Capítulo VII

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La Obsesión del Diablo                                                                                  

                   
¡Besar a Gonzalo fue lo más estúpido que hice!  Pero tenía rabia estaba enojada con Daniel ¡y se que no era la forma! ¡lo sé! aunque desde hace tiempo ya no estoy pensando de forma lógica, me dejó llevar por las emociones y voy cometiendo error tras error, tengo mi vida de cabezas y no sé por dónde empezar a enderezarla.  

                                                 Después de escena tan ridícula Gonzalo aprovecho el momento me tomó de la mano y subió conmigo al departamento, ni siquiera mire hacia atrás no sé si Daniel se fue o aún está ahí.
                                                Mientras íbamos en el ascensor le dije a Gonzalo que no era necesario que siguiera subiendo conmigo que quería estar sola no respondió nada solo me miraba y sonreía, le insistí que no era necesario, entonces detuvo el ascensor, se acercó a mí, tomo mi cuello y me empujo contra la pared y me dijo al oído

-Gonzalo – ¿¡!Cres que soy un idiota verdad!? ¿¡Acaso creés que no me di cuenta que me besaste por que querías que mi hermano muriera de rabia y celos!? Escucha mi amor ya me cansé de lidiar con tu pasado, mis padres vendrás este fin de semana y tendremos una linda cena con los tuyos, por mi parte olvidaré que te revolcaste con tú cuñado y tú pondrás todo de ti para hacer una exquisita cena, de lo contrario tus padres serán comida de los peces, ¡entonces no desaparecerás! ¡te quedaras como una mujer decente en tu departamento! y yo iré por mis cosas y volveré aquí contigo, como antes, nos casaremos, aunque ya no se si quiera darte mi apellido, pero he invertido tanto en ti que merezco al menos no dejarte ser feliz junto a ese bastardo.
                            
                                              
                         Después de decir eso soltó mi cuello activo el ascensor y cuando se abrieron las puertas me empujó fuera de el y caí al suelo apenas podía respirar, me miro me lanzó un beso, sonrió, se cerraron las puertas y se fue.

                                              Me quede sentada ahí en el pasillo apoyada en mi puerta sin poder reaccionar a lo que estaba pasando, una mujer se me acercó y me pregunto si estaba bien, yo me puse de pie y sin responderle entre a mi departamento cerré la puerta deprisa y lloré, no sé si estaba asustada o enojada conmigo misma por ser tan idiota ¡debería tomar mis cosas y escapar, pero y mis padres! ¿Qué pasaría con ellos? ¿Y si realmente Gonzalo los lastima? (llora)
                               No sabia que hacer y las únicas personas que pueden detener a este enfermo son sus padres entonces los llame.
                             Hable con la madre de Gonzalo quien me atendió de manera muy amable como siempre, le conté todo lo que Gonzalo ha hecho este tiempo y también le hable de Daniel su respuesta fue insólita.

-Elena – Estoy al tanto de todo lo que me has contado y he buscado la forma de hacer que Daniel regresé a México, pero ha sido muy testarudo con respecto a eso y ahora ya no responde ni a mis llamadas ni a mis mensajes su padre y yo estamos muy preocupados por los problemas que ha causado, Gonzalo esta muy molesto y lo comprendo tú debiste comportarte mejor, pero Gonzalo sabrá como corregir tus errores deberías quedarte tranquila a Gonzalo no le gusta que lo desobedezcan y por supuesto le contaré de esta llamada, el viernes estaremos ahí para confirmar la nueva fecha de su matrimonio y te daré un consejo ¡obedece a Gonzalo por que no te perdonará otro error Francisca!

-Francisca – ¡Gonzalo abuso de mí!, ¿¡eso le parece normal?! y ¡ahora me golpeo! ¿¡eso para usted no es preocupante!?
-Elena – ¡Ya dije lo que tenía que decir! si sigues con esa actitud de victima ¡entonces seré yo quien te ponga en tu lugar! a Gonzalo no lo harás sufrir como lo hiciste con Daniel, te casaras con mi hijo y lo harás feliz y harás lo que él te diga y por favor no cocines carne ese día recuerda que soy vegetariana (colgó)

La Sonrisa  del Diablo Where stories live. Discover now