Capítulo VIII

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  Una Parte de Ti Conmigo                                            

                     Me han pasado tantas cosas este último tiempo, he conocido las verdaderas caras de los seres con los que he estado la mayor parte de mi vida incluso la mía, mi propia cara, mi verdadero yo un ser humano que no sabia que estaba dentro de mí, una persona capas de matar o herir otra por uno de los siete pecados capitales “La ira”

                                  Estoy en casa de Daniel esperando noticias de Gonzalo, lo llevo en su auto a la clínica no me dejo ir con él, dijo que lo solucionaría y que volvería.
                                         
                                  ¡Nunca había disparado un arma! ¡jamás había matado ni a una mosca! (llora) ¡no se por que lo hice! ¡solo debí ignorar lo que decía Gonzalo!  Perdí la calma, la cabeza y no se si esta grave, vivo o muerto, Daniel no me ha llamado y tengo miedo de preguntar.
                               
                                Han pasado 2 horas y no se nada de ellos llame a Daniel, pero no responde, le daré una hora más y si no se nada iré a la clínica.
                                 Estaba apuntó de salir y Daniel me llama diciendo que está todo bien y que se quedará en la clínica por unas horas más, que me quedé en casa y lo esperé, le pregunté como estaba Gonzalo y me dice que fueron heridas superficiales, en la pierna y el brazo, no comprometio ningún órgano que ya mañana será dado de alta, me dijo que me amaba mucho y se despidió, luego de eso no supe más de él.
                         
               Me quede en casa como me lo pidió y arregle nuestras cosas, para nuestro viaje de mañana, me acosté y creó haber dormido un par de horas y Daniel aún no vuelve,  lo he llamado , pero tiene buzón de voz ya son las 5 de mañana, me preparé una taza de café, me senté en un sillón  que está junto a una ventana y me di cuenta que el bolso de Daniel no está, pero es raro por que yo lo deje ahí, me levanté y lo busque en el dormitorio y los documentos tampoco están ni los del ni los míos ¿Qué pasa? ¿El vino mientras yo dormía?
                                      
                                            Pedí un taxi y me fui a la clínica, pregunté por la habitación de Gonzalo, me dirigí hacia ella y lo vi y me vio me refiero a Gonzalo, estaba con una enfermera que le estaba cambiando el suero, le pidió a la enfermera que se retirara y no dejará entrar a nadie y así lo hizo , le pregunté por Daniel y me respondió que se fue , me miraba y su cara de satisfacción era  tan evidente, le pregunté que adonde se fue Daniel y me dijo “De adonde nunca debió salir” cuando me di la vuelta para ir a buscar a Daniel Gonzalo me grita diciendo.
-Gonzalo – ¡Si sales por esa puerta haré que Daniel se seque en la cárcel junto contigo!
-Francisca - ¿De que hablas? ¿Por qué dices eso? ¡Sabes que fui yo quién te disparó no él!
-Gonzalo – ¡lo sé! Y también fuiste tú quién robo mi arma, pero hay testigos que dirán que tu fuiste quién me cito a esa casa y Daniel él que apretó él gatillo y son testigos muy convincentes, la historia de un hombre cegado por los celos, queriendo matar a su hermano y su cómplice tú, que me citó a ese lugar para que él me diera muerte con el arma que tú me robaste, ¡hasta Juanito el portero fue amenazado por ti! Además, ya tenían los pasajes listos para irse de País después de su crimen.
-Francisca - ¿Dónde está Daniel?
-Gonzalo – Ya te dije sé fue
-Francisca – Él no me dejaría aquí
-Gonzalo – Pues, si lo hizo ¡sabes osita! eso es lo malo del amor, el sacrificio de los enamorados
-Francisca – ¡Iré a decir que fui yo quién te disparó maldito idiota!
-Gonzalo – ¡Anda! Diles que fuiste tú quién disparo, ¡ve y diles! y en menos de una hora Daniel estará preso y tú por cómplice de asesinato frustrado y robó de arma ¿unos 10 años? ¡no sé! ¡tal vez más!  Daniel ya firmo una declaración frente a mi abogado.
-Francisca - Realmente estás enfermo creí que sólo lo hacías por rabia, despecho, pero estás enfermo de verdad ¿Dime donde está Daniel?
-Gonzalo – ¡Dios dame paciencia! Sé fue ya te lo dije
-Francisca - ¿A dónde?
-Gonzalo – No lo sé
-Francisca – ¿Dónde está mí pasaporte y el resto de mis cosas?
-Gonzalo – Zeus las llevó a la casa grande
-Francisca - ¿A la casa grande?
-Gonzalo – ¿por qué no te acercas y me acomodas la almohada osita?
-Francisca – ¿Sé fue a México?
-Gonzalo – Zeus te llevará a casa

La Sonrisa  del Diablo Donde viven las historias. Descúbrelo ahora