El Origen del Mal: Tom Ryddle

Tom vs. April, Round 1: Quidditch en prisión

Es curioso hasta qué punto está dispuesto a perder por demostrar que se tenía las de ganar.

La fiesta de Slughorn había sido todo un éxito para casi todos los estudiantes, April y Tom se habían ido temprano y no se hablaron en toda la noche. Ella se tomaba muy en serio la ofensa de Tom sobre el amor, para ella era algo hermoso, para él una artimaña muggle. Todos los que no pudieron asistir por no ser eminencia se lamentaban y los que habían presenciado la fiesta presumían. Octubre dio paso a Noviembre junto con el segundo partido de Quidditch para Slytherin, en el cual arrasaron 320 a 50. El gane había sido en gran parte gracias a la gran actuación de April, que pasó de ser una estudiante modelo y prefecta, a una sensación.

Por todas partes la saludaban estudiantes de todos los años y las estudiantes de otras casas parecían también apreciarla, a los chicos les encantaba verla volar, y para las chicas era una especie de heroína, por romper la racha masculina en el equipo de quidditch de Slytherin. A April le encantaba poder relacionarse con personas de otras casas, ahora se rodeaba de un pequeño grupo muy variado de chicas. Entre ellas y el equipo de quidditch no tenía tiempo para nada más.

Tom se la pasaba todo el tiempo furioso, detestaba que April dedicara su atención a algo que no fuera él, pero nunca se lo diría, era demasiado orgulloso para mencionarlo ni siquiera para él mismo. April solo pasaba con él en clases y el tiempo en la sala común, que no era muy provechoso, cada tanto ella corría a su recamara y regresaba después de un rato sudando. Tom se preguntaba qué diablos le estaba pasando constantemente.

Esa tarde por ejemplo, April actuaba de forma muy irracional, cuchicheaba con una chica lejos de Tom. April parecía darle indicaciones. Todos en la sala común estaban muy animados, el siguiente día tendría lugar el último partido de la temporada para Slytherin, y era de crucial importancia para el triunfo de la casa tanto en la copa de quidditch, como en la copa de las casas.

Tom miraba con atención como el equipo era elogiado por todos en la sala, los miraba con odio, detestaba que las habilidades de otros fueran tomadas por mejores que las propias. Él pensaba en lo mucho que le gustaría ver a Tomás McClaggan caer de su escoba, desde que April había entrado al equipo "ese" no dejaba de acercarse a ellos en todas las oportunidades que tenían y terminaba por convencerla de ir a hablar de quidditch mientras paseaban por el lago. Tom se percató de que desde hacía un buen rato no avanzaba en su lectura y solo la miraba, decidió que era el momento de partir a su recamara a escribir en su diario la única frase que últimamente escribía, muy seguido por cierto. Se levantó y se empezó a retirar a su recamara, cuando sintió algo que lo sujetaba por el hombro. Se giró y miró a April que sonreía.

—¿Vendrás mañana al partido? —preguntó ella.

—Seguramente —dijo él sin ánimo de mostrarle que estaba interesado en verla volar. Al primer partido no había asistido, su ego no se lo permitió y le interesaba ver porqué era que a todos le parecía tan fantástico ese estúpido deporte y porque April era ahora tan querida.

Tal vez ella lo entendió, ya que lo soltó y sonrió.

A la mañana siguiente en el gran comedor los ánimos estaban encendidos, la gran mayoría de estudiantes solo tenía un tema de discusión, el gran partido. Los jugadores por su parte casi no comieron entre nervios y repasos de estrategias finales. Tom buscó a April entre los jugadores pero no la encontró, así que recorrió la mesa en busca de la popular guardiana, ella se encontraba sola en una parte alejada de la mesa leyendo un pergamino, fruncido el ceño. Era evidente que estaba meditando sus opciones hasta que uno de sus compañeros fue a buscarla, ella arrugó aún más el trozo de pergamino, lo guardó en el dobladillo de la túnica, puso una leve sonrisa que Tom tomó por falsa y se unió a sus compañeros. Tom pensó que ella ocultaba algo.