𝑽𝒂𝒍𝒆𝒏𝒕𝒊𝒏𝒆'𝒔 𝑫𝒂𝒚 [バレンタイン・デー]

VII.

[🖤🐈‍⬛]

Raven prefería hacer sus patrullas nocturnas, donde pocos reporteros estaban a la vista y su quirk era más poderoso. Su traje negro se camuflajes a perfectamente con la noche y las pequeñas plumas negras de sus pómulos se movían ligeramente ante el roce del viento noctámbulo.

No había mucho movimiento en esa zona y parecía que no lo habría dentro de un tiempo, solo podía ver a unas cuantas parejas caminando agarradas de la mano y unos cuantos entrando a moteles con cubrebocas para "no ser reconocidos". No se había percatado de la fecha en la que estaban, su trabajo consumía gran parte de su mente y le parecía un dato casi sin relevancia. Ya era mayor de edad, solo recibiría chocolates si están de oferta en el supermercado o si alguna de sus amigas decidía compartirle algunos de su despensa. Y ni hablar de cartas, pensaba que era casi seguro que ninguna persona le tuviera en mente.

Decidió continuar su patrullaje, pasando entre los callejones más oscuros y caminando entre los peatones que parecían no notarla, tal vez no tenía la pinta de héroe y sí la de un vagabundo. Conocía a otro héroe con el que compartía esa característica de pasar desapercibido, al menos así sería si no fuera un maestro de la UA que había sido entrevistado un par de veces por los incidentes que habían tenido en su guardia. Eso fue motivo de burla en su agencia, especialmente de una peliverde con pantalones de payaso que decía que, ser docente de futuros héroes, era demasiada emoción para alguien como Eraserhead.

Aizawa Shota era alguien a quien admirar a los ojos de Raven; a pesar de ser de la misma generación de héroes, él pudo abrirse paso y ganar popularidad incluso si ese no era su plan. Los incidentes de USJ y el Campamento de Entrenamiento no podían ser previstos pero era seguro que Eraser había puesto su alma y cuerpo para proteger a cuántos alumnos se pudiera, incluso arriesgando su propia vida.
Mucha gente pensaba que se trataba de un crush hacia el héroe de bajo mundo, pero Raven decía que era admiración y respeto, aunque confundía esos sentimientos con amor.

—¡Un villano! ¡Algún héroe! ¡Rápido!— Gritó un señor que se encontraba apuntando hacia un hombre que corría con una bolsa de supermercado.

Raven se apresuró y activó su quirk: convertirse en un cuervo humanoide. Es claro que por eso prefería no utilizar algo tan llamativo de día, había logrado espantar a niños y ancianos incluso si los había salvado de un asalto o situación de muerte inminente. Era muy común que le confundieran con un villano.
Decidió guardar sus energías y tan solo concentrar su quirk en sus brazos, los cuales se alargaron de un forma espeluznante y surgieron plumas negras hasta cubrir todo lo que antes era piel. Le otorgaban una gran velocidad, no tardaría mucho en atrapar a su presa.

—Debí hacerle caso a papá y estudiar arquitectura... Pero no, aquí estoy, persiguiendo villanos con delitos menores.— Raven habló para si misma, la gran velocidad a la que iba impedía que los transeúntes pudieran escuchar sus regaños internos.