Capítulo 18 - Sello Final

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Nick

Soy un fiel creyente del amor eterno, lo que me ha llevado a tomar malas decisiones ¡Es que soy un hombre persistente! La constancia está en mi ser, más cuando me encuentro seguro de algo. Como por ejemplo Sarah, Sarah es mi sello perdurable, no tengo dudas de ello.

¿Te pesa la conciencia? ¿Te duele el alma por tus acciones? Felicidades, eres humano. Sé que Sarah sufre por esas muertes que fue obligada a provocar, sé que no puede aceptar el fallecimiento de nuestro bebé, pero todo lleva un proceso y puedo esperar lo que sea.

¿Yo? También me duele todo lo que he hecho y vivido, pero cada uno enfrenta su dolor de diferente manera. Cada uno es distinto y se respeta. Nadie sabe por lo que ha pasado el otro, nada más se lo imagina, así que es de esperar tener mucha empatía, y si no la tienes, ¿realmente eres humano? Sí, pero uno que no se pone en el lugar de los demás.

Yo voy a enmendar mis errores, los demás pueden irse al infierno.

Busco a Sarah, en el único sitio donde creo que puede estar, entonces cuando la encuentro sonrío.

—En nuestra plaza, qué buen escondite —le digo.

Me mira con un gesto de molestia.

—Te recuerdo que aquí casi termina nuestra relación.

Me siento a su lado en la banca y me río.

—Acá comenzó nuestra relación. Bueno, la formalizamos.

—Eso fue hace mucho tiempo. —Observa hacia un costado.

Se sobresalta, así que noto unas gotas en el suelo.

—También llovía ese día —le recuerdo y reacciona, saliendo de su delirio—. Si piensas en el agua, sería genial que no la relaciones con la muerte sino con cosas bonitas. —Le sonrío.

Sus mejillas se sonrojan y sus ojos se llenan de lágrimas, me sonríe también.

—Eso es muy lindo.

—Regresa a casa —le pido.

—¿Para qué? Ya lo arruiné todo.

—¿Por qué? ¿Por querer hijos? —Me río y me pega—. ¡Auch!

—Chillas igual que Félix —se burla.

—Al final escuchaste toda la conversación.

—Tengo buen oído.

—Me alegra que no estuvieras perdida solo en tu delirio y prestaras atención a mis estupideces. —Río otra vez.

—Imposible ignorarte.

—Tú siempre me prestas atención —expreso halagado.

—Jamás iría en contra de tus deseos, soy muy leal a ti.

Vuelvo a reír.

—Me alegra que no haya una lealtad alterada entre nosotros.

—Nunca.

Nos mantenemos sonrientes, mirándonos sin observar a ningún otro lado más. Más gotas caen entre nosotros, pero Sarah mantiene la compostura y se centra en mí.

Su mirada me dice que podemos arreglarlo todo juntos. Como aclaré antes, es seguro, ella es mi sello perdurable, mi sello final, no hay nadie más.

Fin.

Lealtad Alterada (R#15) [Lealtades #2]Where stories live. Discover now