|Capítulo 9|

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Bosque Occidental de Magnolia.

El crujir de la madera al ser sacudido por sus tenues golpes realmente lo comenzaba a odiar. Su respiración agitada y la necesidad de líquidos fue lo que detuvo su entrenamiento. Además la capa de sudor no mejoraba su estado de ánimo, sólo lo empeoraba. Sintió la vibración del árbol disconforme por su trato y concentró su energía en él para recomponer su fortaleza. Sintió como este apaciguó su molestia y la actitud amable que adoptaba para su próxima sesión de golpes y patadas.
_Gracias amigo_dijo Mavis mientras acariciaba la superficie café de la madera. Una sonrisa adornó sus labios y  decidió darse un baño al aire libre.
Cada vez que se bañaba en el río recordaba la sensación de estar en Tenroujima y eso le envolvía en una capa de nostalgia.  Extrañaba su hogar, la tierra madre de su pueblo y ahora debía darle justicia a todos los caídos. Aquella tragedia que diezmó por completo a las hadas se debió a la ambición de un grupo de humanos. El gremio Blue Skull fue responsable de tal masacre y los identificó por el símbolo en la ropa de uno de sus integrantes. Su objetivo era robar el orbe sagrado de la isla y lo lograron. Su misión era traer justicia a su pueblo y devolver el orbe a su madre tierra, donde pertenecía. Tal vez había encontrado la razón de su encuentro con los chicos. Participaría en la batalla, ayudaría a Yuri y a los demás para que protegieran ese lugar. Magnolia no sería solo un territorio baldío, víctima de la destrucción y ambición de aquellas personas. Sin embargo necesitaba entrenar y potenciar su magia. Había aprendido a través de libros hechizos y técnicas, fue una autodidacta.  Aún así necesitaba la tutela de un profesor para alcanzar su máximo potencial. Eso no sucedería, y era por ello que comenzó un riguroso entrenamiento hace tres días. Sus habilidades mostraban mejoría pero no eran tan grandes y eso le comenzaba a frustrar. De ella dependía la libertad de la ciudad, ya que sería la principal potencia de fuego. Contaban con ella y no los defraudaría.
De pronto sintió una pesadez en el ambiente y provenía de la misma dirección a la que iba. Sin dudarlo comenzó a correr para encontrarse con un escenario perturbador. Todo a su alrededor estaba muerto, las plantas, los árboles y animales yacían sin vida. Mavis intentaba averiguar cual era la causa hasta que el ruido del agua enfocó su atención dentro del río. Un chico emergió de allí y se quedó maravillada observándole. Sus cabellos tan negros como las alas de un cuervo contrastaba de forma perfecta con su hermosa piel blanca y tersa. Sus sagaces ojos eran tan negros que no se podía delimitar las pupilas y parecían piscinas de alquitrán capaz de absorberte en ellos.
La hada observó toda la piel al descubierto memorizando desde aquel lunar en su hombro hasta la más pequeña cicatriz. Su cuerpo estaba construido de una forma balanceada, ni tan robusto o tan delgado. Era como si se tratase de una escultura que cobró vida ante sus ojos. Hasta que finalmente se dio cuenta de algo, ese chico estaba desnudo frente a ella. ¡Completamente desnudo!
Estaba tan absorta siendo deslumbrada por su belleza que no lo notó. ¡Que vergüenza! Seguramente aquel desconocido pensaría lo atrevida que era por quedarse viéndole de forma tan descarada.
_¡Lo siento mucho!_chilló nerviosamente mientras se cubría su rostro con sus manos y se volteaba en dirección contraria.  Sus mejillas estaban muy calientes, eso solo quería decir que el nivel de sonrojo era muy alto.
No había notado la presencia de aquella inusual chica y eso le hizo fruncir el ceño. Pensó que se hallaba lo bastante lejos de la ciudad pero parecía no ser suficiente. No quería agregar a más inocente a su larga lista de víctimas.
En la memoria de Zeref apareció ese momento en que aquella chica había gritado las mismas palabras y dándose cuenta en el acto de que se trataba de la misma. Las esquinas de sus labios subieron y Zeref se dio cuenta de que estaba sonriendo. Hacía mucho tiempo desde que no sonreía o incluso sentía una ligera sensación de alegría. La preocupación que sentía se fue desvaneciendo al sentir curiosidad por ella.
_No pasa nada_repitió las mismas palabras que su anterior encuentro para ver si le reconocía y aguardó su reacción.
Mavis frunció el ceño al escuchar esas palabras brotar de esos lindos labios, era idéntica a la voz de aquel chico. Aquella persona que le causó una gran impresión en el puerto de Halgueon.
_¡Eres el chico con el que choqué hace una semana!_ni el viaje a través del bosque para llegar a Magnolia, ni el nefasto encuentro con Blues Skull lograron borrar la presencia de aquel chico.
Una sonrisa creció en sus labios nuevamente. Dos sonrisas en un día, eso ya era un récord para él. Además de la ligera punzada de satisfacción que creció en su pecho le alertó que se alegraba del encuentro accidental entre ambos.
Sin embargo poco notó Mavis que con la emoción de haberlo encontrado se había volteado nuevamente en su dirección y su mirada se vio atrapada por su desnudez.
