Capítulo 8 Comportamiento extraño

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- Oh no - Susurro Zhan entrando en desesperación, olvidando lo que ocurría con Wang, su respiración comenzo a debilitarse, su corazón se aceleraba cada vez más rápido y pequeñas gotas de sudor caían por su frente sorprendiendo y confundiendo a Wang.

¿Por qué rayos se pondría Zhan de esa forma al escuchar a sus padres? Se pregunto Wang a sí mismo antes de tomar a Zhan por los hombros obligando a que lo mirase a los ojos.

- ¿Estás bien? - Pregunto Wang suavemente tratando de no asustar a Zhan, quién temblando se aferró a la camisa negra de botones del mayor mientras negaba.

- Diles que no estoy aquí - Soltó Zhan en un susurro casi inaudible mirando a un punto fijo de la habitación de Wang.

- ¿Por qué debería?

- Tan sólo hazlo...O no podre volver a verte nunca más, Yibo - Dijo Zhan mirando a Wang a los ojos - P-por favor - Dijo a punto de soltar lágrimas.

Wang suspiro y acaricio la mejilla pálida de Zhan con tanto cuidado para después depositar un beso en la frente del menor en un intento de calmarlo.

- En ese caso, quedate aquí y si escuchas que abajo se pone feo, métete a ese closet - Dijo apuntando a un closet dónde no cabían más que dos personas - Y pon el pestillo, mantente calmado en todo momento, yo te voy a proteger.

Zhan asintió mirando con impresión a Wang, para después sentarse en el suelo recargando su espalda a la puerta de madera que la habitación tenía.

Wang bajo las escaleras y abrió la puerta principal, se hizo a un lado y dejo entrar a los padres de Zhan invitándolos a sentarse en el sofá, cosa que amablemente aceptaron.

- Y bien, ¿Qué les trae por aquí, señor y señora Xiao? - Pregunto Wang cómo todo hombre educado haría pero nervioso al mismo tiempo.

- Vinimos a buscar a nuestro hijo, queremos hablar con él y si es posible, llevarlo a un viaje con nosotros.

- Queremos pasar tiempo de calidad con nuestro segundo hijo, ¿Dónde está, señor Wang? - Pregunto el padre de Zhan mirando de forma fija y amenazante a Wang.

Sí tan sólo salieran debajo de la roca en la que viven y se enteraran de que yo dirijo toda la ciudad de Beijing. Pensó Wang ante la mirada asesina del señor Xiao.

- Él no se encuentra aquí en éstos momentos, ayer lo lleve a dormir a casa de uno de sus amigos, pero aún no ha regresado, dice que quiere pasar tiempo con él - Dijo Wang inventando alguna excusa cómo su pequeño conejo pidió.

Si por Wang fuera, ya estaría amenazando a sus "futuros suegros" mostrándoles quién mandaba en ese lugar, pero por pedido de Zhan, tendría que evitar su carácter demandante.

- Entiendo, entonces nos iremos ahora - Dijo la madre de Zhan parándose de su lugar mirando a Wang con menos sorpresa de la que tenía antes - Regresaremos a buscarlo en dos días.

Dijo esto último en un tono de voz fuerte y claro, cómo si ella quisiese que alguien más la escuchase.

Después de eso, Wang se despidió formalmente y los señores Xiao salieron de la mansión de Wang, dejándolo confundido y algo alarmado.

Yibo subió las escaleras y toco suavemente la puerta de la habitación en la que se hallaba Zhan, segundos después el menor la abrió y salió de ahí con la cabeza baja y más calmado que antes.

- ¿Me explicarás?

- No creo que sea el momento, A-Yi, yo...

- Tienes que decírmelo Zhan, no pienso dejarte sólo en éstos momentos - Dijo fuerte y claro alarmando un poco al menor, quién lo miro rápidamente a los ojos.

- Está bien - Zhan suspiro y se sento en la orilla de la cama de Wang jugando con sus pequeñas manos mientras trataba de controlar el temblor de su cuerpo.

Yibo se sento a su lado acariciando las manos de su menor olvidando los otros problemas que tenían.

- Bien...Mi familia siempre ha estado inconforme con mi orientación sexual, descubrí que era gay a los 14 años cuándo comencé a sentir cosas "anormales" por Jimin, en esos momentos yo le tenía mucha confianza a mí mamá y ella a mi, es decir que le podía contar cualquier cosa sin problema, pero yo no sabía que esa confesión cambiaría toda mi vida y mi relación con mi familia.

Yibo miraba atentamente a Zhan mientras este hablaba, veía las pequeñas lágrimas resbalar por las gorditas mejillas de Zhan mientras contaba la razón de su extraño comportamiento.

- Fue uno de mis más grandes traumas, me ignoraban, me miraban con asco, me excluían, era cómo si no existiera, cómo si fuera un bicho o alguien no deseado en esa casa.

- ¿Por eso te vendieron en esa subasta? - Pregunto suavemente Wang mientras acariciaba la nuca del menor.

Un sentimiento muy fuerte de odio, impotencia y ganas de golpear todo a su paso crecía lentamente dentro de Yibo.

Zhan asintió mientras reía sin gracia.

- Qué ridículo soy - Dijo mientras se quitaba algunas lágrimas y sonreía tristemente mirando fijamente el suelo tratando de no recordar los peores años de su adolescencia.

- No eres para nada ridículo, castaño bonito - Yibo atrajo a Zhan hacia su pecho mientras le permitía desahogarse en él.

Yibo estaba consciente de que nunca había sido de esa forma con alguien más en su vida y que esa era la primera vez que se encariñaba tanto con una persona, a pesar de ser frío, en esos momentos nada importaba más que su pequeño y preciado Zhan.

- Lo mejor de toda esa mierda es que te encontre y que ahora estamos juntos, ¿Verdad? - Pregunto Zhan mirando a Yibo a los ojos - No fue casualidad, sufrir por mucho tiempo sirvió de algo ¿Cierto, A-Yi? - Volvió a preguntar con un brillo extraño en sus pequeños ojos.

- Eso es correcto mi niño - Asintió Yibo acariciando las mejillas de Zhan dejando un beso en la pálida frente de este, sus besos fueron bajando hasta llegar a los esponjosos labios del menor, quien disfrutaba del beso olvidándose de todo lo demás.

- Por favor, hazme sentir lo que no me hicieron sentir en años - Susurro Zhan en el oído de Yibo con ojos llenos de lujuria y amor, Wang asintió suavemente y con sutileza cargo a Zhan dispuesto a llenarlo de tanto amor que haría que el menor no se cansaría de recibirlo cada 5 minutos.

Yibo comenzaba a sentir algo más que atracción física hacia ese pequeño y frágil ser, cada vez que descubría algo nuevo de él, hacía que su cariño por él aumentara cada vez más.

Y negarse a ese sentimiento no estaba en los planes del mayor.

Ya no más.

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