Capítulo II "Lila"

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Samuel

Pase a su casa, sus padres no se ocupaban de ella pasaban de viaje o trabajando así que parecía más yo su familia que sus propios padres, me senté en uno de los sofás azules que tenía en su casa frente a la TV mientras ella iba a buscar algo para curarme aunque le aclare mil veces que no me dolía, pero si no me curaba no me dejaría en paz ni un segundo, llego con un maletín de primeros auxilios que era totalmente innecesario, pero como me iba a negar a que me cure si estos momentos que pasábamos juntos eran los únicos recuerdos que atesoraría por siempre, se sentó a mi lado y tomó mi brazo y mientras lo curaba hablo casi en un susurro.

-No me vas a contar cierto- Me susurro con una sonrisa triste en sus labios, tome su mentón e hice que me mirara.

-No puedo princesa y lo sabes- Siguió curando mi herida estaba enfada por no contarle lo que me había sucedido, no quería meterla en mis problemas me negaba a que ella tuviera algún problema por mi culpa. - ¿Te voy a comprar libros te gusta la idea?- Me miró a los ojos mientras sus lágrimas escapaban de ellos.

-Me gustaría que me cuentes quien te hace estas cosas me gustaría poder ayudarte- Si supiera que me ayuda más de lo que piensa.

-Tú me salvas cada día que me das una sonrisa, cada día que me robas cualquier cosa y me dejas perseguirte para luego atraparte- Nunca soy el que da el paso, siempre dejo que ella sea la que me bese, pero hoy no me resistí y la bese.

Somos amigos, amigos que se besan.
Para mi suerte ella lo correspondió con mucha energía, pero al instante se volvió a centrarse en mi herida e hicimos como si nada, algo que hacemos siempre después de besarnos hacer como si no hubiera pasado, era un acuerdo tácito, nunca lo hablamos, pero ese era el trato, no se habla de los besos es algo nuestro y por eso no se habla de los besos.

-¿Qué vamos a comer?- Susurre en su oído, me miró con una sonrisa mientras terminaba de pegar un pedazo de cinta para que la venda del brazo no se moviera.

-Pasta con tomate- Sonrió y me dio un pequeño beso, me cogió de la mano y me llevó a la cocina.

Había momentos en los que la veía y solo pensaba en lo fantástico que sería pedirle que huyéramos que los escaparates que solo seamos ella y yo, me encantaría un día besarla y que todo el mundo lo sepa, quiero gritarlo tan alto que hasta en China nos escuchen, nunca se lo conté, nunca le dije que si ella quisera la haría mía para siempre, ella lo descubrió sola.

Mientras comíamos la rica pasta que había preparado y nos sonreímos como unos tontos solamente tenía ganas de una cosa, quedarme ahí para siempre.

-¿Cuándo vuelven tus padres?- Ella vio un pequeño almanaque que tenía en una de las paredes y respondió.

- En tres días exactamente ¿por qué? - Pregunto mientras se levantaba y dejaba su planto en el lavavajillas al igual que el mío.

-¿Vemos películas? Tú, yo y helado ¿te apetece?-

-Con usted señor Olaet me apetece cualquier cosa en el mundo- Que me diga señor hace que mi yo interno grite.

Me acerqué y la senté en la barra de la cocina para poder besarla sin interrupciones, sus besos eran cálidos era una mañana soleada, era el día que llovía y podías ver películas, sus besos eran simplemente sus besos.

-Vamos a comprar tus libros - Ella asintió y la baje de la mesada.-Quieres que llame y nos traigan un auto- No quedaba lejos, pero seguro que podía pedir que algún chófer nos trajera mi auto, me miró fijamente esperando algo que entendí, así que hice un movimiento con la cabeza para que hablara.

-Odio cuando haces esos comentarios de niño rico son tan desesperantes- Golpeo mi hombro y fue a por su chaqueta que colgaba de un mueble a la entrada.

Oscura |  PaulinaMarsicano [Trilogía Oculta 0 ]Where stories live. Discover now