Capítulo XIII: Mich

8 2 0
                                    

Mich sabía que no volvería al Edificio Blanco cuando salió para darle caza a Axel. Todos lo sabían, nadie se atrevía a hablar de ello. Axel no era dócil, no quedaba en él rastro de la obediencia que solía caracterizarlo, por lo tanto, no se rendiría tan fácil. Caería en medio del combate porque era mejor que ser prisionero de los Eriline.

Alaric se quedó de pie en la entrada a su habitación, tenía los brazos cruzados sobre el pecho y la cabeza hacia atrás, pegada del marco. Mich podía ver una porción de su cuello, su piel pálida dejaba entrever las venas amoratadas de la zona.

—¿Estas seguro de que quieres hacer esto? —preguntó.

—¿Qué más podemos hacer?

—Será nuestro fin.

—Será el fin de todos sino hacemos lo correcto.

Alaric puso entre sus manos una daga con el mago de hueso. Mich no reconocía el símbolo que estaba grabado a lo largo de la hoja.

—No pierdas la llave.

—No soy tan estúpido como crees.

—Me cuesta no hacerlo—mencionó con sorna—. Mika, estoy confiando en ti. No me falles.

—Haré todo lo que pueda, pero no soy yo de quien debes desconfiar. Eres tú quien cree que Axel puede acceder a tu ridículo plan.

Mich salió de su habitación con  la daga bien sujeta detrás de la espalda, nadie podía saber lo que llevaba. Alaric era inteligente, mucho más que cualquier persona que hubiese conocido antes. Si alguien podría ayudarlos a salir de ese problema era él.

Lo único que Mich esperaba era que no estuviese poniendo sus esperanzas en el hombre equivocado.

En el aeródromo Morgana lo esperaba, la túnica azul que la designaba como líder de los Eriline hondeaba entre sus piernas, Mich no pasó por alto la herida que manchaba su pantalón de sangre. No entendía como podía pasar aquello, la Gran Eriline no salía a patrullar desde el día que fue nombrada como tal.

—¿Estás bien?

—Eres tú quien emprende la cruzada más difícil de su carrera. A pesar de ello preguntas por mí bienestar. Me alegra saber que el mismo niño tonto y amable sigue debajo de esa fachada despreocupada y altanera que creaste. —Mich apartó los ojos, no tenía nada que decir al respecto—. Respondiendo a tu pregunta: sí, estoy bien.

Jena pasó junto a ellos inclinando la cabeza en señal de respeto hacia la Gran Eriline. Solo faltaba Mich por subir al aeródromo. Sus compañeros creían que se iban a otro viaje de caza, ninguno conocía las intenciones de Mich por abandonar la delegación en cuanto tuviese oportunidad de hacerlo.

—Mika.

Al girarse, Morgana tenía la mano en alto. Lo que desde la distancia podía interpretarse como un gesto de despedida, para Mich fue una muestra del enorme poder de la Gran Eriline. Podía sentir el aire tratando de escapar de sus pulmones.

—No me gusta hacer estas cosas, Mika. Pero necesito que entiendas que no puedo permitir que me sigas mintiendo —Mich cayó al suelo de rodillas, arañaba su garganta tratando de arrancar una especie de atadura invisible que insistía en presionar su cuello—. He tolerado tu desobediencia por mucho tiempo. Al final siempre regresas arrastrándote como el cachorrito herido que eres, pero no puedo pasar por alto tu vínculo con Axel.

—Me quedé —jadeó en respuesta—, he demostrado mi lealtad.

—¿Cómo puedo creerte? Las brujas han afirmado que tu conexión con Axel sigue intacta, se cuela en tu mente cada vez que lo necesita. Así como tú en la suya.

You've reached the end of published parts.

⏰ Last updated: Apr 07, 2022 ⏰

Add this story to your Library to get notified about new parts!

OblaciónWhere stories live. Discover now