Por algún motivo olvidó respirar y su corazón comenzó a latir desesperadamente en su pecho. ¿Estaba enferma o se debía al intenso entrenamiento al cuál se estaba sometiendo? Una mirada a él y lo supo, esta reacción no era por cuestiones físicas o padecimientos, se debía a él. Al chico con voz melancólica y mirada triste que gritaba por su atención.
_¿Podrías voltearte?_preguntó Zeref al verla mirarlo embobada, como si fuera miel y ella una ingenua abeja que deseaba degustarlo. Esa línea de pensamientos le divertió, algo que tampoco ocurría tan a menudo.
Mavis no quería pensar en su piel mafil descubierta pero el sonido del agua escurriéndose de su cuerpo no la ayudó demasiado. Sus mejillas se volvieron más rosas al ver hacia donde se dirigían sus pensamientos. Había estado sola en una isla por mucho tiempo y después se encontró con tres chicos. No sintió ninguna reacción de su cuerpo con Yuri, Precht o Warrod. Conocía a través de su conocimiento adquirido por los libros sobre la diferente anatomía del hombre. En ese momento no la avergonzó, solo era estudio y realmente no pensó mucho en ello hasta ahora. Sus hormonas estaban vueltas locas por la presencia de ese chico.
_Ya estoy listo_Mavis dio un pequeño salto al escuchar su voz. Era como la seda, suave y hermosa textura acariciando su piel.
Ella realmente no quería parecer una persona sin modales por lo que se volteó a mirarle. Todavía daba indicios de su baño, como lo era su cabello mojado y la tela de su ropa pegándose a su cuerpo como si nunca quisiera soltarlo.
_Tampoco quisiera hacerlo_mierda, lo había dicho en voz alta. Ella desvió la mirada de él, sabía que ahora le miraba con curiosidad.
Zeref enarcó una ceja mientras la veía huir de su atención. Se parecía a una niña pequeña que había sido atrapada en el acto y eso le divertió. Esa chica se estaba convirtiendo rápidamente en una persona de interés para él. Nunca nadie había captado su atención en cuestión de segundos  de esa forma hasta ella.
_¿Venías al río con alguna intención particular?_preguntó Zeref ignorando su último comentario. A Mavis  le embargó una sensación de alivio al sentirse liberada de contestar a una pregunta a la cual sería sometida si aquel chico no hubiera ignorado sus palabras.
_No, ninguna_lo dijo demasiado rápido, Zeref supo que estaba mintiendo pero lo dejó pasar. Quería continuar en presencia de aquella extraña criatura que lo inquietaba.
"De ninguna manera, le voy a decir que vine a darme un baño" pensó Mavis esta vez en su cabeza. No quería que sus pensamientos se desviarán a los primeros minutos de su encuentro.  Seguramente él recordaría la cara de estúpida al verlo desnudo en el río. Eso sería demasiado....bochornoso.
_Solo quería encontrar la fuente de esto_tampoco era una completa mentira y concentró la atención de Mavis en lo realmente importante. Todo a su alrededor estaba muerto.
El semblante de Zeref perdió todo el brillo al escuchar sus palabras. Por unos segundos lo había olvidado. Olvidó que él no se merecía la felicidad ni la compañía de las personas.
_Soy yo_respondió cortante y admirándole con esos ojos tan negros desprovistos de emoción.
La amabilidad y el buen trato desapareció de su postura. Mavis lo observó con sorpresa ya que el bello tinte de las emociones dislumbradas en sus ojos no se hallaban más allí.
_No entiendo_era una persona inteligente, pero en ese instante se encontraba confusa por sus palabras.
_Estoy maldito. El Dios de la Muerte me maldijo a caminar por la tierra sin rumbo asesinando a todo mi alrededor por toda la eternidad_explicó indiferente aunque dentro de él, la ira y el enojo hervían a altas temperaturas.
La expresión de horror en su rostro y la pequeña exhalación que abandonó sus labios le indicaron su aberración a él. No le culpaba, todos se iban de su lado cuando lo escuchaban.  Además los rumores y supersticiones que se oían sobre Zeref Dragneel no eran gloriosas aventuras de héroes sino cuentos de terror para niños traviesos antes de ir a sus camas.  
_¡Eso es muy cruel! ¡Debe disculparse contigo!_declaró Mavis enojada y la expresión de asombro en Zeref no pasó desapercibida para ella.
_¿Qué sucede? ¿Por qué me miras fijamente?_ella evitó el contacto visual. Ese chico tenía una mirada muy intensa y su cuerpo reaccionaba ante él. Nunca antes había ocurrido, sólo con él. Yuri seguramente se burlaría de ella diciendo alguna de sus estupideces si viera su sonrojo. Lo único que hacía en su presencia era sonrojarse y ¡ni siquiera sabía su nombre! Debía remediar eso en esos instantes.
_Hemos estado hablando pero ni siquiera sé tu nombre_dijo Mavis viendo esos orbes azabaches que parecían tragarla entera.  
_Zeref. Mi nombre es Zeref Dragneel_se presentó aún sin salir de su sorpresa al ver como Mavis lo defendía con tal vehemencia.
_Soy Mavis Vermillion, un gusto en conocerte_y le regaló una hermosa sonrisa que paralizó su corazón.

~Caricia de Muerte~ Zeref y Mavis. [COMPLETA]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora