Capítulo V "Marrón"

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Samuel

—¿Nicolás violento? WOWO que sorpresa— Grito Kataia desde la ducha, había llegado a la casa y ella se estaba bañando, así que le comencé a contar todo mientras ella se duchaba y yo estaba sentado en el piso del baño viéndola enjabonarse y pasar su mano por su cuerpo tocando lo que yo no puedo desde aquí.—¿Quieres entrar a la ducha?—

—¿Vas a estar tú en la ducha?—

—Ya sabes que no—

—Solo estar abrazados, lo juro, si quieres me meto con ropa— Ella asintió y yo corrí a la ducha solo sacándome los zapatos, el agua estaba caliente y ella se tiró a mis brazos cuando entre.

—Te amo— Susurró en mis labios antes de besarme, era un asco poder tocarla, pero no poder ir más allá, ella me dejaba verla y tocarla, pero no me dejaba follarla, era un fastidio, pero con únicamente verla podía imaginarme un monótono de fantasías y creo que me conformo.

—Te amaré siempre— Le susurre contra sus labios mojados y rojos, baje la mirada y observe sus pechos redondos y firmes contra mi camiseta mojada.

El agua caliente caía como lluvia cálida mientras nos besábamos y yo iba tocando su espalda y cada trozo de su cuerpo que ella me dejara tocar, me estaba torturando, pero amaba cada segundo de esta tortura.

Se separó del beso para sacarme la camiseta mojada y ella comenzar a trazar dibujos en mi espalda mojada mientras dejaba besos en mes labios y cuello, mientras sus manos iban bajando sus besos iguales hasta que sus besos llegaron a mi abdomen bajo y sus manos a mi pantalón que al igual que todo lo demás estaba mojado y pegado a mí haciendo que mi pene se notará más de lo normal, quería que lo tocara, que lo chupara quería saber que se sentía que ella lo tuviera en la boca, pero si yo no podía hacer lo mismo con ella no quería nada, así que cuando comenzó a frotar su mano contra mi pantalón la pared y levante su mentón para que me viera.

—¿Voy a poder hacer lo mismo contigo?— Ella sonrió y continuo, pero yo volví a subir su mentón— ¿Voy a poder?— Ella no negaba ni asentía, solo estaba ahí, sonriendo e intento volver a tomarme.

—Puede — ¿Puede? Me parece una mierda de respuesta, una mierda de todo lo que es posible, me parece una mierda y lo odio.

—Deja de tocarme Kataia, si no te puedo dar nada, no quiero que me des nada— Ella me miró desde abajo, aún tenía agrado su mentón y sonrió, subió lentamente y pasó sus brazos por mis hombros y se acercó a mi oído y susurro.

—Tú te lo pierdes, estaré en mi habitación cuando termines de ya sabes, bañarte— Me beso y luego me sonrió antes de salir de la ducha y coger una de las toallas y salir del baño.

No dije nada, solamente me quedé ahí bajo el agua caliente, sintiendo mi pene palpitar con una velocidad increíble, así que me quite los pantalones y el bóxer y me comencé masturbarme en la dicha de Kataia, pensando en ella en como lo tocaba sobre el pantalón en sus ojos cuando me miraba desde abajo, en sus besos, en sus pechos redondos en como mueve la boca cuando habla, en como mueve sus caderas cuando camina en su cintura, en cuando me abraza, en sus manos tocando mi espalda, simplemente no podía sacarla de mi cabeza.

Al salir de la ducha y solamente me pausé una toalla tapando mi pene y salí directo a su habitación, ella tenía ropa mía que fui dejando desde que comencé a quedarme aquí más seguido para acompañarla cuando está sola, que era básicamente siempre.

Abrí el armario como si fuera el mío y saque el pijama que tenía para dormir aquí uno que a mi madre le haría llorar sangre por lo feo que era a mí me encantaba era cómodo, suave y olía a Kataia era todo lo que necesitaba para dormir bien.

— ¿Puedo hacer una pregunta? — Me susurro cuando me metía a la cama y ella se acercó para abrazarme.

