3. Pueblo Prizrak

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Sarah

Una semana después.

Cierro rápido el agua de la ducha, todavía puedo oírla gotear, retumba en mi cabeza como golpes resacados hacia una pared. El líquido ya no recorre mi cuerpo ni siquiera el suelo, pero puedo escucharlo como si estuviera allí. No es cristalino, es rojo, es una alucinación de mi mente, no es real.

Tomo una bocanada de aire, la toalla cae de mi físico y reacciono, por lo tanto procedo a vestirme. Una vez que termino, agarro el cepillo del pelo y salgo del baño. Me acerco a la ventana, comienzo a peinarme, los vecinos se están instalando todavía. En cada oportunidad siguen trayendo cosas. Aún no los he visto, pero no es importante, tengo que prepararme para ir a trabajar.

Vivo en este pueblo desde hace unos meses, Prizrak es un sitio aislado, pero para lo que quiere el jefe está bien. Curioso, el nombre del lugar significa fantasma, tiene sentido. El Campo especializado en entrenamiento ruso, o como todo el mundo lo conoce, C.E.E.R, una pantalla de una organización corrupta, que en un principio parecía aniquilada, resurgió entre las sombras y creó entre los escombros un área macabra como esta. Diría que no estoy familiarizada con el organismo ilícito que es, pero mi esposo en alguna ocasión me la ha mencionado. Debí haberlo escuchado en esas épocas, pero no lo hice. Aunque la verdad cómo iba a saber que la organización para la que trabajaba mi marido de la cual se encargó en el pasado, iba a raptarme y lavar mi cerebro. Se suponía que ese tema estaba cerrado para Nick.

Me siento y tomo una taza de té, muy tranquilamente. El timbre suena, entonces alzo la vista. Miro mi reloj, es temprano, no me he atrasado, así que no puedo imaginar quién podría estar tocándome el timbre, si no es por un correctivo. Ni que hablara con alguien en este lugar.

Bufo.

—Qué fastidio —me quejo en voz alta, para que el idiota que tocó el timbre lo sepa y luego me levanto de mi asiento para ir a abrir. Al mover la puerta me sorprendo, parpadeo varias veces al mirarlo, igual mantengo la compostura—. Nick —susurro.

—Hola, siento ser un fastidio, soy tu nuevo vecino, ¿qué tal? —Sonríe.

—¿Qué? —Quedo en shock.

Suspira.

—Estuve averiguando, has estado muy ocupada y yo también, así que vine a visitar a mi esposa, ¿no puedo?

—¿Visitaste a Vadik? —consulto sin titubear ni rodeos.

—No —expresa cortante.

—Deberías. —Intento cerrar la puerta, pero pone el pie, evitando que lo haga, así que avanza y retrocedo.

—Me encanta que estemos teniendo una conversación más larga.

Mantiene su buen humor, lo que es habitual en él, no obstante a veces lo utiliza como mecanismo de defensa y lo finge muy bien. Ahora lo sé por mi entrenamiento, aunque también porque lo conozco lo suficiente.

—¿Qué quieres? —Analizo sus movimientos.

—A mi esposa de regreso, pero al parecer no puedo, pues te metieron cosas en la cabeza, lo averigüé todo.

—Si ya lo sabes, ¿para qué viniste?

—No me voy a rendir, además intento entender cómo llegamos a esto, así que seguiremos siendo vecinos hasta que quieras venir conmigo o hasta que me deshaga de todo este teatrito de pueblo. —Mueve su dedo índice hacia arriba y en círculos—. ¿Qué opinas?

—Opino que deberías irte de mi casa.

—Teníamos una casa en Argentina.

—Ya no vivo ahí.

—Mírate, hasta hablas ruso, ¿qué te hicieron? —dice preocupado, tomándome de los brazos, pero yo me suelto rápido—. Sarah, quizás no tengo derecho a pedirte que vuelvas, pues tardé un año en encontrarte, pero... —Me observa triste—. Tú no perteneces aquí.

—Eso no te incumbe, déjame en paz, que tengo que prepararme para ir a trabajar y no puedo atrasarme ni un minuto —expreso sincera.

—Por favor, nunca has sido tan estricta con los horarios, eres atolondrada, divertida y ahora solo veo... no veo nada, no te hace bien, debes irte de aquí lo más pronto posible.

—Te lo advertí —exclamo fríamente, luego presiono un botón en la pared, entonces una alarma empieza a sonar y el exespía ruso, tiene que salir a escondidas lejos de mi casa, acto seguido llegan un montón de guardias a mi hogar—. Falsa alarma —susurro, luego agarro mi cartera para irme.

Última advertencia, Nick, la próxima les diré.

Lealtad Alterada (R#15) [Lealtades #2]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora