12. La CIA o la C.E.E.R

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Nick

Todo el mundo sabe, que siempre he querido ser padre. Por cuestiones de mi esterilidad eso es imposible, es una de las razones por las que adopté a mi hermosa hija Tatiana. Ella ahora es mayor y vive su vida, no me preocupa. Pero tener otro hijo y que sea de mi sangre, realmente parece un mal chiste. No puedo cuestionar a Sarah, aunque tampoco puedo creerle, sin embargo una embarazada no debe estar en un sitio como este.

—Ya es mejor irnos. —La levanto y se sorprende.

No le di tiempo de reaccionar, la agarré desprevenida.

—¡Oye! —se queja—. ¡¿Qué te pasa?! —Patalea—. ¡¿Escuchaste lo que te dije?!

—Sí, y por eso hay que irse.

—¿Sabes que apenas me bajes te noquearé, verdad? —dice más tranquila.

Me río.

—Lo sé, eres buena peleando ahora. —Comienzo a caminar.

Sarah espera de manera paciente a que cometa algún error y cuando llego al límite del pueblo, encuentro a mi más grande error. Esa cabellera pelirroja con esa trenza tan larga, su sonrisa llena de confianza y un arma, apuntándonos.

—¿A dónde crees que vas? —me consulta Patrisiya.

Sonrío.

—Quería preguntarte si trabajabas para el enemigo, pero me di cuenta cuando me viniste a buscar la primera vez y lo confirmaste cuando no tuviste reparos en tirar el explosivo mientras me encontraba en el helicóptero. —Hago una pausa—. Lo curioso es, que realmente no sé para quién trabajas, ¿la CIA o la C.E.E.R?

—Ambas, ya te dije, tengo un amante en la CIA, un tal John, quizás lo conozcas y otro, el jefe de este pueblo, Vadik.

—Wow, el mundo es un pañuelo y te gustan los sofisticados, la cuestión es, ¿cuál te gusta más? Digo, a alguno vas a entregarme, ¿no?

Se ríe, intenta dispararnos, pero yo soy más rápido y le doy primero con mi arma, para luego guardarla. Me acerco, entonces la agarro con una mano del cuello, furioso.

—Puedo ser el hombre más alegre de este mundo. —Sonrío, aunque luego frunzo el ceño—. Pero si me provocas, puedo ser el peor del universo.

Siento una patada de Sarah, por concentrarme en mis emociones y no en ella, entonces se baja de mí.

—Te lo advertí —aclara la morocha y me noquea.

Antes de perder el conocimiento, la veo huir.  

Lealtad Alterada (R#15) [Lealtades #2]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora