Confianza rota (segunda temp)

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la pizzería ya era inundada por un delicioso y rico aroma a pan, era tan abrumador que cualquiera que entrase al local, iba a perderse entre una mezcla exquisita de aromas deliciosos y de especias italianas

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la pizzería ya era inundada por un delicioso y rico aroma a pan, era tan abrumador que cualquiera que entrase al local, iba a perderse entre una mezcla exquisita de aromas deliciosos y de especias italianas.

Lo cual era muy bueno ya que traía mucha buena fama al restaurante, aunque más que un restaurante era un pequeño negocio familiar, en el cual, cualquier persona era bienvenida, "del más pequeño al más grande" era el lema de la pizzería, cualquiera podía disfrutar de una deliciosa pizza casera

— serían 8 dólares —hablaste mientras ponías un pedazo de papel sobre la mesa, un pedazo pequeño con pequeñas letras negras, la reportera miro el papel y sonrió, era el recibo de la pizza

— muchas gracias — hablo sonriendo un poco, sacó su billetera, al igual que lo hacía Vern. Empezó a buscar y sacó un billete de cinco dólares, poniéndolo sobre la mesa, Vern igual puso otro de cinco dólares , en total dando entre ambos diez dólares, era una buena cantidad para solo una pizza, pero al ser una pizza mixta era difícil de hacer

— ¿quieren su cambio? — cuestionaste mientras tomabas el dinero y veías atenta a ambos, estos solo se vieron entre sí y negaron ligeramente

— no gracias, tómalo como propina...—te sonrío mientras guardaba su billetera, la guardo y sacó su celular— vamos a necesitar tu número de teléfono, si el video sale a la luz tenemos que avisarte — comento, le analizaste con la mirada esperando alguna señal de mentira o solo un intento de conseguir su numero, más al ver que se veía dispuesto a tomar la situación con seriedad, asentiste accediendo a dárselo

La linda reportera igual sacó su celular, dispuesta a anotar el número, se veía más tranquila y emocionada que antes de que entrase a la pizzería, era obvio que habías salvado su empleo, ojalá alguien hubiera salvado el tuyo, te salvaste sola pero tuviste que perderlo, aunque aún temías en que el video llegase a las manos equivocadas, no pensabas arruinarte el día pensando en eso

Dijiste tu número celular a ambos, lo dijiste lento y con calma, esperando a que estos lo guardaran, al terminar de decirlo guardaste silencio viendo como te registraban en sus celulares, después de unos segundos de silencio se giraron a verte ambos, mientras se ponían de pie, viste como otro cliente llegaba, suspiraste y tomaste el dinero

— espero que puedas conseguir un empleo mejor —hablo el hombre mientras se acomodaba su chaqueta, tu solo asentiste ligeramente viendo como una de tus compañeras atendía al cliente— mucho gusto, gracias y nos vemos luego, debemos regresar a la oficina antes de que se acabe nuestro descanso —estiró su mano amablemente

— lo entiendo — sonreiste a la ves que estrechabas su mano y la agitabas con levedad, ambos debían ir a trabajar al igual que tú, te despediste amable de la azabache, quien se veía ya ansiosa por ir a su trabajo y hablar con su jefa sobre el video, aunque pensar eso aún te ponía ansiosa

Ambos reporteros tomaron sus respectivas cosas y por última ves se despidieron para seguido salir de aquel cálido local, ahora solo quedaba cumplir tu jornada laboral y aún ayudar a la Señora Benedetti, aquella anciana italiana que te abrió las puertas de su "hogar", aquel negocio familiar que a estado por generaciones en su familia, aquel cálido negocio que quizás ya no tenga heredero debido al egoísmo del hijo de la dueña, ese hombre malcriado que nunca a hecho algo por su bien y solo acude a su madre cuando necesita dinero. A pesar de que la pobre anciana accedía a darle dinero, desde que tú habías llegado al lugar la había ayudado y ahora cada que ese hombre iba a exigir dinero, la anciana se negaba o solo le daba muy poco

soy doctora...NO VETERINARIA!Where stories live. Discover now