—Eso ya es una pregunta, pero claro que puedes—

— Por qué son todos tan — El silencio pareció durar años— Violentos por decirlo de una manera, nunca hablamos de tu familia, bueno, nunca vamos a tu casa y nunca me dejas hablar con tus hermanos, ni con la pequeña Pía— Creo que mi silencio duró mucho más que el de ella, no quería explicarle no tenía fuerzas no podía perdería no a ella, no tenía el valor suficiente como para decirle la verdad así que, mentí.

—Algo familiar, ya sabes algunos enredan ojos azules y largas melenas rubias y nosotros somos un poco violentos, no te invito a casa porque creo que es aburrida y no me gusta estar ahí, mis hermanos no son personas que me gustarían que sean tus amigos y Pía si te escuchara decirle pequeña te mataría— Sonreí para que pensara que mentía, pero estaba claro que si le decías a Pía pequeña te arrancaría los ojos sin pensarlo.

No pregunto más nada por el resto de la noche, se acurrucó a mi lado y movió sus dedos por mi pecho hasta dormirse, diría que me dormí, pero no soy bueno en esa mierda.

Me había levantado más temprano que ella porque no tenía sueño, hice el desayuno y luego de yo desayunar la levante, con besos y abrazos, porque sé cuanto odiaba levantarse, pero sé cuanto amaba levantarse con besos.

No se había molestado cuando le dije que tenía que irme a casa y que hoy capas no vendría por la noche, que parecía que hoy tendría un día complicado, ella me beso y dijo que mejor para ella, porque podría leer e invitar a alguna amiga.

Al llegar a mi casa estaba más vacía de lo normal, no se escuchan gritos ni la música de Pía, no se escuchaba nada, a se me acerqué por el pasillo al despacho de mi padre y cuando caminaba por el pasillo al acercarme mis dos hermanos Tretan y Pía estaban con la oreja apoyada en la puerta escuchando algo que les parecía sorprende y asombroso.

Tretan me vio y me hizo un gesto para que no hablara, no lo hice Pía me dejó un lugar a su lado para que escuchara y muy claro y alto la voz de mi padre se escuchó hablar con otro hombre al respecto de algo que había dejado en una casa alejada, mamá se oía sollozar, miré a mis hermanos y tenían las mismas preguntas que yo así que nadir sabía nada, estábamos muy atento al sonido que la voz de mi padre que cuando se abrió la puerta casi nos caemos los tres.

Mi padre nos miró y nos hizo una seña para que entráramos mamá, estaba llorando sin parar, ninguno de los tres se acercó a ella, nos quedamos dentro del despacho viendo a nuestro padre y un señor vestido de militar que nos miró y nos hizo un saludo muy militar no sé cómo describirlo, fue gracioso.

—Hijos, él es el superior Russh, agente militar y será quien cuide a vuestro hermano Felipe hasta que se ponga— Respiro y nos miró a cada uno de nosotros— Hasta que se recupere— ¿Recupere? De qué si no tenía nada, esta casa charla tenía muchas preguntas y pocas respuestas.

—¿Qué le paso a Felipe? —Pregunto Trettan.

—Tu hermano ya sabes, está más violento, cada día tiene que relajarse y ayer se metió en una pelea y salió muy mal— Eso no es verdad, claro Felipe tenía la cara destrozada, pero él siempre se pelea así de duro y nunca tiene problemas.

—¿Y cuánto se irá una o dos semanas? — Mamá lloro más fuerte y yo la mire pidiéndole con los ojos que pare que a nadie le importaba sus lágrimas, odio el agua saliendo de los ojos.

—No hay fecha de vuelta, sabremos cuando esté listo—

—Parece que están hablando de una receta de cocina y no de nuestro hermano, ¿Como que cuando esté listo? ¿Qué es un pan? — Pía era graciosa, era muy buena haciendo referencias y uniendo cosas que contienen nada que ver entre sí.

Y si estaban esperando que luego de eso nos dejen hacer más preguntas, aún no entienden a mi familia, mi padre grito y nos ordenó irnos del despacho y que si nos veía cerca nos mataría, así que cada quien se fue por su lado, pero acordamos vernos en la noche iríamos a que me pele, bueno no solo yo Nicolás y Matías también irían.

Oscura |  PaulinaMarsicano [Trilogía Oculta 0 ]Where stories live. Discover now