|Prólogo|

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Año X446

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Año X446. Ciudad de Lotos, Fiore.

Silencio, el vacío del sonido hacía eco en sus oídos y reverberaba en su cuerpo. Todo a su alrededor estaba muerto mientras sus pulmones aceptaban el aire y lo expulsaba a donde pertenecía. Sin embargo él no sabía donde pertenecía ahora, su hogar fue destruido y su familia estaba muerta. Admiró la destrucción del lugar, las casas perdieron su seguridad al ser saqueadas por esas viles criaturas. La campana del campanario imponente y dorada, se hallaba en el suelo con una abolladura en el costado. Las calles habían sufrido graves explosiones de poder y los cuerpos de los súbditos se amontonaban. Lo peor era el castillo, la magnífica fortificación fue reducida a cenizas como si tratasen de borrar cada vestigio de una civilización. Lo habían logrado, los humanos que decían proteger a las mujeres, niños y ancianos huyeron como cobardes dejando a los débiles a merced de los demonios.
"Mi dulce niño, tienes un gran corazón capaz de perdonar a todos. Eres amable, cariñoso y justo. Tu nunca albergarás odio o rencor ¿cierto, Zeref"
Zeref apretó el cuerpo laxo de su hermanito menor, solo tenía cuatro años, sus pequeños pulmones se llenaron de humo y murió de asfixia. Daría todo lo que fuera porque su corazón volviera a latir, abriera sus ojos y le sonriera.
"Zeri"
Aún podía escuchar la vocecita de su hermano llamándole y llorando contra su pecho con tanto miedo. No importó cuánto suplicó por alguien que viniera a salvarlo, que alguien detuviera la masacre. Solo  pudo dejarse caer contra una de las esquinas de la habitación, mientras escuchaba como sus padres y su tía eran asesinados con disfrute de esas criaturas. Él apretó a su hermanito, Natsu,contra su pecho tapando su boca para que no llorara. Sabía que los demonios prendieron fuego al castillo, solo que por algún motivo no se extendió a esa habitación. Tuvo suerte, si es que se podría llamar suerte al ser el único sobreviviente de esa masacre. Sin embargo el humo se quedó atrapado en la habitación, él era más grande y pudo combatir con esa pesada masa de aire en sus pulmones. En cambio, su hermanito tan pequeño, no pudo soportarlo. Lo bebés eran más frágiles que los niños de su edad. Además él tenía la determinación para no dormirse y quedarse despierto para protegerlo. Solo que la matanza se extendió demasiado, cuando salió su hermanito había dejado de respirar. No importa si intentó reanimarlo con sus pequeñas manos o si le dio respiración boca a boca. Nada de eso funcionó, su corazón se detuvo, y sus párpados se cerraron.
_Lo siento mamá. Creo que no seré capaz de ser tu niño amable y de gran corazón_dijo Zeref con lágrimas corriendo por sus mejillas arrodillado en el suelo.
Zeref Dragneel lo supo en ese instante, nunca perdonaría a los demonios y a los humanos. El mundo ardería antes de que alguna vez mostrará compasión ante ellos.
Nadie le haría daño nunca más porque en ese instante su corazón se cerró para todos.

~Caricia de Muerte~ Zeref y Mavis. [COMPLETA]Where stories live. Discover now