XI

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Bajo la intensa oscuridad del Polo Norte, las farolas encendidas refulgen como pequeñas estrellas doradas en medio de los muros de hielo, creando sombras suaves en la palidez del rostro de YoonGi. Sus pies son rápidos mientras desciende la escalinata del puente que atraviesa un arroyo en el centro de la ciudad. Aún no puede evitar preguntarse si esto es buena idea, pero no cree tener el tiempo o el valor que se necesitan para dar marcha atrás, así que aguarda de pie, fuera del iglú. Esperando. La luna espera con él, brillando fuertemente sobre su cabeza, detallando cada estrella en el firmamento.

No se atreve a llamar.

Es mala idea.

Está considerando seriamente marcharse, sabe que la razón por la que está en ese lugar es porque una parte de él quiere deshacerse de todo eso; otra parte, solo quiere ver a JiMin. Niega con la cabeza y retrocede, pero el rostro del castaño aparece de un segundo a otro, demasiado cerca del suyo.

Sentía que había alguien afuera — le saluda con una pequeña sonrisa — pensé que no vendrías.

—Si quieres, puedo irme.

JiMin pucherea, y sin duda se ve más animado que esa mañana.

—¿Quieres irte?

No la respuesta sale sola, como un reflejo. JiMin niega con la cabeza sonriendo, antes de sujetar su brazo y halarlo al interior del lugar. YoonGi escucha el hielo chocar cuando la pieza se cierra.

Es un lugar pequeño, apenas un armario y una cama. No cree que necesite más, todo el pueblo se reúne a la hora de la comida y hay lugares para asearse en los saunas de la tribu, su iglú era bastante parecido al de JiMin. El chico lleva otra túnica, es azul y larga y YoonGi puede ver las hebras castañas humedecidas mientras es guiado en silencio.

Espera aquípide JiMin, dejándolo a unos pasos de su cama.

El pelinegro asiente en lo que ve al joven acercarse al armario de madera y buscar algo. Cuando JiMin regresa, trae el mismo collar que Yoongi vio hace lo que le parece una eternidad. Divisa el tenue resplandor turquesa a través del cristal y traga nervioso.

—Uh... — JiMin eleva un poco el colgante, hay una sonrisa ligera en su rostro — aunque no lo creas, me alegra que sea yo — confiesa con voz débil.

YoonGi asiente, y las palabras flotan alrededor en su mente. También me alegra. No las dice, las sensación de nerviosismo es demasiado abrumadora. Se aclara la garganta.

Yo... frunce el ceño ... ¿debo hacer algo en especial?

JiMin asiente, acercándose a la cama.

Siéntate aquípide. YoonGi camina lentamente, y se deja caer, sintiendo el colchón hundirse bajo su peso y quítate el abrigo.

El pálido asiente, quitándose las pieles que lo cubren. Queda en una de las camisas suaves y amplias con las que solía descansar frente al río hacía ya tanto tiempo. JiMin aun yace de pie frente a él, y aunque no es más alto que YoonGi, lo hace sentir pequeño, expuesto.

Las manos sobre tus muslos — indica.

YoonGi asiente, puede sentir el latido de su corazón golpeando dolorosamente contra sus costillas mientras ve a JiMin abrir el pequeño frasco y vaciar el contenido en sus manos. El agua flota contra la piel, brillando iridiscente sobre sus palmas.

Y cierra los ojos.

—De acuerdosusurra.

Necesito que pienses en todo lo que quieres que borre — susurra — será la última vez que lo veas YoonGi, así que por favor, sé cuidadoso con tus recuerdos.

Bien murmura, y las ráfagas son rápidas en su memoria.

JiMin inhala lentamente, tiene las palmas hacia abajo y sus manos entintadas por el brillante resplandor suben, acunando su rostro, poco más arriba de sus orejas. El pálido siente las manos rozar con suavidad los mechones de su cabello, y luego una tibia caricia deslizarse a través de él.

Respira. Tranquilo — susurra el castaño — está bien.

YoonGi asiente.

Resulta extraño al inicio, como ver una pequeña pintura borrosa que va aclarándose al ser acercada a su retina. El momento se ilumina a medida que se aproxima, algo quema y jadea cuando se ve a si mismo siendo golpeado por otro soldado, pero un cegador resplandor blanco fractura la imagen y la sensación desaparece. JiMin suspira suavemente, mientras contempla el fuego avivado en la mente de YoonGi, ve a NamJoon y a los otros niños entrar en un pueblo, hay un incendio y gritos, ve el rostro serio del pálido. El castaño inhala profundamente, desvaneciendo desde el final de la memoria hasta su inicio. YoonGi suspira, es apenas notorio por la forma en la que su pecho se expande. JiMin cierra los ojos.

Hay más recuerdos ahí.

Los remolinos plateados se mueven silenciosamente, dibujando luces a los lados del cabello ébano.

JiMin se encoge, abrumado por la pena y el miedo, y sus ojos escuecen debido a sus propias lágrimas. Es algo que no le dice a YoonGi. Es algo que jamás le dirá a YoonGi. La razón principal por la que no cualquier persona está dispuesta a borrar recuerdos ajenos, estos no son eliminados, solo depositados en otra persona. Las memorias necesitan un contenedor, un lugar al que ir a parar, y pocos quieren cargar con un dolor que no les pertenece. Por eso los Hermanos Memoria son tan respetados en su tribu, su sabiduría ancestral está construida sobre el desinteresado deseo de ayuda y el hecho de que guardan los recuerdos y sensaciones más desgarradoras de un pueblo entero.

Sopla con suavidad en medio del llanto y entonces YoonGi lo ve. El día en el que se lo llevaron. Quince años, pálido, alto, flacucho y asustado, tiene el cabello negro desordenado y los ojos llenos de lágrimas mientras se sacude en los brazos de ese soldado intentando liberarse. Grita, y las manos de JiMin tiemblan cuando el sonido hace eco y se instaura en su mente. La imagen avanza, iluminada por el resplandor blanco y YoonGi encuentra el rostro que ha estado buscando por tanto tiempo. Las cejas oscuras de su padre se contraen con preocupación y hay en los labios finos tan parecidos a los suyos una mueca de impotencia reflejada en sus ojos felinos llenos de lágrimas. Tiene una rodilla hundida en la tierra, y las manos extendidas hacia adelante, como si el gesto pudiera traer a su hijo de vuelta consigo. El pálido aprieta los párpados abrazando la imagen, antes de sustituirla con rapidez por otra.

Cuerpos, prisioneros, fuego, gritos. Se van, se esfuman lentamente. No hay nada. Solo un enorme vacío lleno de luz. YoonGi suspira, sintiéndose mareado.

—Está bien... — gimotea el castaño puedes abrirlos.

Abre los ojos, y tiene que parpadear muchas veces porque las lágrimas en su retina hacen que todo se vea borroso cuando sonríe con suavidad lleno de agradecimiento.

—¿JiMin?llama en un hilo de vozvi a papá.

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⏰ Last updated: Mar 02, 2022 ⏰

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The fire soldier│ YoonMinWhere stories live. Discover now