde ir, es todo lo que conozco, crecí aquí y nadie me compró debido a mi condición.

—¿Por qué decirme esto? ¿Por qué sabiendo quién soy?

—Porque pude encontrar en su voz la preocupación por ellos, las personas que vienen muestran desdén y solo les interesan los que pueden trabajar y les serán útiles, pero usted... usted que aunque mostró esa faceta para engañar a la señora en su interior había bondad y preocupación, sé que ha venido a salvarlos —María no pudo decir nada—. Tal vez no confíe en mí, y sé que merezco un gran castigo por ser parte de esto, pero por favor, le suplico que haga algo por ellos, deles el futuro que todos aquellos como yo nunca tendremos, no han nacido para crecer y sufrir en condiciones tan crueles.

Reescribiré Nuestra Historia [Lafayette X Ti] Dress Up! Time PrincessDonde viven las historias. Descúbrelo ahora